El rey del Perú

Opinión:

Al centrarse en un personaje, por la parte española, menos conocido, la historia resulta mucho más atractiva, pues deja un poco de lado lo que sería crónica histórica y puede entrar en los pormenores de su propia vida.

También es cierto que el protagonismo de Gonzalo Pizarro va quedando en segundo plano a medida que crece el de Nayaraq, que llega a adueñarse de la narración, lo que redunda en un mayor atractivo de la novela.

Al principio hay alternancia, que se mantiene durante la extensión de la primera parte, que el autor ha llamado "Los dos mundos", donde se prepara el ambiente para lo que vendrá después. Luego con "La dama inca", la segunda parte es exclusiva de ella, que narrará ese tiempo juntos que no parecía acabar nunca. Al final aparecen otro actores en escena, aunque sólo en un capítulo, abriendo la última parte, "El rey del Perú", y enfilando hacia el desenlace, que no será mucha sorpresa, pues ya estaba anunciado en el prólogo., aunque todavía tenían que pasar bastantes cosas.

Otro aspecto positivo es el acercamiento a la cultura inca, al menos desde el punto de vista femenino de Nayaraq, cuyo rol social es propio de esa época y lugar, en función de su rango familiar. Aun así, es posible observar bastantes detalles de cómo eran su vida y sus costumbres, también cómo estaban organizados.

Al principio, cuando vi el volumen y comprobé cuántas páginas eran, pensé que tenía lectura para rato. Mis temores fueron infundados, pues más bien se me han hecho cortas las seiscientas cincuenta que tiene, pues el sentido de aventura se contagia al lector desde el principio, tal como me ha pasado a mí, que avanzaba con ansia y fruición mientras me llegaba a confabular en muchas ocasiones con Nayaraq en lo que sucedía, pues se me hacía muy cercana, además que era para mí la verdadera protagonista.

He disfrutado leyendo "El rey del Perú", una estupenda ficción histórica, que recrea con detalle, y con la atención puesta en la vida de las gentes, la transformación que sufrieron hace cinco siglos aquellos lugares.

Selin