Berenguela

Opinión:

Tanto en el prólogo de esta novela como en los apuntes históricos del comienzo de la misma nos adentramos en la infancia de Alfonso VIII de Castilla, aquellos primeros años en los que reinó siendo niño y fue heredando la personalidad de unos y de otros, un carácter que más tarde le valió para conocer sus debilidades. También valen estas páginas para tener una idea general de los diferentes reinos de la península ibérica así como de los europeos. Como el de Inglaterra, con quien se estrecharon lazos a través del matrimonio de Alfonso VIII de Castilla con la princesa Leonor Plantagenet; o con Francia, en su lucha contra los intereses alemanes.

Berenguela es, desde su infancia, la moneda de cambio en uso cada vez que su padre pretendía realizar cualquier tipo de alianza; teniendo que soportar como Alemania la despreciaba cuando nació el heredero de Alfonso VIII y vieron que no iban a optar al trono de Castilla; o cuando pactó con Alfonso IX de León tras la batalla de Alarcos. Siempre en el centro, y como le sucedió a su padre, aprendiendo de los demás y perfeccionando unas grandes dotes para urdir una estrategia que le llevó a ser más que respetada por sus adversarios.

Alfonso IX de León, quien ya tenía hijos de su enlace con Teresa de Portugal, un matrimonio que había sido anulado por el Papa, ve como la historia se repite cuando contrae matrimonio con Berenguela, esta vez con un aviso de excomunión de por medio. Las disputas de sus hijos por los derechos de sucesión con Berenguela forman parte de este relato y, una vez más, de sus dotes para manejarse en situaciones muy diversas; por lo que la lectura resulta de los más entretenida, saltando de un conflicto a otro y observando con interés la forma en que son resueltos.

Por el camino vamos recorriendo la labor política que realizó Berenguela teniendo que intervenir en luchas internas, como el enfrentamiento de los Lara que desembocó en una guerra civil, o la regencia de su hermano Enrique tras la muerte del infante Fernando de León y del rey Alfonso VIII; una serie de enredos monárquicos que ponen a Castilla, León y Portugal en el punto de mira.

Como podéis apreciar por mis palabras, para entender a Berenguela es preciso conocer a diversos actores de este periodo histórico y no solo verla desde dentro, pues su vida parece estar escrita desde lejos, por aquellos que no supieron ver el potencial de una mujer de fuerte devoción religiosa, siempre volcada en ayudar a todo el que lo precisaba y que consiguió, además de dirigir los pasos de su hijo Fernando de Castilla desde el monasterio de Las Huelgas, en Burgos, unificar los reinos de Castilla y León para que nunca volviesen a separarse.

Es de agradecer el trabajo de documentación histórica que ha necesitado el autor para hilar la complicada situación de los reinos de España durante la Edad Media a través de sus personajes. El único pero que le pongo a este relato es un gazapo que, no obstante, también ayuda a conocer algo de historia y que no enturbia el contenido de esta novela. Cuenta que, a la muerte del infante Fernando en el año 1212, heredero de Alfonso VIII, se podía ver a mucha gente apenada por distintos rincones de Madrid, entre las que nombra "La Latina"; y ahí es donde mi curiosidad me ha llevado a pensar que algo no me cuadraba, pues el nombre de este distrito madrileño en el que nací se debe a Beatriz Galindo, profesora de latín de la reina Isabel I de Castilla allá por el año 1500.

José Ángel Mañas, pone el punto final a su particular trilogía dedicada a la Reconquista, y por la que han pasado "¡Pelayo!" y "¡Fernán González!", con un personaje sorprendente y con mucha fuerza, "Berenguela"; una biografía novelada con la que logra que se entiendan, de una manera amena y sencilla, los puntos claves de nuestra historia.

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