El tenis como experiencia religiosa

Opinión:

David Foster Wallace se arrancó su propia vida en 2008, tras padecer una fuerte depresión personal. Por ironías de la vida, si bien ya no resulta tan casual, los críticos literarios cada vez tienen al autor californiano en más alta estima literaria, ganándose más y más adeptos del buen gusto. Es considerado como uno de los mejores escritores del siglo pasado, y de hecho su celebérrima obra "La broma infinita" está entre "las cien mejores novelas de habla inglesa entre 1923 y 2006.   

En esta obra que Literatura Random House saca a la luz (la cual no existe tal cual en ningún otro idioma), el lector descubrirá que el escritor también dominaba el mundo del tenis. Seguramente desconocido para muchos, él estuvo a punto de dedicarse al mundo profesional del tenis, pero optó por no intentarlo y por dedicarse a los estudios. "El tenis como experiencia religiosa" reúne dos artículos periodísticos que escribió en 1996 y en 2006. Son dos artículos de muy bella factura, con un estilo literario grandioso y una ironía muy fina y muy interesante. De hecho, no sería muy temerario ponerlos en un pedestal y valorarlos como de lo mejorcito de los artículos periodísticos de las últimas décadas.

El primero cavila sobre el Open de Estados Unidos: Wallace presenció un partido de la tercera ronda en un fin de semana donde precisamente se celebraba irónicamente el Fin de Semana del Día del Trabajo. Además de hablar del partido y de los tenistas implicados - Agassi y Philippousis -, también dedica un amplio espacio a todo el movimiento de dinero y comercio implicado en uno de los torneos más prestigiosos del mundo del deporte.  

El segundo artículo nos habla de Federer y de la "experiencia religiosa", que no es más que esa revelación mística tras presenciar a un deportista con una calidad sumamente brillante que se mueve como los ángeles, con una gracia y un estilo que no parecen propiamente humanos. Tanto en este como en el otro el lector será testigo de la ironía mordaz y de ese ojo microscópico de alguien a quien no pareció escapársele nada. 

Cristià Serrano