por amor a la física

Opinión:

Recomendar un libro que habla de Física no es casi nunca una cuestión sencilla, sobre todo si aquel al que va dirigida la recomendación no es precisamente un forofo de esta disciplina científica. Sin embargo, en el caso del libro que nos ocupa aquí no debería ser en absoluto complicado. Basta con que el lector recuerde a aquel profesor (del colegio, el instituto o la universidad) que consiguió transmitirle su pasión por lo que hacía, hasta el punto de despertar en nosotros un interés que hubiéramos jurado que no teníamos. Ahora multiplique esa sensación por los miles, centenares de miles, de personas a las que Lewin tocó con sus explicaciones y se hará una idea de lo que este libro puede aportarnos.
 
No se trata de un compendio de aplicaciones prácticas de teoremas, que las hay. No se trata de un libro de texto que se pueda usar en un curso, que fácilmente podría serlo. Es, sencillamente, una declaración de amor por la Física y por el mundo que nos rodea, es una hoja de ruta para entenderlo mejor. Compuesto de dos partes diferenciadas por sus contenidos, la primera recoge sus años como profesor en el MIT y nos acerca a los conceptos básicos de la Física. Y lo hace con multitud de ejemplos prácticos y reconstrucciones de experimentos desarrollados en sus clases (como el del movimiento oscilante que recoge la portada). La segunda parte, dedicada a sus trabajos con rayos X, requiere, en principio, un conocimiento más profundo de la disciplina, pero gracias a su habilidad narrativa y pedagógica, nos basta con lo aprendido con él hasta entonces.
 
Divertido, entrañable, arriesgado y lleno de sorpresas. Así es el mundo, y la Física, para Walter Lewin. Y así, exactamente, es su libro. Una obra que debiera ser de lectura obligatoria para los estudiantes de Física, para los llenos de curiosidad y para los escépticos que no crean que se puede aprender jugando. 
 
María Martín