Auto de los condenados (2001)

Opinión:

Caos y desolación. El autor nos va desvelando el ocaso de una familia, con acceso a los diferentes puntos de vista de varios de sus miembros. No es plenamente un uso del monólogo interior, ni se trata de puro perspectivismo, porque no se narran los mismos hechos. En verdad, ninguno de los personajes al que se le otorga la palabra tiene conciencia de que esos días o momentos que narran en primera persona rodean a un acto, la salida de Portugal de la familia protagonista, lleno de significación. Todos lo cuentan desde un hipotético presente, y al igual que si alguien les hubiera encargado esta tarea de contar retrospectivamente (incluso así se insinúa en alguna ocasión): como si fueran confesiones ante un juez. Ninguno alcanza a sentirse culpable o siquiera comprender el sentido de lo sucedido en aquel momento.

No parece casual que muchos miembros de la familia ni posean nombre propio (son "la madre", "el padre", "la mongoloide"). Nos arrastran tanto el retrato de personajes (débiles o crueles, ruines o patéticos ) como la fuerza del lenguaje. En estas narraciones en primera persona se entremezclan tiempos diferentes, aquellos años, y el presente desde donde son recordados. A la vez, a ello se unen impresiones subjetivas de los entornos, objetos, naturaleza, personajes, situaciones, que se expresan con imágenes acordes con los estados de ánimo de cada narrador. Ello origina descripciones abigarradas o narraciones a distintos niveles, con diversas cosas sucediendo a la vez, contrastando o reforzando.

Esto da paso al absurdo, a cierto humor, particularmente en la parte contada desde Nuno; si bien muy descarnado, al ser el comienzo aparenta un tono que bien pudiera desorientar, ya que luego derivará, en progresión descendente, a visiones más sórdidas. Cada personaje busca su voz personal, y contrasta al lector con las opiniones vertidas sobre él por otro personaje (así sucede, por ejemplo, con Francisco, cuyo tono se pliega al patetismo de su situación y psicología, aunque nos ayuda a abordar su peculiar visión de las cosas, a pesar de haber sido "despreciado" anteriormente por Nuno). En todos se expone una asunción de la realidad de estirpe poética, si bien estaríamos en una poesía acorde con esa decadencia de unos terratenientes asustados con la llegada de la democracia. Incesto, violencia, locura, afán monetario, conformismo miserable. Temas duros, y expresión exigente. Un autor que promete. Un autor al que habrá que seguir leyendo.

Fernando Hugo