Crónicas de la Atlántida I

Opinión:

Joaquín Londáiz  ya cuenta con una legión de seguidores gracias a su serie de Elliot Tomclyde, y con las "Crónicas de la Atlántida" los tiene acostumbrados no sólo a las aventuras si no también a leer mucho. Y es que este libro, que forma parte de otra saga (en este caso una bilogía), tiene nada menos que 443 páginas en su primer volumen. Teniendo en cuenta que está destinado a niños a partir de 9 años, el reto es ambicioso, pero si recordamos que ya hay lectores seguidores de sus aventuras... quién dijo miedo.
 
Si una cosa me queda clara es que estas páginas no están reñidas con la edad lectora recomendada. Precisamente leyendo "Crónicas de la Atlántida" tenía la impresión de que sus jóvenes protagonistas (Sophia, Tristán e Ibrahim), a pesar de estar ya en la adolescencia, parecían -a la hora de actuar y expresarse- niños de nueve años. A un adulto esto no le pasa desapercibido, espera algo más de esos perfiles, pero a un crío de nueve, diez u once años puede parecerle óptimo porque se identificará más con el personaje. Es cierto que a veces tienes la impresión de que no se diferencia uno de otro, que les falta un poco más de psicología, ser menos clones (quitando los enfados de Thomas, son prácticamente iguales incluso a la hora de expresarse, de hecho resulta llamativo que viniendo de distintos lugares y diferentes ambientes sean igual de educados -muy, muy educados- a la hora de dirigirse a los demás e incluso utilicen un vocabulario tópico [y muy literario], que no les diferencia en absoluto) y quizás no utilizar esas viejas exclamaciones del "diantre" y similares que nos recuerdan a nuestra niñez (tan distinta de la de nuestros hijos), pero eso le da también cierto sabor inocente. Con esto quiero decir que el libro, para esa edad lectora, funciona bien. La inocencia se percibe en cada página a pesar de la trama llena de peligros y seres malvados, incluso de la aparición de licántropos o perversos tipos que tratarán de acabar con la Atlántida o con algunos personajes de la peor manera. Tampoco se entiende muy bien desde la crítica adulta ciertos comportamientos -como la ojeriza prácticamente sin motivo- de Thomas hacia Sophia, y es precisamente ahí donde ves a niños de nueve años en vez de adolescentes que están o pasan de los quince. Por eso, a pesar de la exigencia adulta, en la infantil sí creo que funcionará.
 
La estructura continental que ha creado, así como la jerárquica y la que representa a los poderes atlantes está, en cambio, muchísimo mejor trabajada. Joaquín Londáiz utiliza la Atlántida de Platón así como su Historia "oficial" para crear un mundo muy bien perfilado. Dota, además, de pasado a los atlantes para llegar a la historia "actual", esa donde la decadencia forma parte cada territorio. Y también provee al continente de seres mágicos como golems o licántropos sin olvidarnos de la importancia de la magia y los magos, esenciales en esta historia.
 
Hay que reconocerle a la novela mucha aventura, quizás -siendo crítica- demasiado casual pero que parece ser el preludio a nuevas experiencias de sus personajes. Además, Londáiz no hace un libro autoconclusivo... su final es un "nos vemos pronto". En cualquier momento sale el segundo volumen y esta que escribe reconoce que se quedó con ganas de conocer qué venía a continuación, pues vemos a los personajes tomar diferentes decisiones que afectarán a la historia de diversas formas, y a otra llegada inesperada del exterior justo antes de cerrar el volumen. Además la profecía parece que era otra, y nos deja con la duda y las ganas de conocer la resolución de la trama. Y también de conocer qué fue de Sebastián... ¿tendrá que ver la cuarta puerta con Sebastián? Creo que eso sólo lo sabremos en el siguiente tomo.
 
A la editorial reconocerle la labor que ha realizado, desde la portada ilustrada, a la cubierta ilustrada con relieves, e incluso al uso de papel aprobado por Greenpeace y ese detalle tan importante de que por muy gordo que sea el libro, no pesa.
 
Anika Lillo