Aguagim
Título: Aguagim
Título Original: (Aiguagim, 2024)
Autor: Marina Sáez
Editorial:
Garbuix Books
Copyright:
© 2024 Marina Sáez
© 2024 Garbuix Books, S. L.
Traducción: Montserrat TerronesIlustraciones: Color
Edición: 1ª Edición: Junio 2024
ISBN: 9788419393272
Tapa: Dura
Etiquetas: amistad humor comic cómic costumbrista crítica social muerte mujeres literatura española novela gráfica reflexiones tercera edad emociones vejez libertad optimismo novela social compañeros
Nº de páginas: 128
Argumento:
"Aguagim" es el testimonio de las voces silenciadas de un grupo de mujeres que se reúne a diario en el particular espacio de emancipación en el que se convierte el vestuario de la piscina municipal de la calle Perill de Barcelona.
Viejas, jóvenes, madres, hijas, esposas, viudas, solteras, lesbianas, retrasadas, reprimidas, liberadas, esclavas: mujeres de un tiempo y una voz que narran la historia de una generación que desaparece.
Opinión:
"Aguagim" es uno de esos cómics que desde que lo hojeas por primera vez en la librería sabes que te va a gustar. Aunque no profundices más en él ni lo investigues en Internet ni leas la sinopsis de la contra. Es un cómic que te llama porque es todo color y trazo aparentemente infantil y natural (pintado a mano), pero coherente y atrapante. Y eso no es fácil. Nada fácil.
Un cómic que no tiene una trama propiamente dicha, sino que es más bien un conjunto de observaciones de la autora, de 36 años, sobre un grupo real de mujeres mayores que acuden a la piscina municipal, sobre las instalaciones y sobre la variada fauna que cohabita en ellas.
Una piscina a la que acudirá por prescripción facultativa y en donde conocerá y se integrará de maravilla con personas que son como ella pero mayores y se dará cuenta de que la edad ni da sabiduría ni experiencia; que puedes seguir desconociendo las mismas cosas y dudando como cuando tenías 30.
«Y cómo las personas que ya acumulan casi tanta sabiduría como las piedras desaparecen sin dejar rastro, y de todo a nada, han hecho la brecha un poco más grande».
Marina Saéz nos describirá en las primeras páginas a sus compañeras y sus características (Clotilde (86), que tiene la polio y el agua le da la vida; Alfonsita (99), que empezó a ir cuando su marido falleció; Brigit (82), se apuntó cuando acabó su carrera de tenista aficionada; Charo (67), antifa, anticapi y antinietos; Conchi (74), que va para estar guapa y lleva zapatos de tacón con chándal…) y al personal, chucho incluido, que gestiona la piscina.
A lo largo del cómic todas van a coincidir en la libertad que tienen ahora (y eso que no es Madrid) ya sea por haber enviudado, por estar solteras, por lo que han avanzado los tiempos o porque les sale del toto, y vamos a ver abuelas con tatus, vestuarios a base de batas de boatiné, yayas con el láser del potorro hecho, recetas de carrilleras, clases de hombres del peligro, quejas, achaques, y en general, una buena «sanfaina de cotilleos».
Sin embargo, una sombra sobrevuela de vez en cuando esta peculiar historia sin trama: la muerte. La autora confiesa el miedo que le da la muerte y, sobre todo, envejecer:
«Cuando las yayas están tristes pienso que finalmente no hay escapatoria a la soledad y que todo es una puta mierda. La Lucía se ha caído y ha venido con un ojo a la virulé. Llora. Supongo que por la dureza de palpar la vulnerabilidad de primera mano. Yo lloro con ella porque me tiene que venir la regla. Y porque no me quiero hacer vieja y caerme en la calle e ir a la piscina con un ojo a la virulé y que una joven vigorosa llore conmigo».
No quiero acabar sin resaltar que este cómic también tiene algo de denuncia. Las personas mayores son personas que han crecido y cuyos cuerpos muestran esa edad al exterior. Pero la edad es un estado mental y a una persona de ochenta años le puede apasionar ir al cine, pintar o hacer senderismo de igual manera que lo hacía cuando tenía veinte o treinta o cuarenta. Son muchos los espacios, tanto públicos como privados, que la sociedad dedica a la juventud y adultez, pero se pueden contar con los dedos de una mano (y obviando los centros de día o residencias) los que están pensados en la tercera edad. Injusto.
De cualquier manera, el tono que predomina en este poderoso y alegre cómic lleno de colorinchis es el de un vitalismo y optimismo enormes, que te insuflan una ganas locas de hacer cosas nuevas, de vivir la vida que son dos días y de no arrepentirte de hacer lo que quieras aunque acabes fracasando. Porque la vida es eso, hacer cosas hasta que no puedes hacerlas y este cómic tienes que leerlo.
Diego Palacios
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Comentario de los lectores:
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