Fabuland (juvenil)
Título: Fabuland (juvenil)
Título Original: (Fabuland, 2008)
Autor: Jorge Magano
Editorial:
Espasa
Copyright:
© Jorge Magano, 2008
© Espasa Calpe, S.A., 2008
ISBN: 9788467030655
Tapa: Dura
Etiquetas: adolescentes aventuras humor comedia juegos de rol literatura española videojuegos 15 años 14 años 12 años 13 años literatura juvenil
Nº de páginas: 327
Argumento:
Kevin Dexter, un adolescente estadounidense tímido y con pocos
amigos, se pasa el día enganchado a un videojuego en red llamado
Fabuland. Sus compañeros de aventura virtual son el
japonés Hideki y el español Chema y cada uno de ellos juega con su
respectivo avatar. Kevin elige (por error) el de Rob
McBride, un batkus o guerrero enano, mientras que
Hideki se convierte en Imi, un perro experto en traducir y
descifrar lenguas, códigos y claves secretas y Chema es Naj el
Grecoch un ogro gigante con hocico de jabalí, pendenciero y
malhumorado. Los tres emprenden la tarea de encontrar a través de
los diferentes escenarios del juego (Mundomediano, Mundomarino,
Mundosubmarino y Mundogaláctico) los Doce Huevos Áureos
para evitar que el malvado mago Kreesor se convierta en el dueño
absoluto de Fabuland.
Pero durante la aventura, Rob recibe una serie de mensajes de
auxilio firmados por una princesa prisionera. Sin embargo, Kevin
comienza a sospechar que la chica que se esconde bajo la
personalidad de la princesa se encuentra en peligro de verdad. El
chico deberá elegir en continuar con el juego en el mundo virtual o
en abandonarlo para vivir una aventura en el mundo real.
Opinión:
En su anterior novela, "La Isis
dorada", Jorge Magano nos ofrecía una parodia
bastante eficaz y divertida sobre las novelas de intriga histórica.
En "Fabuland" sin embargo nos
encontramos con una fantasía destinada en principio para
adolescentes, un aparente cambio de registro tan insólito como
inesperado. Y subrayo lo de "aparente" porque en esta novela nada
es lo que parece.
Empecemos con el tipo de lector al que presuntamente la novela va
dirigida. Efectivamente, es una historia juvenil protagonizada por
chicos de hoy (Kevin, Martha, Chema, Hideki). En el caso concreto
de Kevin resulta evidente que cualquier adolescente del siglo XXI
puede sentirse identificado no sólo con su problemática personal,
obsesiones y traumas o con los conflictos que debe superar sino
también y sobre todo con sus hobbies y aficiones, en este
caso los juegos en red o los juegos de rol. En ese sentido, Magano juega
sobre seguro aunque esta opción conlleva también sus riesgos, el
primero de ellos el que la historia pueda quedarse en una mera
aventura por y para adolescentes sin más, que una vez superada esa
turbulenta fase llamada pubertad pierde cualquier tipo de
motivación o interés.
Afortunadamente, una de las muchas cualidades que presenta
"Fabuland" es que puede
ser disfrutada con idéntica intensidad e interés por todo tipo de
lectores; es más, estoy seguro de que los adultos sabrán sacarle
todavía mayor partido ya que el texto está repleto de referencias
fácilmente reconocibles por todos los que tienen menos de cuarenta
e incluso como es mi caso muchos años más. En mi caso, por ejemplo,
reconocí inmediatamente a la cerdita oráculo que aparece en la
historia como uno de los personajes más importantes de uno de los
films "malditos" y más desconocida de Disney llamado "Taron y
el caldero mágico". Pero hay muchos más: desde el Guybrush
Threepwood el protagonista de Monkey Island hasta La
Isla del Tesoro, El señor de los Anillos, o las pelis
de piratas de Burt Lancaster.
Otro aspecto que en principio parecía difícil - aunque no
imposible - de superar tiene que ver con los dos planos narrativos
en los que transcurre la historia: la realidad (es decir todo lo
que tiene que ver con Kevin) y la ficción (las aventuras en
Fabuland). Mantener en todo momento el equilibrio justo
para la fantasía no termine devorando a la realidad (y viceversa)
podía resultar en principio todo un arriesgado desafío que Magano con su
habitual pericia y ejercitado desparpajo consigue superar con nota
muy alta. Desde mi punto de vista, la simbiosis entre ambos
estadios es prácticamente perfecta, se me antoja además fuertemente
hilvanada, sin fisuras aparentes o sin que canten en exceso los
remiendos chapuceros de última hora. Las dos aventuras se
complementan y se retroalimentan con eficacia, sin que se resienta
ni el ritmo de la historia total, ni el interés del lector, ni el
suspense por el qué pasará después.
El tercer error en el cual podía haber incurrido Magano tiene
que ver con el componente más o menos humorístico o paródico que
forma ya parte de su marca de estilo, de su manera particular de
contar las cosas. Que un tabernero se llame Willie Mojama o que uno
de los piratas más agresivos haya ejercido antes como crítico
musical... qué quiere que les diga, a mí me hace muchísima gracia.
El que los monos que aparecen en la Selva Canalla (¡¡¡pa´
mondarse el nombrecito de la selva!!!) reciban el apelativo de
resinosos porque se "colocan" con la resina de los árboles, que los
magos sean Hirsutos, el músico de llame Lalo Solfa o la taberna de
Port Varese tenga toda la pinta de Mariscos Romerijo,
célebre marisquería del Puerto de Santa María, me parece una
muestra de por dónde van los tiros, humorísticamente hablando, de
este sujeto. Todo este cúmulo de paridas, imposible de mencionar
todas en el breve espacio de esta reseña, podía haberse convertido
en un arma de doble filo para el desarrollo eficaz de la historia.
Por un lado, es cierto que nos aporta sana diversión pero por otro
lado podría provocar el cansancio del lector por exceso o la
trama.
Sin embargo, tengo que decir que para nada sucede tal cosa. Pienso
que en ese sentido Magano demuestra gran habilidad para
saber colocar el gag en el momento preciso o más adecuado,
sin que la aventura pierda seriedad o interés. De hecho, yo creo
que a la larga resulta uno de los rasgos más originales y
motivadores de la novela en cuestión y como dije anteriormente una
marca de estilo, una forma de contar las cosas burlándose de ellas
pero a la vez mostrando un enorme cariño y sensibilidad hacia todos
esos elementos que intenta parodiar. Esto también sucedía en su
anterior novela, "La Isis
dorada", que el mero divertimento no oculta el enorme
trabajo de documentación que la historia requería.
Por otro lado, hay también momentos que están contados con la
gravedad que la situación requiere, sin que tampoco la novela
llegue a trasmitir tristeza o desazón en ningún momento. De nuevo,
el equilibrio entre humor/no humor considero que está nivelado en
su justa medida.
Pero absolutamente nada de esto tendría la menor importancia sino
fuera porque además la trama tiene mucho interés (y no lo pierde
nunca), está narrada con mucha agilidad, los personajes nos
interesan, hay momentos de duda (¿Es Martha "buena" o "mala"), de
emoción (¿Conseguirá Kevin salvar a la princesa de verdad?)… Mucha
imaginación, en definitiva, y muchas ganas de hacer la cosas con
cariño y sumo respeto hacia sus lectores.
…Y porque es una novela muy bonita ¡Qué leches!
Joseph B Macgregor
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