El gulag chino

Opinión:

Este libro da testimonio de una antigua presa en los campos de reeducación chinos para uigures. Los uigures son una minoría musulmana que viven en la región de Xijiang en el oeste de China y ya hace tiempo que están siendo duramente reprimidos por el régimen comunista chino. No son una excepción porque el régimen chino reprime cualquier cosa que pueda ser considerada una amenaza para el mismo, cualquier cosa que no sea la uniformidad que desean para toda la población (cuanto más uniforme sea la población, y siempre bajo los criterios del régimen, más sencilla es de controlar porque obedecen sólo a las consignas que les transmite el poder mientras que si queda algo de obediencia a otras como la religión puede haber disidencia y rebeldía) es perseguida y reprimida.

Todos los regímenes comunistas usan de la represión sistemática contra la población para hacerla obediente y también para purgar a los elementos disidentes, necesitan borregos para tener todo controlado y la mejor manera es el terror además de, como he dicho, liquidar las cabezas pensantes y que puedan ejercer un liderazgo en la sociedad, nunca es bastante pequeño alguien para que no merezca ser borrado de la faz de la tierra, una onda pequeña puede hacerse grande. La existencia de campos de concentración es normal en este tipo de regímenes, en Rusia se comenzó con esos simples campos para tener a la gente encerrada a los campos de trabajos forzados donde además de matar a la gente por sus condiciones se les explotaba como mano de obra esclava, se cumplían los dos objetivos: eliminar y sacar provecho. Ese modelo, el Gulag por su acrónimo ruso, se ha exportado bajo distintos nombres y en el caso del régimen comunista chino los campos originales se han ido modificando para adaptarlos en este caso a la destrucción del pueblo uigur que es de lo que trata este libro.

"El gulag chino: Cómo sobreviví a un campo de internamiento" está escrito por Rozenn Morgat, periodista de Le Figaro, especialista en la etnia uigur de la cual es nuestra protagonista, Gulhabar Haitiwaji, que le dio su testimonio estremecedor de todo lo que le ocurrió. Nada más abrir el libro el lector se encontrará con un mapa de la región autónoma uigur de Xinjiang (China) en blanco y negro y del árbol genealógico de la familia de Gulhabar.

Gulhabar Haitiwaji pertenece al grupo social y étnico uigur afincado en la región de Xinjiang, al noroeste de China, es una superviviente de los llamados «campos de reeducación» chinos. Ella emigró a Francia en el año 2006, donde vivía su vida felizmente hasta que un día la atraen con excusas a China. Nada más pisar su país natal es detenida. Tras pasar un año de su detención es sometida a un juicio que solo duró nueve minutos, sin juez ni abogado; sería condenada a siete años en uno de esos campos creados para someter a una parte de la población. Allí será sometida a torturas y la bombardearán constantemente con propaganda comunista china, deberá escuchar ante su asombro que se encuentra en ese lugar por culpa de su hija y su activismo independentista uigur.

Estamos ante una desgarradora historia narrada por la propia mujer que fue sometida a toda clase de atrocidades dentro de un sistema de adoctrinamiento basado en palizas, trabajo hasta el agotamiento físico y mental, torturas, esterilización forzada... y lo más duro de leer, una historia asociada a lo que son varios centros de multinacionales, cuyos productos son la mano de obra de miles de uigures recluidos en esos campos. Ella es una afortunada por haber podido escapar viva después de dos años y medio de detención y poder dar testimonio, lográndolo gracias al esfuerzo de su hija y el Ministerio de Asuntos Exteriores francés.

Todo comienza en el año 2016 y termina en 2019 tras su liberación. Vais a leer una crónica personal de una mujer que nos recuerda lo que ocurre en su país con un gobierno chino que ha cometido un genocidio continuo contra los uigures, una minoría étnica musulmana, en Xinjiang desde 2014. El objetivo de dicho gobierno, por lo que a simple vista puede parecer, no es eliminar a esa etnia, sino que se someta a los dictados chinos, si renuncian al islam, a su idioma y sus costumbres y se someten a lo que debe ser un chino no hay problema, si no, como se puede ver en este libro, se les elimina, se ataca sus templos, se les esteriliza, etc. Eso es todo. Por supuesto, de independencia ni hablar, en ese caso daría igual que sean muy chinos que iban a acabar fatal. Y además, dada su potencia económica y militar, no tienen que dar explicaciones a nadie y hacen lo que les da la gana sin problema porque una intervención en China resultaría catastrófica incluso mediante sanciones económicas.

Una narración valiente, sabiendo las consecuencias de hablar de esta terrible situación, ya que podría afectar a su familia que todavía vive en China. Gulhabar Haitiwaji es consciente de la suerte que tuvo siendo refugiada política de poder salir de ese lugar, donde tantos y tantos jamás lograrán hacerlo. Lo peor es la llegada de la noche, la cual le traerá de vuelta en forma de pesadillas lo que vivió: las pisadas de los guardas, las súplicas de las palizas o cuando sintió en su cabeza una maquinilla que le raparía todo su cabello...

Los libros de testimonio sobre cómo funcionan realmente los regímenes comunistas son muy escasos porque la mayoría de la gente que acaba en campos de este tipo no sobrevive y, aunque lo hagan, poder escapar del país y dar testimonio todavía es más complicado, eso le da valor a este libro.

Muy recomendado.

Violeta Lila