El libro de las horas contadas

Opinión:

Es difícil sustraerse a la lectura de una novela cuando se abre con un inicio como el del primer relato. Un plácido ambiente, un lugar agradable, una amistad de toda la vida, y una revelación que lo cambia todo. El conflicto está planteado; hay que seguir leyendo.

La historia se construye a base de pequeños relatos de personajes que en principio pudieran ser distintos a los protagonistas, pero que cualquiera comprende que son ellos mismos. Pero no queda ahí la originalidad del formato: hay también un goteo de relatos breves que responden a reflexiones sobre el universo, el cosmos, la vida humana, la relatividad de las cosas, y que finalmente están también relacionados con la historia que constituye el eje central de la novela. Lo importante es que este método narrativo no desmerece la calidad de la propia historia ni tampoco menoscaba el interés del lector; antes bien, borra todo rastro de pesadez de su lectura y crea adicción.

La fantasía a raudales, unida a una peculiar visión del universo, se adueñan de la narración y crean un ambiente de irrealidad onírica que encuentro muy interesante. Se lee sin dificultad ni esfuerzo; un síntoma de que quien escribe sabe bien lo que hace.

Hay atisbos de literatura intimista, que fija su atención en los sentimientos provocados por las pequeñas cosas, esas que tantas veces acaban resultando las verdaderamente grandes o importantes.

Destacaría también un recurso estilístico que, bien utilizado, genera efectos sorprendentes, y no sólo en literatura: el surrealismo. Personalmente soy un amante de esa tendencia artística, que encuentro aquí muy bien utilizada por el académico José María Merino, y tratada con la sutileza y la habilidad necesarias.

Las descripciones son someras y ajustadas a lo imprescindible. No desea el autor ser prolijo en un ámbito en que los sentimientos de unos pocos personajes son lo único relevante. Sin embargo, la relación de estos con la naturaleza que les rodea se convierte en uno de los motivos principales de la historia, como si se buscase en aquella una salida a la angustia vital.

El libro de las horas contadas   me parece una lectura deliciosa para todo tipo de público, pero en especial para los que están cansados de largas hazañas imposibles y de enrevesadas tramas inverosímiles. 
 
José Antonio Carbonell Pla