Albatros

Opinión:

"Dicen que es grande, gigante. / Dicen que es inmenso. / Yo he oído que con su envergadura envolvería a cinco de los nuestros. / Yo que una ráfaga procedente de sus alas tumbaría un barco. / Cuentan que se puede volar agarrado a sus patas. / Y un viajero me dijo que mirarlo a los ojos es ver la libertad. / ¿Cómo dices que lo llaman allí, en la tierra en la que todo es posible? / No lo llaman. No responde. Su nombre solo lo conoce la mañana".

Con estos versos se abre "Albatros", un magnífico poemario que ya desde este inicio hace patente su huella con el animal del famoso poema de Charles Baudelaire, en el que el ave simbolizaba la ascensión del poeta en busca de una trascendencia por medio de la inspiración. En el caso de Nuria Ortega, sin embargo, el albatros no simboliza tanto la imagen mesiánica del poeta, tan de raigambre modernista, sino más bien un deseo de trascender el presente y de conectarse con la naturaleza, un deseo casi panteísta que puede conectarse con una amplísima tradición literaria, desde Whitman hasta Juan Ramón Jiménez.

Cada uno de los poemas que forman el libro, tales como "Hay una raíz" o "La lengua del gato", revela un ejercicio tanto literario como ético en busca de esa trascendencia con la que se alcanzará la conexión con la naturaleza. Se trata de una búsqueda incesante que no termina ni siquiera con la muerte, pues en el poema "Si muero hoy" leemos, por ejemplo: "Si muero hoy, llevadle mi cuerpo a mi madre. / Cubridlo con flores, tiradlo al mar. / Abrid luego mis cajones. / Allí encontraréis que no me he ido. / Las historias permanecen". Otros poemas, como "Aurora boreales", parecen apuntar a la poesía como la herramienta que nos acerca a esa transgresión, una interpretación muy cercana a la que ofrecía Heidegger en su epistemología. La obra, dividida en dos partes ("El viaje" y "El encuentro"), incluye magníficas imágenes poéticas que nos acercan a los paisajes fríos y limpios de Islandia, cuyas playas recorremos en algunos versos.

Mención aparte requieren las composiciones de verso largo, como "Sol líquido y barcos voladores", "El ojo del huracán" y "Titular: 'Por qué explotan las ballenas cuando mueren en la orilla'", que, sin llegar a ser poemas narrativos o demasiado extensos, nos invitan a la reflexión a partir de la acumulación de imágenes y sensaciones de ese mundo marino y celeste, en el que encontramos tanto ballenas como albatros, e incluso huracanes y barcos voladores. Así, "Albatros" se erige en algo más que poesía: es una auténtica experiencia literaria, de confesión personal, en la que el yo poético nos hace partícipes de su encuentro con un mundo que termina suponiendo un auténtico reto, un desafío para emprender la búsqueda de la propia felicidad. No en vano, la obra ha sido galardonada con el VI Premio ESPASAesPOESÍA, por un jurado formado por Luis Alberto de Cuenca, David Galán "Redry", Alejandro Palomas, Ana Porto y Viviana Paletta.

Darío Luque