El palacio de invierno

Opinión:

Menchu Garcerán vuelve a ofrecernos una apasionante historia de amor que surge en el medio de un complot. Una historia de amor, acción, traición, misterio, espionaje que implicará a agentes de diversos países, donde nadie es quien parece ser.

Esta vez la acción se desarrolla en San Petersburgo. Nuestros protagonistas ya se conocen de antaño; sin embargo, han sabido guardar herméticamente sus sentimientos para no quedar expuestos ante los demás.

La desaparición de Mijail y el descubrimiento de los planos para la creación de un misil hacen que Arnold e Irina estén juntos más tiempo del estrictamente convencional lo que hará que sus caperuzas acaben destrozadas y sus sentimientos terminen aflorando. Pese a todo, ambos saben que deberán aprovechar el momento pues la condición de agente del MI6 no le permitirá a Arnold llevar una vida sosegada.

Irina se aferrará a ese amor como un salvavidas. Su vida ha dado un giro radical tras la muerte de su hermano y Arnold es el único amigo que le queda. Sabe que ahora le dolerá más la separación pero ha decidido dejar de luchar contra lo que siente, ya tiene bastante con limpiar el nombre Mijail.

Para culminar la misión con éxito Arnold necesitará la ayuda de unos amigos americanos, que seguro que a los lectores de "La huida de Carol" les sonarán mucho. Volvemos a encontrarnos con Mark y David. Es más, en un momento de la trama, Arnold tiene que viajar a Estados Unidos para ayudar a Mark a recuperar a su hija ¿Os suena de algo? Es como si las dos historias transcurriesen de forma paralela. Y ahora sí, parece que los tres amigos han encontrado cada uno su pareja.

La novela se lee muy rápido y engancha desde el primer momento, pues la huida de Mijail nos deja con un sabor agridulce y con ganas de saber qué es lo que está ocurriendo.

Como ya nos tiene acostumbrados, la autora utiliza un lenguaje sencillo y claro sin detenerse en descripciones y florituras que enreden la historia. La narración es dinámica y goza de un ritmo bastante fluido, lo que nos proporciona una lectura ligera, muy conveniente para esta época.

Por ponerlo un pero, tal vez las continuas reflexiones de Irina sobre sus sentimientos respecto a Arnold y lo que sienten, sobre todo después de haberlo hablado hagan restarle algún que otro punto a la historia. Con que sus dudas quedasen reflejadas una sola vez sería más que suficiente.

Mila L. Castelo