El asesinato de Sócrates

Opinión:

Marcos Chicot nos vuelve a ofrecer una novela histórica; en esta ocasión ambientada en la antigua Grecia; concretamente durante los años en los que ocurrió la Guerra del Peloponeso, en la que Atenas y Esparta se enfrentaron cruentamente durante treinta años.

Pero no sólo asistiremos una guerra más que conocida por todos los amantes de la historia, sino que a través de sus páginas asistiremos también a una historia de amor, de dolor, de amistad, de superación y de intriga con ciertos toque de filosofía, faltaría más teniendo en cuenta el título de la novela.

Sobre todo es una historia de superación y de tristeza pues continuamente veremos como sus personajes tienen que luchar, sobrevivir y sobreponerse a las circunstancias adversas.

Es una historia de personajes, pues son ellos los que deciden el rumbo de la novela, los que consiguen transmitirnos emociones y sensaciones, los que nos enseñarán pequeñas dosis de filosofía, los que nos harán dudar y creer.

El autor consigue llevarnos a la antigua Grecia con su maravillosa descripción y prosa, con la caracterización de las diferentes personas y sus oficios, ya sean esclavos, políticos, soldados o ciudadanos.

Aunque podríamos pensar que Sócrates es el verdadero protagonista de la historia, esto no es así. Es uno más entre tantos que tienen algo que contar, aunque sí es verdad que buena parte de la trama gira en torno quien será el asesino del famosísimo filósofo. El lector desconfiará de cada personaje de ojos claros. Sin embargo, la solución al misterio es bastante sorprendente.

En la parte final de la novela, el autor nos ofrece algunos de los pensamientos de Sócrates; pero no creáis que su lectura es farragosa. Todo lo contrario, se insertan de forma coherente, de manera que hasta parecen hechos para la propia historia.

Hay que elogiar el enorme trabajo de documentación que ha realizado Marcos Chicot para ofrecernos esta novela. Un trabajo que se nota en el mimo de los detalles, en el cuidado de los personajes, en la descripción de las tareas más obvias, en la recreación de los edificios. Sin duda, el lector se sentirá transportado a la antigua Grecia, paseará por sus calles, asistirá a las reuniones del Senado y vivirá su guerra en directo. Es imposible sustraerse a la narración.

Al final de la novela, el autor ha incluido un apartado para explicar cuáles son los personajes reales y los ficticios dentro de la trama, dando algún que otro detalle que nos ayuda a ilustrarnos más.

Estamos ante una novela fantástica que hará las delicias de todos los amantes de la novela histórica en la que se aúnan amores imposibles, dolor por la pérdida un hijo, política, arte, filosofía, batallas,... Una manera amena y entretenida de aprender una parte de la historia de la humanidad, gracias a la sencillez de una prosa que engancha y atrapa desde la primera página.

Mila L. Castelo