MUJERES
Cuando una mujer habla de su intimidad, de su concepción del
sexo y de los límites de sus deseos, lo mejor que podemos hacer los
hombres es escuchar y aprender. A lo mejor no estamos de acuerdo
con ella, pero ese seguiría siendo nuestro problema. Uno más.
Lo digo porque acabo de quedarme boquiabierto leyendo la nueva
novela de Lola Beccaria. No
es que me haya sorprendido por lo explícito de sus descripciones
sexuales, ni que me escandalice el erotismo que salpica sus
páginas.
De esas lides soy tan aficionado, tan devoto, que lo mucho
siempre me parece poco.
Pero es que en "Mientras no digas te quiero", la novela, Lola ha
puesto ante mis ojos las emociones generalmente ocultas o
disimuladas de seis mujeres que se desnudan en un strip-tease tan
real, tan hirientemente real, que ha habido momentos en que me he
parado a pensar si a lo largo de mi vida he sido un buen amante o
un necio. Y lo más probable es que unas mujeres hayan valorado bien
mi capacidad de comprender y otras hayan visualizado mi estupidez.
En fin…
Sea como fuere, lo que quiero decir a los lectores, y sobre todo
a las lectoras, es que "Mientras no digas te quiero" es una novela
a poner en la mesilla de noche y rezarle unas páginas antes de
dormir. A ratos con una sola mano, otras con la piel hecha
erizo.
Las mujeres comprenderán lo que quiero decir; los hombres, lo
que quiere decirnos Lola con su novela.
Y todos, hombres y mujeres, sabremos un poco más de pasiones
femeninas, deseos recónditos, insatisfacciones frecuentes y
búsquedas desesperadas, en un aquelarre en que ellas nos pueden
llegar a parecen brujas porque, en eso de entenderlas, los hombres
no damos la talla.
No. Tú tampoco, Pepe (o como te llames). Harías bien en leer
esta novela, créeme.
Lola
Beccaria y Antonio Gómez Rufo
Texto y foto de Antonio Gómez
Rufo