el libro de los ruidos

Opinión:

“El libro de los ruidos” contiene más onomatopeyas de las que esperaba, y también su abanico de “sonidos” es amplio en diversidad. Como explico en el argumento aparecen algunos animales o instrumentos, algo que cualquiera espera de un libro de este estilo, sin embargo lo que me ha parecido curioso ha sido el extra que no esperaba: gestos y simbolismos.
 
Un enchufe no hace ruido pero con él viene la palabra entre exclamaciones “¡No!”, una Navidad no hace ruido pero tiene un bumbum característico que enseguida se reconoce, una madre puede hacer muchos sonidos pero aquí está escogido el beso… y así, a los típicos sonidos de animales o instrumentos, se unen los de la caída de gota de agua, timbres y sirenas, el llamar a una puerta o el estornudar, y a todo ello los ruidos simbólicos.
 
En el caso de los simbólicos alguno que otro se puede aprovechar muy bien para hablar con tu pequeñajo. Un ejemplo perfecto es el del “enchufe” que grita “¡No!”. Eso mismo hice con mi hija, contarle que los enchufes no hablan pero que… te puede dar la corriente, por eso cuando vea un enchufe… (lo cuenta una que se electrocutó de niña haciendo de paso de corriente eléctrica y que salvaron de milagro).
 
La verdad es que leer los sonidos con tu hijo en brazos, hacer que los repita y decirle “¡muy bien!” es una gran experiencia porque para él/ella es un juego y la sonrisa le llega a las orejas. Lo sé, me hará leérselo tropecientas veces.

Anika Lillo