Antes del fin del mundo

Opinión:

La historia de la nueva tierra la vamos conociendo a raíz de interrogatorios que Jan Drake hace como escribano y en algún momento nos habla de células dormidas (una especie de terrorismo que sería algo así como mutantes que no saben que lo son pero acaban despertando y uniéndose a filas enemigas) o de monstruos que parecían nacidos de la mente de Lovecraft. Chulo no, chulísimo.

Y ahora viene la parte crítica. Va a ser difícil hacer esta reseña, vaya eso por delante, porque yo siempre soy franca en mis opiniones y esta novela no se va a llevar un diez precisamente. Cuando leí la sinopsis me fascinó: un mundo postapocalíptico, al ser juvenil daba por hecho que habría cierta historia de amor (en este caso sería el amor prohibido de Jan y Tea), y mutantes. Lo tenía todo para pegarme a sus páginas, así que la empecé con ilusión.

El inicio es muy blando, muy excesivamente 'amoroso', y pensé que si todo iba a ser así me llevaría un chasco, pero luego vino el meollo del asunto: la era postecnológica, la dependencia y sumisión del ser humano a una inteligencia artificial, el cambio de creencias de un dios etéreo y religioso a un dios tecnológico, calor, miseria, hambruna y una vuelta a la edad media -era como leer "Tuareg"- y la investigación acerca de qué pasó con Tea, la desaparecida, unida esta historia a la de la gran batalla contra los hombres peces…

Si quitaba el inicio, el resto me parecía fascinante, pero… encontré un pero con el que choqué una y otra vez: a pesar de que el autor repetía incansablemente el tema de las 'razas' (por llamarlo de alguna forma) como Homo Data, pieles limpias, los abducidos, la quinta columna, Deus, tipos de implantes, mutantes diversos, biofísica, nanobots, avatares y un montón de conceptos más, no me enteraba de nada. Leí y releía, el autor volvía a contar y yo volvía a perderme, así que pensé "esto debe ser cosa mía". (Nota: no lo leí durante la pandemia, tiempo durante el cual perdí mucho el interés por leer, sino antes, cuando leía con fruición cada libro que caía en mis manos).

Así pues no me interesaba el asunto amoroso y me topaba con una pared una y otra vez, de modo que me pregunté si era posible que la historia fuera buena pero estuviera mal ejecutada, y me sentí incapaz de afirmar si gustaría a los jóvenes lectores o no. Como eso me ponía en una situación complicada opté por darle el libro a una joven lectora (MUY, MUY lectora, con un espíritu crítico bastante bien formado ya, perteneciente al club de lectura juvenil que llevo yo personalmente; de hecho la escogí por ser una de las que más leía y quiero recordar aquí que les hago leer de todo, desde "Maus" a "La metamorfosis" de Kafka, que no son lectoras de amor juvenil y novelas lineales) y le pedí que la leyera y me diera su opinión más sincera.

Mi sorpresa llegó cuando me contó lo mismo que había estado pensando yo mientras leía la novela. Ana T. -que así se llama- me dijo que aunque se trataba de una novela bastante corta se le hizo muy pesada de leer precisamente por los conceptos a los que tenía que volver una y otra vez. "En mi opinión, es el típico amor prohibido, solo que lo ha ambientado en otro entorno que no es el habitual", me dijo. Concluyó que le gustaba la idea y que había olvidado ya el final a pesar de que lo había leído hacía muy poco, pero en líneas generales el recuerdo es que el libro le gustó. Sus palabras exactas fueron: "cuando lo acabas y haces un proceso mental sobre la historia, te acaba gustando."

Pues ahí queda. Para mí, sobre todo en esta ocasión, su opinión vale más que la mía.

Anika Lillo