Versos para comérselos

Opinión:

Me llamó mucho la atención el título de esta obra porque yo realizo un taller en la biblioteca de Azuqueca de Henares que se titula "Cuentos para comérselos", así que enseguida quise comprobar las similitudes y diferencias entre uno y otro. Y así es como he descubierto no solo un poemario divertido y lleno de ternura e imaginación (y que da muchas ganas de comer), sino una fuente de inspiración para mi taller o para todos los que quieran trabajar estos temas con los niños. De hecho, la propia editorial pone a disposición de quienes quieran hacerlo una guía de lectura muy útil que podéis encontrar en la web de Anaya. (Abro paréntesis para poner en valor estas guías que elaboran algunas editoriales, que tan bien nos vienen a los profesores o los coordinadores de clubes de lectura y que a los niños tanto les gustan).

Dividido en cuatro partes, este poemario nos va desgranando algunos de los secretos para triunfar en la mesa y en la cocina y, de paso, para fomentar la creatividad, la autoestima (¿habéis probado a dejar que los niños cocinen? ¿Sabéis el grado de satisfacción que alcanzan cuando hacen algún plato, por pequeño o simple que sea, y cuando les alabas lo bonito y rico que está?) o el afán de conocimiento.

Así, Pinto nos habla, en primer lugar, de los alimentos. En esta primera parte, va presentado productos tan cotidianos (y ricos) como la pizza, los huevos, los garbanzos o las croquetas. En la segunda parte, titulada "De la cocina al comedor", la autora nos habla de utensilios necesarios para cocinar y comer y nos propone alguna adivinanza rimada. En la tercera parte, nos invita a comer en un restaurante y aprovecha la ocasión para seguir hablándonos de utensilios, de procesos y de los rituales propios de cualquier comida fuera de casa. Finalmente, llega la última parte ("Cuentos a la carta"), la que más me ha gustado porque, recurriendo a la conexión que tradicionalmente ha unido a los cuentos y a los alimentos (desde la manzana de Blancanieves hasta las habichuelas mágicas), nos propone nuevas lecturas y enfoques desde la poesía para las narraciones de toda la vida. Una propuesta que podemos llevar al aula, al club o a la mesa de casa y sugerir a nuestros pequeños lectores y lectoras que hagan lo mismo con sus historias favoritas. Todo una apuesta por la creatividad.

En definitiva, un libro sencillo pero resultón del que se pueden extraer, además de un buen rato de lectura y de muchos aprendizajes sobre la comida y los alimentos, un puñado de ideas que nos ayuden a profundizar en la lectura y a fomentar la creatividad y la imaginación de nuestros niños.

Lidia Casado