Azumi

Opinión:

"Azumi", como ya he comentado en el argumento, es en sí un viaje singular a través del tiempo, de un tiempo que no ha logrado medirse, porque a lo largo de la novela nunca sabremos si todo pasó a lo largo de meses, años o centenares de décadas… hay mucho misterio a lo largo de estas páginas, sobre todo mucha imaginación y creatividad para recrear escenarios que no existen aún y darle a toda la historia un ritmo muy visual, aunque algunas veces confuso…

Este es un libro para leer atentos y sin distracciones, porque a la mínima hay un movimiento diferente… un personaje nuevo, un cambio de estado o emociones diversas que se aglomeran y desean salir a superficie.

Es que esta novela tiene un ritmo variable, a veces lento cuando expresa sus dudas y emociones y, a veces, vertiginoso cuando quiere avanzar con la trama, los años o sus ideas.

Sin embargo, este también es un viaje interior, desde y hacia las emociones, así como también un periplo hacia la búsqueda de una verdad y de reencontrarse con su pasado, en esto se le van los días, con sus inquietudes y sus dudas sobre qué ha sucedido hasta llegar a ese punto donde su cuerpo está suspendido y su espíritu recorre, avanza y busca respuestas.

Los escenarios cambian, a veces nos dejan vislumbrar el pasado y así "rellenamos" un poco los huecos de la trama, sobre todo al final, que aparece una segunda voz que nos entrega la versión del "otro lado" y le da un mayor sentido a la novela, a la que al principio cuesta encontrarle el pulso, pero luego rueda delante de nuestros ojos a velocidad de la luz.

Y esto es uno de los temas que te dejan con un gustillo agradable, a pesar de estos acelerones de ritmo, el contexto mental es muy interesante, es una novela que podríamos encuadrar entre filosofía y ciencia ficción, porque hay mucho discurso interno (e intenso), pero a su vez, también mucho elucubrar sobre un futuro que ni vislumbramos… máquinas que nos permiten mantener nuestro cuerpos conservados hasta que nos reparen lo que está roto y toda su parafernalia alrededor: personal médico, cuidadores, ajustes variados, todo aquello que aún ni tiene señas de existir todavía.

En la novela se vislumbra un futuro muy muy lejano, pero que parece que no ha pasado aún tanto tiempo… todo son suposiciones y nada es lo que parece.

Personajes que aparecen y desaparecen en un chasquido, emociones a tope todo el tiempo, con ese deje a misterio que torna la novela en algo un poco oscuro, pero luminoso a la vez, porque nos da un respiro también el pensar que, teniendo recursos económicos, ¡todo es posible!… me ha recordado a una película que vi hace mucho, que los ricos podían con todo, incluso con la inminente muerte.

Eso sí, un punto que ralentizó mi lectura fue el uso de fórmulas verbales un poco en desuso o que provocaban una cacofonía interior bastante inusual, pero seguramente ha sido solo la falta de costumbre… aun así, es una novela que se disfruta mucho, pero hay que estar atentos todo el tiempo, que a la mínima te pierdes y debes retroceder un poco para descubrir qué es lo que te has perdido.

En otro orden de cosas, el libro tiene una edición muy minimalista, está divido en cuatro capítulos, casi como cuatro estaciones, cuyas portadas tienen imágenes bucólicas y muy zen, propias de la cultura japonesa…

La verdad es que se lee muy bien, tiene un ritmo quizás poco uniforme, pero si te metes de lleno en lo que te están contando, ¡es un paseo muy interesante!

Carol Inabé Barba