22 Largos

Opinión:

Según las críticas, "22 Largos", la primera novela de esta joven autora, Caroline Wahl de 29 años, fue una de las novelas favoritas en Alemania el año pasado. Ha recibido varios premios, va a ser traducida a seis idiomas y se han vendido los derechos cinematográficos. ¿Esta opera prima merece todo esto? Sin duda, SÍ, en mayúsculas. Maravillosa, sensible, tierna, dulce, delicada, y también dolorosa. Una historia bastante plana en su argumento, sin que pasen demasiadas cosas, pero tremendamente emotiva.

Dos son solo los personajes que llevan la trama y toda la carga emocional: Tilda, una joven universitaria de veintitantos años, y su hermana pequeña Ida. Tilda tiene su vida organizada al milímetro, como un listado de tareas (trabajo, máster, piscina, casa) que hace una detrás de otra como si fuera un autómata. Le gusta el silencio, poco sociable, se siente ajena a todas las situaciones, sus compañeros la señalan como "rara". El único momento en el que puede permitirse ser ella es mientras se zambulle en la piscina y nada sus 22 largos diarios. El resto del tiempo parece vacía de vida, y realmente lo está; está vacía de lo que haría una chica de su edad por la tremenda carga que lleva a sus espaldas para la que tiene que sacar fuerzas que casi está en el límite de agotarlas para "soportar todo lo de ahí fuera"; especialmente está cansada de luchar contra los monstruos, aunque solo es uno y tiene nombre y apellidos: su madre, adicta al alcohol y a sustancias tóxicas hasta el límite de tener que hacerse cargo de su hermana, a quien protegerá con muchísimo amor de lo que ocurre entre las paredes de su hogar.

Iremos conociendo cómo ha sido su vida, por todo lo que ha pasado, según ella va rememorando su pasado. Es un personaje que provoca una ternura como pocos personajes con los que me he encontrado en los libros. Sentiremos el anhelo que ella siente por aquello que no tiene, pero que debería tener porque es lo normal. Desde pequeña ya intuía, mientras todos jugaban a esperar grandes cosas de la vida, que las que la esperaban a ella no iban a ser tan grandes. Echa de menos lo que hacen el resto de los jóvenes. Le gustaría sentir, al menos por un momento, lo que sienten ellos. Tendrá momentos puntuales de asueto donde hace lo de una joven de su edad y entonces parecen disolverse los pensamientos y preocupaciones, hasta que el momento de la desilusión, de su realidad, regresa. Sus amigos la acompañarán en lo que pueden, e irán avanzando en la vida y a su manera también sufren por la situación en la que se encuentra su amiga. Tilda verá cómo sus amigos han seguido con sus vidas y la de ella se estancó, se quedó, estudió y, sobre todo, trabajó y crio a su hermana pequeña.

Su proyección de vida no tiene muchos visos de mejorar hasta que se le abre una pequeña ventana hacia un posible futuro prometedor con el cual se permitirá soñar. Y como cualquier chica de su edad, entablará conversación con Viktor, un joven al que ella conoce de antemano, y quién se nos presenta como si fuera un bloque de hielo, triste también, y quien arrastra una gran tragedia familiar; quizá por eso se entiendan tan bien y sepan darse mutuamente el espacio que necesitan hasta que consiguen llegar el uno al otro.

Una lectura que provoca congoja al lector. Sentiremos con Tilda el agotamiento que tiene, la angustia, la tristeza, la melancolía. La relación con su hermana es especialmente emotiva, de una sensibilidad enorme: cómo cuida y protege a su hermana ante las situaciones que se dan en su casa y cómo la va ayudando a crecer, es de una ternura inmensa porque para Tilda lo único importante es que Ida esté bien. Por otro lado, la pequeña Ida, quien proyecta sus sentimientos infantiles a través del dibujo está, como no podía ser de otra forma, llena de miedos, de complejos e inseguridades, y cómo es capaz de enfrentarse a ellos para ayudar y permitir a su hermana volar hacia ese futuro que se le abre. Después de todo, nos da esperanza de que podrán "salvarse". En contraposición, sentiremos lo peor por el monstruo que está haciendo que Tilda e Ida tengan esta vida.

Un estilo narrativo súper rápido que mezcla diálogos con la narración de sus sentimientos, sus pensamientos, su rutina, y en todo destacan frases breves y muy cortantes, que muy bien refleja el estado vital de las dos protagonistas. Es emotiva, sensible, desborda ternura en cada una de sus líneas y es imposible que no despierte la emoción en el lector. Lo peor, que solo tiene 210 páginas; lo mejor, que ya tiene su secuela siguiendo los pasos de la pequeña Ida y será próximamente publicada en Alemania. Espero que no tarde demasiado en llegar hasta aquí.

Belén Flores