Siempre hay una primera vez

Opinión:

"Siempre hay una primera vez" es una novela gráfica de Dan Santat, en la que rememora su propio viaje a Europa con trece años. Ha sido publicada por Maeva Young en un volumen de tapa blanda y en un formato compacto de 14 x 20 cm.

Respecto al autor, Dan Santat, cabe decir que ha publicado más de cien libros para niños y jóvenes, además de que sus ilustraciones también aparecen en numerosos libros ilustrados y novelas para jóvenes lectores.

En este se muestra a sí mismo, presentando cómo era su vida en Camarillo, un pequeño pueblo cerca de Los Ángeles, y el enorme cambio al empezar la secundaria, donde empezaron sus problemas mayores, sobre todo a causa de su timidez, lo que conllevaba dificultades de comunicación. Sobre ese curso, aunque sean pocas, da las pinceladas suficientes para hacernos una idea de cómo le habría afectado.

Tras esa etapa previa, llega el viaje escolar a Europa con otros compañeros y compañeras del instituto, con quienes no es que la haya ido muy bien, tal como aparece un recuerdo clave con cada encuentro, que la memoria es traicionera y te saca la peor situación que ocurrió y aún te avergüenza. También vendrán alumnos de otro instituto, lo que propiciará el contacto, tal vez la amistad, con gente nueva.

Son varias etapas con visitas a ciudades emblemáticas, donde podrán hacer algo de turismo, que compartirán con nosotros, tanto las incidencias que se produzcan como las imágenes que siempre se capturan en fotografía, aunque Dan se tendrá que conformar con dibujarlas, pues la cámara se ha estropeado justo al llegar, lo que nos permitirá contemplar las representaciones de algunos edificios, que así incluso quedan mejor que con la típica foto.

Tras la etapa parisina, el grupo se traslada a Lucerna, en Suiza, continuando el recorrido y conociendo, o no, alguna costumbre local, que pondrá a Dan en un serio aprieto del que no saldrá bien librado, aunque también será una oportunidad para una nueva experiencia.

En Múnich también ocurrirán cosas, algunas buenas y otras no tanto, que es lo que tiene el probar algo nuevo. Luego llegarán a Salzburgo, con nuevas aventuras de todo tipo, pues estarán varios días, que estarán muy bien aprovechados y Dan hará lo que no se habría imaginado nunca.

En las últimas etapas, primero en Viena y luego en Londres, ya empiezan a notar que se acaba el viaje y que esas relaciones, que han formado en esas escasas semanas que han compartido estancias y actividades, si continúan, tendrán que ser a distancia. Aun así, serán unos días para disfrutar todo lo que se pueda antes de las despedidas.

"Siempre hay una primera vez" resulta una novela gráfica muy estimulante, ya que ese viaje es inspirador y productivo tanto para su protagonista como para el lector, que se verá reflejado en algunas situaciones y comprenderá también cómo se siente alguien en otras.

Selin