anecdotas de enfermeras
Título: anecdotas de enfermeras
Título Original: (anécdotas de enfermeras, 2006)
Autor: Elisabeth G. Iborra
Editorial:
Styria
Copyright: © 2006, Elisabeth G. Iborra
© 2006, Styria de Ediciones y Publicaciones
ISBN: 978-84-96626-67-6
Etiquetas:
Argumento:
La periodista
Elisabeth G. Iborra estuvo recogiendo
todo tipo de testimonios y anécdotas entre enfermeras y enfermeros de varios centros
españoles (aunque la gran mayoría catalanes) donde parecía confirmarse que la “realidad
parece ficción”, y es que algunas de las cosas en las que se insisten que son leyendas
urbanas… no lo son…
Este libro pertenece a una serie publicada por la editorial Styria entre los que
también se encuentran "Anécdotas de Azafatas",
"Anécdotas de Secretarias"
o "De 8 a 3: anécdotas de funcionarios",
con tal éxito que han sido editados todos en el 2.008.
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Opinión:
Sorprendente lo que llegan a meterse algunas personas por sitios insospechados,
curiosas las formas de renombrar las medicinas cuando el paciente no tiene buena
memoria, tristes algunas -las menos, porque este libro está hecho para sacar sonrisas-
historias personales y sobre todo divertidísimos algunos de los testimonios.
Está claro que se trata de tomarse con humor las horas y horas que las enfermeras
pasan de aquí para allá, escuchando quejidos, con dolor de espalda y pies, agotadas,
etc… pero lo cierto es que todas coinciden en los mismo: o eres enfermera de vocación
o no sirves para ese trabajo.
Ellas, que se saben enfermeras de vocación, comentan también las actitudes de otras
compañeras que son -porque las hay- las que dan mala fama a este sector.
Pero vaya, este libro está destinado a la risa y la sonrisa, y es tremendamente
ameno porque en ningún momento se hace pesado, aunque por lógica peca de repetitivo.
Quizás ese sea un fallo, que por otro lado sirve también como reafirmación de que
lo que se está contando no le ha pasado sólo a una o un enfermero.
Anécdotas de enfermeras
gustará a todo el mundo, no sólo al colectivo.
Nota final: Se me ocurrió comenzar el libro mientras cenaba y… no aconsejo hacerlo
mientras se está comiendo porque se describe (al menos por donde llegué yo) la falta
de higiene de cierto gitano que casi me hace apartar la cena. Evidentemente cerré
el libro para leerlo más tarde sin bocata entre manos. Mucho mejor, qué narices.
Anika Lillo
Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com
Comentario de los lectores:
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