"WALKING
DEADS"
Álvaro Bermejo
Cumbre europea y catástrofe humanitaria dibujan una maravillosa
pareja de baile. Quienes calzan los zapatos de la primera pisan
moqueta y llevan muy bien el compás -palabras cargadas de
corrección política y altruismo sin límites-, lo suyo es un
perpetuo Vals de las Mariposas. Los otros se limitan a morir
ahogados, como los 700 africanos siniestrados en las costas de
Libia, como los miles de mártires de Darfur, de los que ya nadie se
acuerda. Sea por tierra o por mar, su leit motiv es una
perpetua Danza de la Muerte.
La dinámica es tan hipócrita como bipolar. Si tocan tiempos de
bonanza endurecemos las directivas contra la inmigración
clandestina, restringimos el derecho de asilo, agilizamos
la expulsión de los sin papeles. Todo ello, naturalmente, por
estrictas razones humanitarias. Si atravesamos una crisis, nos
olvidamos de nuestros ditirambos a la Primavera Árabe y ya tratamos
directamente a los inmigrantes como una subespecie humana.
Ahora bien, si de pronto nuestras pantallas se incendian con una
hecatombe como las que vienen encadenándose en el Mediterráneo,
entonces la Fortaleza Europa clama al cielo, nos prometemos una
nueva estrategia que supere la división en políticas migratorias,
somos los primeros en rasgarnos las vestiduras y tender la
mano.
Lástima que esa mano nunca alcance a los que, huyendo de la
guerra, del horror, de la miseria, un día se lanzaron al mar y hoy
llenan los cementerios del sur de Italia de tumbas sin nombre. Son
demasiados los muertos, no son menos los
supervivientes. En lo que llevamos de año la
llegada de inmigrantes irregulares a Europa se ha triplicado: ya
son más de 50.000. Frontex vaticina cifras sin precedentes
para este verano. Mal asunto: estaremos tostándonos al sol de
Benidorm y, de pronto, puede aparecer ante nosotros, surgido del
mar, todo un ejército de walking deads. Muertos vivientes, muertos
de hambre, basura negra, chapapote humano.
El pavor de los Estados es el mismo que estremece a los
individuos y sus rectas conciencias. ¿Cómo gestiona usted el
drama de la inmigración ilegal? ¿Estaría dispuesto a albergar en su
casa a una familia nigeriana o se limita a contribuir con la hucha
del Domund?
Europa se encuentra en idéntica tesitura. Una vez acallada la
alarma social la Cumbre de Bruselas se ha limitado a apostar por el
refuerzo de Frontex. Y Frontex no es una agencia de salvamento,
sino un arma de autodefensa que vela por la seguridad de nuestros
fondos de pensiones. Todo lo demás es cinismo de burdel. O de
telediario.
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