Anoxia

Opinión:

A través de las enseñanzas de Clemente Artés, este anciano apasionado por coleccionar y promocionar fotografías de finados, Dolores conoce y experimenta el tiempo lento del daguerrotipo, y aprende paulatinamente -en un proceso que la cambiará y de alguna forma rescatará de su momento presente- que las imágenes son una forma importante de recordar a quienes hemos perdido. Pero también descubre que algunas fotografías pueden ocultar secretos oscuros que no deben ser revelados y que hay muertos que no descansan en paz y siguen afectando a los vivos, y ahí es donde se encuentra la trama detonante de esta obra que toma materiales originales para crear una novela única.

La premisa inicial, ya lo han visto, es interesante y curiosa. La novela está escrita en una prosa ágil, dinámica. Esta narrativa de mirada gótica hace un recorrido interesante por la huella que las personas desaparecidas dejan en nosotros, y enjuicia el valor de la realidad y la memoria. A lo largo de las páginas se hace una indagación curiosa sobre la muerte y la influencia de las personas especiales sobre los demás. También puede entenderse como un homenaje a la primera fotografía y lo analógico. Las descripciones de los viejos usos fotográficos y de revelado son algunos de los pasajes más interesantes de "Anoxia". Conviene recordar además que Miguel Ángel Hernández (1977) es profesor de Historia del Arte en la Universidad de Murcia, con lo que tenemos asegurada esa sensibilidad y conocimiento para mostrar el arte fotográfico con veneración. "El dolor de los demás" (2018) era su referencia novelística anterior en Anagrama, en la que ya se exploraba el dolor y el olvido, aunque a partir de una premisa de inicio bien distinta.

Si interesante es la indagación de esa técnica de la fotografía de muertos, no lo es menos la evolución del dolor de la protagonista por su viudedad. Resulta que en el momento en el que arranca la novela el mundo alrededor de Dolores -nombre propio de carga simbólica- se está desmoronando. Dolores trata de encontrar consuelo en la fotografía, y en la exploración entre filosófica y artística de las dimensiones de la existencia y la muerte. La novela debe ser elogiada por su capacidad para unir la trama con el arte y llevarnos a reflexionar sobre la importancia de valorar la vida desde la contemplación de la muerte. También por la forma en la que muestra el tabú occidental en torno a una muerte que hacemos todo lo posible por apartar de nuestra vista.

"Anoxia" transcurre en un tiempo igualmente detenido, de prosa en calma. Todo llega sin descuido, bien presentado, con una cadencia bien elegida. Tenemos que llegar al interior de todo, pero no hay prisa por hacer el camino.

Rafael Ruiz Pleguezuelos