Los cazapesadillas 1. El inquilino fantasma

Opinión:

No sé si sueles echarle un ojo a la lista de etiquetas que acompaña a las reseñas de Anika entre Libros ni si lo haces antes o después de leer la opinión del redactor. Aunque intentamos no destripar nada, a mí me gusta hacerlo después, por si las moscas… Pero, en este caso, y aunque solo sea de una forma superficial (aunque no hay spoilers, lo prometo), te invito a que lo hagas. ¿Has visto cuántas se me han ocurrido? Te lo digo para que te hagas una idea de todo lo que encierra este pequeño libro, aparentemente sencillo y "para niños".

Y es que no puedo decir otra cosa que no sea que me ha encantado esta nueva colección de los autores de la exitosa saga "Las princesas Dragón". Me gustaron mucho aquellos libros pero con estos se han superado. Y lo han hecho sin olvidar algunas de las esencias que ya estaban en aquellas novelas y que no han olvidado incluir aquí.

Esencias (o marcas de identidad, llámalo como quieras) como la reivindicación del papel de la mujer. En este caso, invierten los roles tradicionales y hacen que sea el hombre el que necesite ayuda y la mujer, la que le rescata.

Además, ponen en valor la relación entre mujer y ciencia y muestran cómo la mujer es tan capaz como el hombre de inventar, pergeñar hipótesis, construir, investigar, calcular, reflexionar y construir. Y tan mañosa como ellos para fabricar objetos y nuevos inventos.

Tampoco se olvidan Mañas y Fernández en esta nueva saga de dos elementos que van de la mano en sus obras y que encantan a los lectores (niños y mayores; sigo reivindicando que la literatura infantil y juvenil no tiene edad y que la buena de verdad gusta por igual a pequeños y adultos): el humor y las aventuras. Max Chatarra, el robot inventado y construido por Piper y voz narradora de la obra, es un personaje muy gracioso que pone un peculiar punto de vista a lo que nos va contando y que, al mismo tiempo, llena la obra de ternura. Así que (al menos) la sonrisa está garantizada. A veces, las situaciones te llevan incluso a la carcajada (por lo menos, a mí me pasó).

Lo que ocurre aquí es que ese humor, ese buen rollo, esa alegría congénita de Max está un poco matizada por la situación en la que viven los protagonistas (y es otro de los temas interesantes que se pueden trabajar con los niños a través de esta obra): Piper y el robot viven en la calle. Solos. En un Londres lleno de ratas, peste y pobreza. Es cierto que en la obra este escenario se presenta con naturalidad y en ningún momento se victimiza a estos personajes (todo lo contrario, se ensalza su valor, su ingenio, su valía y su inteligencia, al margen del dinero) pero sí me parece que es una buena ocasión para hacer reflexionar a los niños sobre el mundo en el que viven y para empezar a hacer de ellos lectores (y ciudadanos) críticos.

Tampoco faltan, como decía antes, las aventuras en este libro. Aventuras a la vieja usanza, llenas de emoción y con un toque de misterio, lo que enlaza esta obra con la tradición literaria clásica y moderna.

Y es esta, precisamente, otra de esas señas de identidad que no pierden los autores en esta saga. Se respira literatura en las páginas de esta novela. Quizá no de forma directa, pero las referencias ocultas están ahí (es imposible no leer "El inquilino fantasma" sin pensar en Dickens o en el Steampunk) y es otra de las cuestiones que podemos trabajar con los niños a raíz de esta lectura.

También recuperan para esta saga el valor de la amistad, del trabajo colaborativo, la importancia de apoyarnos en los demás para conseguir nuestros logros y la enseñanza de que juntos somos más.

Y, por supuesto, la seña que suponen las ilustraciones de Luján Fernández, su marca personal. Solo con ver la portada del libro, ya sabes que alguna relación tienen con las Princesas Dragón, así que es una garantía para quienes leyeron aquella colección.

Pero también hay puntos novedosos en esta nueva saga, como la ubicación espacio-temporal de la novela. Gracias a ella, viajamos al Londres del siglo XIX, con todo lo que ello implica (industrialización, trabajo infantil, confrontación de clases…), lo que nos permite también trabajar con los niños cuestiones como, por ejemplo, cómo ha evolucionado el mundo y el trato a la infancia, el choque entre aquella época y la nuestra, el nacimiento de la tecnología o las formas de vivir de entonces y ahora.

Un choque (el que se produce entre el siglo XIX y el XXI) que se deja notar en toda la obra a través, por ejemplo, de las ilustraciones (de estilo absolutamente moderno pero que representan escenas de hace dos siglos) o de las formas narrativas (técnicas mixtas -que también son marca de la casa-, como la de mezclar novela y cómic, para contar una historia que solo podía haber ocurrido hace dos siglos).

En definitiva, que no me puede haber gustado más el estreno de esta nueva saga, que lo recomiendo a niños (y niñas, por supuestísimo) y no tan niños y que ya estoy deseando tener entre las manos la segunda entrega y seguir disfrutando con las aventuras de Piper y Max.

Lidia Casado