el bufete

Opinión:

Borja Martínez-Echevarría  ha trabajado como periodista y es licenciado en Derecho, dos componentes imprescindibles para comprender la precisión con la que ha llevado la ficción que plasma El bufete, ya que combina información de ambas profesiones que permiten que la trama sea creíble sin caer en tecnicismos que podrían ralentizar la lectura.
 
Escrita con estilo conciso y con ritmo, El bufete  se adentra en el mundo de los bufetes de abogados, en especial en aquellos que trabajan los temas mercantiles y financieros, y en los tejemanejes que subyacen en el mundo de las empresas, las absorciones y las opas. Y lo hace de la mano de dos personajes. Por un lado tenemos a Berta, la periodista del Financiero que lucha por sacar a la luz las sombras de los bufetes que no son del todo claros, y por otro lado tenemos a Alberto, el abogado recién llegado a Kline & Burbridge, con aspiraciones de comerse el mundo, que deberá descubrir cuáles son los límites del triunfo. Porque a la hora de triunfar, hay muchas maneras de hacerlo, pero no todas correctas. ¿Podrá diferenciar cuál es el camino? ¿Y sus compañeros de bufete, podrán hacerlo?
 
Ganadora del III Premio Abogados de Novela, El bufete  muestra las trampas de la ley e incluso la manera en que algunos pueden caminar sobre la fina línea que separa lo legal de lo ilegal creyéndose impunes. Precisamente en ese punto es donde la figura de Berta y del periodismo de investigación en general coge importancia en la novela, y en la vida real. Cuando de puertas hacia dentro una empresa decide llegar al límite de lo establecido o cruzar la línea, nadie se enteraría si no hubiera alguien al otro lado dispuesto a observar, a sospechar y a investigar. Y ese es el papel de Berta, tenaz, arrogante e incapaz de aceptar un no por respuesta cuando se trata de conseguir una exclusiva.
 
El tándem de estos personajes está acompañado por unos secundarios con profundidad e interés tanto en la trama como por ser representativos del comportamiento humano. Tenemos al abogado celoso de los logros de Alberto que intenta dejarlo en ridículo de forma casi infantil – porque los seres humanos a veces nos convertimos en niños cuando llega el momento de defender lo que creemos nuestro –; también tenemos a los jefes del bufete o al gran abogado al que Alberto admira por encima de todos, Nicolás Verde, en cuyo papel podemos ver una de las posibles evoluciones de un estudiante de derecho que quería salvar el mundo y que acaba fascinado por el mundo financiero y sus grandes oportunidades salariales.
 
En el mundo de Berta también hay un secundario importante, Andrés Roca, el director del periódico. Su personaje, aunque muy secundario, destila una presencia y una importancia en el terreno periodístico que consigue transmitir esa idea que, aquellos ajenos a la profesión, imaginamos como periodista ideal.
 
En definitiva, un elenco de personajes principales y secundarios muy bien trazados, con matices muy reales que los hacen creíbles y que, de la mano del autor, son sometidos a una situación límite que, por desgracia, a pesar de ser ficción es bastante creíble como parte de la realidad. 
 
Borja Martínez-Echevarría ha conseguido con El bufete  mostrar no sólo los entresijos de la profesión de la abogacía y el periodismo, sino también los valores y los dilemas ante los que se pueden encontrar para llevar a cabo su trabajo. Una obra amena y muy real que permite contemplar un poquito más de dos profesiones que, a veces, idealizamos o desconocemos.

Inés Macpherson