Un regalo imprescindible
Desde que era niña recuerdo haber tenido regalos navideños
relacionados con juguetes, pero también en aquella época infantil una
de mis hermanas me regaló varios libros de una tal Enid Blyton.
Coincidían con lo que a una cría de mi edad podía interesar:
jovencitas estudiantes en un internado, sus travesuras, sus
problemas, sus nuevos intereses… Y jamás abandoné la lectura. Antes
de eso yo ya leía y escribía, pero el hecho de que en mis regalos
navideños entraran los libros era algo novedoso, y me gustó.
Con el tiempo -todos lo sabéis- yo he seguido leyendo y mucho, y
he continuado recibiendo libros como regalos de navidades o
cumpleaños, pero también me he preocupado en ser yo misma quien
regalaba libros a mis sobrinas, sobrinos e hijos. La razón es la
misma, quiero que se enamoren de la lectura.
Elegir la lectura apropiada a veces no es fácil,
hay niños vagos para leer, tenemos que saber qué podría
interesarles. Es por eso que para convencer a los críos de lo bueno
que es la lectura lo principal es contarle que aprendiendo a leer y
devorando libros vivirán aventuras excitantes, pulpos gigantes,
historias de caníbales, de amor, de princesas, de gnomos, de
volcanes en erupción, de pandillas divertidas… y conforme crecen
vas buscándole otro tipo de novelas, éstas más largas y con cierto
contenido educativo -o quizás de avertencia-. Tales novelas, ya
para adolescentes, son las que suelen escribir autores como Alfredo Gómez
Cerdá, Jordi Sierra i Fabra, Jorge Gómez
Soto, Eloy
M. Cebrián, etc… (autores estos que o bien yo misma he leído o
bien he regalado a mis sobrinas). ¿Acaso nadie se acuerda de Fray
Perico y su borrico de Juan Muñoz Martín?
Porque no todo es Harry Potter (J. K. Rowling) y Artemis Fowl (Eoin
Colfer), en España también tenemos autores imprescindibles para
nuestros familiares más pequeños, y aunque ellos quizás el libro lo
aparquen en un principio en un estante, llegará el día en que les
llamará la atención eso que les dijiste de "en este libro un niño
muy valiente debe cruzar un puente y no puede caerse, porque abajo
hay cocodrilos, pero cuando logre pasar el puente vivirá una
experiencia inolvidable. Si quieres descubrirlo tienes que leerte
el libro, si te lo cuento no tiene gracia". Los niños lo imaginan
con su visión de espectador -pues son grandes devoradores de
televisión- y finalmente desean vivir esa aventura y descubrir qué
pasa después. El día menos pensado el libro se rescata del estante
y el niño comienza a leer. Y si hay suerte con la elección, te
pedirán más.
Mi hijo lee libros infantiles de su edad -reconozco que algunos le
cuestan porque tienen mucha letra, pero los lee-, cómics, el
suplemento infantil del periódico, cuentos, revistas infantiles,
incluso el Muy Interesante para niños, y libros que le traigo de la
Biblioteca además de los que le compramos (muchos no son novelitas
ni cuentos, sino enciclopedias de animales, que es lo que le
gusta), y los lee y los relee, incluso los lleva al colegio para
enseñarlos con el permiso de su profesora. Hasta he conseguido que
empiece a hacer sus propias fichas (mi hijo tiene 7 años). Muchas
noches, para convencerle de que ya se tiene que ir a dormir, le
permito que lea algo, y resulta. Poco a poco le engancho a la
lectura. Y ése es un premio, tanto para él como para mí como
madre.
Hay libros que son ya míticos entre los adolescentes (al margen de
la saga Potter o Fowl) como los de los americanos J. D. Salinger y
su "El guardián entre el centeno" o "Rebeldes" de Susan E.
Hinton, y lo que más llama la atención de los adolescentes
es que lo haya escrito una jovencita de dieciséis años (incluso
suelen olvidarse de que ya no tiene esa edad). También están los
libros como "Ami, el niño de las estrellas" (Enrique
Barrios) o el ya famoso "El principito" (Antoine
de Saint-Exupéry), libro que se lee a cualquier edad.
No nos olvidemos de Michael Ende y su "Historia interminable"
o "Momo" que es más sencillo de leer aunque necesita cierta
comprensión para entender lo que Ende quiere contar, o de las
historias infantiles de Roald Dahl. Los niños no son tontos, además
de imaginación tienen neuronas, sólo hay que saber cómo conseguir
hacerles tener interés por algo. ¿Le gustan los tiburones? Vete a
la Biblioteca y busca un libro donde salgan tiburones. ¿Que le
gustan las hadas? Pues lo mismo. Que ellos comiencen a interesarse
por la lectura es en parte habilidad nuestra, no a todos les nace
leer, hay que buscar sus puntos flacos, sus prioridades, si les
gusta reir, si prefieren que tengan dibujos, si leen rápido o
lento, si tienen interés en algún tema en especial.
No perdais la oportunidad de regalar estas Navidades libros a
todos los niños de vuestra familia. A mi hija de 19 meses le
fascina abrir sus libritos de bebé y señalar con el dedo para
averiguar cómo se llama cada dibujo. Y así espero que siga, porque
con el tiempo, también llenaré su estantería de libros, aunque en
vez de tiburones y brujas tenga que comprarle cuentos de
hadas y princesas.
En cualquier caso como petición navideña, me gustaría sugeriros
que buscáiseis libros de autores españoles, que hay muchos y muy
buenos.
Una última nota: a mi hijo le encanta el terror, y una de las
promesas que le he hecho es que cuando sea mayor le dejaré mi
colección de libros de terror. Quizás entonces no tenga el mismo
interés, pero no importará, para entonces ya habrá hecho un largo
recorrido a través de la lectura.
Felices fiestas y felices libros.
Comentario de los lectores:
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