Hijo dorado (Amanecer rojo 2)

Opinión:

Seiscientas y pico páginas en un tomo que, según especialistas estadounidenses - y queremos creer que no es sólo publicidad - es mejor incluso que el primero, "Amanecer rojo". Bien, pues resulta que me pasó como con el otro, que empecé no creyéndomelo porque en este volumen también hay mucho dedicado a batallas y estrategias, y terminé enganchada leyéndome trescientas páginas de tirón. Así que algo de razón tienen ¿no?

Para resumirlo mucho, "Hijo dorado" tiene más movimiento que "Amanecer rojo", más elementos interesantes para engancharte, y ocurren más cosas y en más sitios: Marte, La Luna, el espacio y otros lugares (casas, lugares de celebración, naves, etc).

Entre otras cosas veremos que ahora Darrow tiene enemigos conocidos y enemigos infiltrados, sabremos quién es Ares (¡al fin, y qué sorpresa!), y conoceremos un secreto de Sevro -que por cierto cada vez nos caerá mejor porque es el único que llamando caraculo a un superior no queda soez, y es que sus insultos despreciativos parecen una extensión de él mismo, le pegan, y además la lealtad que le tiene a Darrow nos acaba por encandilar-. Los momentos que viviremos entre Darrow y su amigo Roque resultan tristes porque sabes que algo se está rompiendo, no así con Mustang, que parece haber un tira y afloja aunque en este volumen tenemos hacia el final un viaje que afectará a ambos de un modo brutal.

También conoceremos a un Sucio -que hasta ahora habían pasado algo desapercibidos- Ragnar. Alto, enorme, ojos negros, mechón de pelo blanco, tatuaje de calavera. Todos son iguales, máquinas de matar que no se cuestionan órdenes, menos Ragnar, porque Darrow le dará la posibilidad de elegir y ¿desde cuándo un esclavo formado para asesinar puede elegir a quién matar o dejar de hacerlo si está criado para recibir órdenes y no tiene derecho a nada más? Y de esto tendremos más. Ya vimos que Darrow era propenso a dejar elegir a los demás porque no confiaba en la lealtad de los esclavos, y el hecho de ser un rojo -nacido esclavo- hace que jamás se eche atrás en estas cosas. Como veremos, estas decisiones le traerán problemas.

Y lo mejor, para mí: Darrow le contará a alguien que es rojo. Las consecuencias de esta confesión no puedo contarlas. Ni el cómo, ni el por qué, ni el con quién se confiesa… pero… wow, me encanta(n) esta(s) parte(s).

Tenemos también los momentos en que piensa en Eo, su joven fallecida esposa, el motor por el que batalla y se somete a tanto sufrimiento, se convierte en nostalgia y ternura, pero en algún momento dado, en el algo más. Además conoceremos qué le dijo Eo a su hermana cuando iba a morir asesinada. Y por supuesto Darrow madurará porque Eo no está y Mustang sí, y esto le hará comenzar a ver las cosas desde otra perspectiva.

Los otros personajes importantes siguen aquí: Fitchner, que nos caerá bien a ratos (en cierta forma se parece tanto a su hijo…) y nos mareará con sus cambios de bando; la soberana Octavia au Luna, malvada y avariciosa, que se hace acompañar de Aja, una asesina sin piedad; Augusto, y su pasado oscurísimo; Casio y su familia, que sólo quieren la cabeza de Darrow; los aulladores que van con Sevro -no todos conservarán la vida-… y conoceremos mejor porque estarán involucrados en la vida de Darrow, al padre y hermano de Pax, a Lorn au Arcos-viejo profesor ducho en el arma del filo, abuelo de Lisandro, el único niño nieto que vive bajo el auspicio de la malvada Octavia-, a Victra (hermanastra de Antonia que será una sorpresa, aunque peor será la sorpresa de su propia familia ¡Si es que en esta novela pasa de todo!)… Veremos a Dancer, Mickey, Harmony, Evey… e incluso bajaremos de nuevo a las profundidades de Marte, a la vieja casa de Darrow, pero para llegar a esos momentos tendréis que vivir muchas aventuras, batallas, éxitos, derrotas, traiciones, venganzas, desesperación, supervivencia, ilusiones y esperanzas, alianzas, sorpresas, etc.

Sinceramente, el final es de infarto y se me va ha hacer un mundo esperar al siguiente volumen.

Yo no sé si en estos libros tenéis "actores" favoritos, pero los míos son Sevro (quién lo iba a decir, ese feúcho, pequeñajo y maleducado) y Ragnar, el Sucio (de momento al menos).

Anika Lillo