Los brotes negros

Opinión:

Para quienes conozcan ya de antemano la prosa ensayística de Eloy Fernández Porta, déjenme advertirles que no encontrarán aquí la mirada irreverentemente académica que el autor manifestó en "Afterpop. La literatura de la implosión mediática" (2007), en "Homo Sampler. Tempo y consumo en la era Afterpop" (2008) o en "Las aventuras de Genitalia y Normativa" (2021). A diferencia de lo que podría esperarse en cualquier ensayo sobre un tema tan complejo y controvertido como la salud mental, no hay en "Los brotes negros" un repaso de bibliografía crítica sobre dicha cuestión, ni tampoco un intento de abordar el tema de forma académica. En cambio, este ensayo propone una aproximación personal y autobiográfica a la cuestión del sufrimiento psíquico, pues el autor combina sus recuerdos y experiencias con ciertos pasajes reflexivos en un valiente y laborioso intento de exponer su propia debilidad ante los lectores. Conviene tener presente el carácter autobiográfico (o autoficcional) del libro antes de emprender su lectura, porque es clave para no ver frustradas o violentadas las experiencias del lector.

La falta de academicidad se infiltra en todas las características del ensayo: en su estilo sencillo y conversacional, en las referencias y ejemplos escogidos y, sobre todo, en la estructura de la propia obra. "Los brotes negros" es, como descubrirá el lector, un ensayo sin forma: a ratos adopta la construcción de un diario, separando anécdotas y recuerdos en función del tiempo; en otros momentos, mediante la concatenación de breves fragmentos, se acerca a un dietario. Al final, el lector termina por comprender que, como el carácter sinuoso e impredecible de la mente humana, este ensayo se hace a sí mismo a medida que avanza en la propia escritura, pues no deja de ser una colección de pensamientos intempestivos expresados con claridad y solvencia. No deja de ser admirable, en este sentido, la valentía necesaria para escribir un texto testimonial sobre un tema tan personal y complejo como es la salud mental.

Así, a lo largo del libro encontramos una relación de anécdotas que nos muestran los desencuentros del autor con la ansiedad y con algunos de los síntomas y de las consecuencias que esta le ha producido: episodios de rabia incontrolable, sesiones de llanto de hasta seis horas, reacciones impulsivas, tics nerviosos, la repetición compulsiva de pensamientos vinculados a una mala sensación o experiencia hasta conseguir agotarla, etc. En cualquier caso, no hay aquí una postura psicoanalítica, pues el escritor no busca las causas de su ansiedad, pese a enumerar, una y otra vez, algunos de los episodios que pudieron despertarla en cada momento: el divorcio de sus padres, una profesora loca, la muerte de su progenitor, una ruptura sentimental. Lo que pretende el autor, en cambio, es la exposición y el consiguiente análisis de las complejas situaciones provocadas por su ansiedad. Por ejemplo, es memorable la escena que vive en la Plaça de la Gardunya, donde, en plena crisis de agorafobia, se ve únicamente auxiliado por mendigos, locos y guardias de seguridad, pero por ningún transeúnte.

Es de gran interés el retrato que Eloy Fernández Porta lleva a cabo de su vida académica, y de cómo ésta se vio repercutida por sus crisis de ansiedad. Él mismo explica cómo un guardia de seguridad lo expulsó de un centro de arte en el que años atrás había organizado un congreso internacional de gran prestigio. De igual manera, ofrece un testimonio verídico y sincero sobre los lances económicos a los que se enfrenta en su profesión, por la combinación de actividades mal pagadas (como la docencia) y otras de ingreso irregular. "Los brotes negros" es, de hecho, un texto atravesado por numerosas problemáticas de doliente actualidad, como la insolidaridad ante las personas con trastornos psicológicos, las nuevas masculinidades y la falta de referentes en cuanto a los cuidados para los hombres o, como comentaba anteriormente, la explotación laboral en el ámbito cultural e intelectual.

Entre unos temas y otros, "Los brotes negros" se hace una lectura imprescindible para cualquier persona implicada en el sector cultural y concienciada con los problemas de salud mental que nos afectan a una gran mayoría.

Darío Luque