¡Energía!

Opinión:

La fatiga crónica es una de las enfermedades más incapacitantes y también de las más invisibles. No solo no la comprende la mayor parte de la gente que está alrededor del enfermo, sino también los propios médicos tienen tendencia a minusvalorarla o a ignorar la desesperación del paciente si las pruebas estándar se ven correctas. Por eso un libro que te dice "Sé por lo que estás pasando y puedo ayudarte a averiguar los verdaderos motivos y detenerlos" es tan potente.

El libro comienza haciendo un repaso a los factores que nos roban energía, casi todos asociados a la digestión, aunque también hay otras como inflamaciones, enfermedades autoinmunes, alergias, tener glándulas suprarrenales agotadas... En esta sección hay varios autotest que te pueden dar pistas sobre dónde está el problema, te da notas prácticas para cuando acudas a la consulta de tu médico y cuenta varios casos reales de pacientes de la doctora Fleck.

Después, se pasa a detallar algunas mejoras en tu estilo de vida que pueden ayudar a solucionar estos problemas, que van desde la alimentación (comiendo bien y detoxificándonos) hasta reducir el estrés y mejorar tu sueño. Aquí es donde empieza la zona gris. Considero interesante probar algunos de esos cambios por tu cuenta, pero muchos otros me parecen peligrosos si no los pones en marcha bajo supervisión médica, sobre todo en lo relativo a complementos alimenticios y algunos de sus consejos sobre alimentación.

La última parte del libro incluye el plan de treinta días, que incluye recetas y excluye de tu dieta durante dos semanas el gluten o los lácteos para ver si te sienta mal (aquí creo que tiene más sentido, por ejemplo, que vayas al médico para que te hagan las pruebas en vez de decidir por ti mismo excluir nutrientes tan importantes de tu dieta).

El plan está muy estructurado, pero la lista de ingredientes necesaria para llevarla a cabo es de difícil acceso (y no solo por el precio, sino también porque no son cosas que se encuentren en el supermercado de la esquina) y además algunas no son fáciles de encajar en un estilo de vida acelerado como el que lleva la mayor parte de la gente. Por ejemplo, no es fácil hacer desayunos tardíos si tienes que entrar a trabajar, y menos si dichos desayunos consisten en batidos o ensaladas.

En definitiva, considero que es un libro que puede ayudar a orientar a tus médicos en la dirección correcta y no es mala idea probar alguno de sus consejos (o incluso el plan final, si encuentras los ingredientes y puedes permitírtelo), pero siempre con supervisión médica.

Déborah F. Muñoz