Pedro y el reto del mapa. Un libro sobre la dislexia

Opinión:

Tracy Packiam Alloway, psicóloga cognitiva británica, ha desarrollado la primera prueba de memoria de trabajo del mundo diseñada para ser utilizada por educadores.  Recientemente, se ha convertido en autora de libros infantiles en los que se destacan los superpoderes de los niños con discapacidades de aprendizaje.

Anna Sanfelippo, ilustradora argentina, trabaja como diseñadora gráfica y de patrones y dibujante de letras. Ha sido profesora de Ilustración y Tipografía durante catorce años y ha realizado numerosos talleres de ilustración y caligrafía. A nivel internacional ha colaborado en numerosos libros.

Estas dos profesionales de sus campos se han unido para elaborar una colección de cuentos infantiles educativos titulada "Todos somos especiales". En dicha colección, de la que actualmente cuenta con cuatro volúmenes se tratan temas como Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), dislexia, ansiedad y autismo. A grandes rasgos la colección trata de presentar cualidades de los niños con Necesidades Educativas Especiales (NEE) para que éstos se reconozcan en las historias y puedan reforzar su autoestima. Del mismo modo, busca favorecer la empatía, el respeto y la comprensión hacia la diversidad.

El estilo narrativo de la obra va dirigido específicamente a los más pequeños, por esa razón el vocabulario es sencillo y accesible y la fuente de la letra se caracteriza por ser redondeada y no ligada, formato que ayuda a los niños con dislexia.

Las ilustraciones, principalmente realizadas con rotuladores y lápices, tienen como protagonistas a unos personajes curiosos, multirraciales, diversos y expresivos. La imagen es amigable y llena de colores vibrantes en tonos pasteles. La artista presenta con ellos un estilo particular y muy distinguible.

Como bien indica el subtítulo de "Pedro y el reto del mapa" en este volumen se trabaja la dislexia. La intencionalidad que tiene la autora es acercar a los más pequeños las características, habilidades y dificultades que presentan las personas con este trastorno.

La trama, llevada a cabo en un campamento, contiene una cantidad de elementos y situaciones que pueden ser conocidos y vividos por la mayoría de los niños, aunque no hayan estado en un campamento también se puede asemejar la situación con una excursión al aire libre. Es un completo acierto ubicar la trama en este contexto para ayudarlos a sentirse identificados y protagonistas de la historia, especialmente si tienen a su alrededor un amigo, compañero, familiar… con dislexia.

De forma genérica e incluido de forma subversiva en la trama, la autora pone de manifiesto algunos comportamientos presentes en la mayoría de niños disléxicos. Rasgos como la dificultad para la interpretación y lectura de textos, deletrear o escribir, una mala orientación espacial o la habilidad para memorizar y el gran potencial que presentan en creatividad o imaginación.

Todo ello tratado con respeto y siempre con una resolución específica a cada uno de los conflictos, ofreciendo, de este modo, ideas y ejemplos de actuación. Además de fomentar aspectos como el trabajo en equipo, la cooperación, la colaboración, la aceptación, la diversidad, el respeto, el amor por la naturaleza o la resolución de conflictos entre otros.

Así mismo, las autoras retratan, mediante texto e imagen, de forma directa, y en cierto modo introspectivo, lo sentimientos y experiencias de un niño que esconde y se avergüenza de su dislexia, lo que genera mayor empatía del lector por el protagonista. De igual forma, el resto del equipo se muestra comprensivo y no juzgan o critican a su compañero por su falta de habilidades, al contrario, alaban su gran capacidad para resolver la cantidad de sorpresas que el camino les va ofreciendo.   

Al finalizar el volumen, Alloway, incluye una serie de notas dirigidas a padres y educadores en donde expone, a modo de guía, una serie de cuestiones y reflexiones que puede trabajarse durante la narración con el fin de presentar la dislexia de un modo simple para que los niños lleguen a comprenderla y todos los datos incluidos no pasen desapercibidos. Además, se incluye una serie de recomendaciones sobre actividades que ayuden a levantar la autoestima a estos niños y potencien sus habilidades.

Sin duda alguna lo considero un libro ideal para trabajar en el aula, ya que no solo incluye a la diversidad, sino que presenta una serie de situaciones reales que harán reflexionar a los niños y trabajar las emociones y valores. Cabe destacar que su trabajo en casa facilitará mucho la convivencia en el aula y entornos social más inmediato del niño ya que conlleva un carácter proactivo y un trabajo más profundo en el niño. Especialmente si ese niño presenta dislexia, pues además de topar con un libro ideal para su fácil comprensión lectora se sentirá reconocido en el personaje de Pedro, siendo un posible referente para él debido a la escasez de personajes diversos con este tipo de NEE que ocupan la literatura infantil.

Además de esto, se incluye una propuesta de actividades y recomendaciones para ayudar a los niños disléxicos en su día a día, un recurso que considero ideal para llevar a cabo en el aula como actividades de integración.

El rango de edad al que va dirigido el álbum comprende los años establecidos para la educación infantil, sin embargo, considero que este tipo de limitaciones impiden un acceso menor para todos esos niños que con una buena adaptación por parte del docente puede hacer que cualquier pequeño disfrute, se enriquezca y crezca con este tipo de cuentos.

Personalmente, lo recomiendo abiertamente en todo el ámbito educativo ya que es un libro muy didáctico y necesario para trabajar la diversidad en las aulas creando seres humanos más empáticos y respetuosos con las diferencias.  

Marisa Costa