Ficha realizada por Anika
SUEÑOS SIN NOCHE (Cómic) (Sueños sin noche, 2007) Jose Antonio Cotrina Editorial Diábolo © Ilustraciones: Felideus y Jezabel © Textos: David Jasso, Santiago Eximeno, José Antonio Cotrina, María Isabel Rodríguez y Juan Antonio Fernández Madrigal © Edición: Diábolo Ediciones S. L. 1ª Edición, noviembre 2007 Género: Comic / Relatos Gráficos / Terror - Fantástico Guionistas: David Jasso - Santiago Eximeno - José Antonio Cotrina - María Isabel Rodríguez y Juan Antonio Fernández Madrigal ISBN: 978-84-934949-9-5 100 Páginas Color y B/N |
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Nota de Anika: Esta ficha está repetida en todos y cada uno de los guionistas
aparte de esta que comparten Felideus & Jezabel. Sin embargo, al margen del
mucho trabajo que con este programa cuesta realizar esta labor, la página para opinar
siempre llevará a la de Felideus & Jezabel, aunque todos los comentarios, vengan
de donde vengan, aparecerán en todas y cada una de las fichas realizadas.
Varios relatos dedicados exclusivamente al terror, la fantasía y la ciencia-ficción
ilustrados por Felideus y
Jezabel, con guiones fascinantes y terroríficos de
David Jasso,
Santiago Eximeno,
José Antonio Cotrina,
María Isabel Rodríguez y Juan Antonio Fernández
Madrigal, en un álbum exquisito, con una portada
que ya augura lo que veremos dentro, las historias en cuestión, una carta de defensa
del Terror Fantástico a cargo de Felideus (también guionista), un prólogo y epílogo
de Felideus (con un toque final artístico de Jezabel) y unas páginas finales con
las biografías (más que divertidas) de los culpables de estos “Sueños sin noche”.
Los relatos son los siguientes:
* Prólogo gráfico a cargo de Felideus
* “Sueños Febriles”: David Jasso y Jezabel
* “Alicia”: José Antonio
Cotrina y Felideus
* “Alimento para el alma”:
Santiago Eximeno y Jezabel
* “Black
Hole Jack”: Felideus
* “Calcita”: María
Isabel Rodríguez y Jezabel
* “Transitus Homini”:
Juan Antonio Fernández Madrigal y Felideus
* Epílogo gráfico a cargo de Felideus y Jezabel
* Extras: biografías simpáticas de los autores y bocetos.
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Anika (Registrado)
Creo que lo primero que debería decir es que esta misma mañana he ido a tres personas
para recomendarlo, ejemplar en mano: a mi vecina, para que además de leer libros
se habitúe a los cómics de calidad que Diábolo está produciendo, a una
librería, para que se haga con esta editorial, y a la Biblioteca para que tomen
nota también del cómic y la editorial (por cierto, la encargada ha estado ojeándolo
y ha tomado nota).
Debido a la cantidad de historias y guionistas, voy a hablar de ellos por partes:
- Prólogo de Felideus
Con maestría nos ilustra y narra de qué va a ir “Sueños sin noche”, qué es lo
importante de lo que vamos a ver y leer. Las imágenes cotidianas, fantásticas, se
unen al surrealismo. La cotidianeidad es agradable incluso en ese ambiente, pero
puede cansar, por eso, como insinúa Felideus, lo que se recordarán son las historias.
- Sueños Febriles (David
Jasso-Jezabel)
David Jasso da otra vuelta de tuerca al suicida que se arroja bajo
las ruedas de un autobús en su novela “La silla”. Aquí sugiere una
explicación más tenebrosa, dándonos a entender que el estado febril puede abrir
una especie de tercer ojo capaz de ver otro mundo, el que está vedado para el común
de los mortales, el que algunos dicen ver porque poseen un don. ¿Son de verdad farsantes?
¿Es el estado febril una puerta?
La hermanita del suicida intentará cometer el mismo error para averiguar por qué
se suicidó su querido hermano, pero lo que va a ver, de tan grotesco, es imposible
de asimilar, sobre todo cuando descubres algo que tiene que ver contigo.
Jezabel, la ilustradora, da color a los personajes principales dejando a los secundarios
en un casi uniforme color tostado, visible y definido, pero restando importancia
a estos, haciendo así que los protagonistas sean los que tienen que ser, y el resto
se convierta en ambiente. El color pertenece a quienes importan, por eso cuando
Susi llega al mundo grotesco que vivió Alex, los colores refuerzan las imágenes
más terribles con tonos fuertes, dándoles más importancia, y así nos transporta
a todos al mundo febril en el que las visiones son demasiado terribles para pasar
desapercibidas. Creo que a Frida Kahlo le hubiera gustado ver esas imágenes.
- Alicia (José Antonio
Cotrina – Felideus)
Cuando dejas de creer en las hadas, una de ellas muere; cuando los habitantes de
nuestro planeta dejaron de tener ilusiones y deseos,
Ende creó la Nada para destruir el mundo
de Atreyu y la Emperatriz Infantil, y cuando los hombres tienen pesadillas,
Cotrina crea un submundo de monstruos
terribles, seres horrorosos, inimaginables, que a la pequeña Alicia le hacen feliz,
porque ella no es como las otras niñas.
El miedo al monstruo del armario da aquí un giro sorprendente de la mano de Alicia.
Se convierte en realidad, pero lo vemos desde dentro, como cuando se escucha un
disco al revés, viviendo el otro mundo escondido. Alicia está al otro lado del armario,
como la Alicia que va al otro lado del espejo, o por los caminos de Oz.
Alicia es especial, particularmente siniestra, y para permanecer en aquel horrible
y maravilloso mundo de prodigios, tiene que pagar un precio que no dudará en aceptar.
El final es, pues, lo más impactante, especialmente por esa sonrisa malévola mientras
mastica algo.
Felideus aquí está sublime. Sus monstruos, seres y creaciones son pavorosos, los
colores, acertadísimos, los gestos, significativos. Sin duda ha sabido plasmar el
magnífico relato de
Cotrina.
- Alimento para el alma
(Santiago Eximeno y Jezabel)
El blanco y negro invade las páginas de esta historia aparentemente cotidiana protagonizada
por dos enamorados que van de excursión. Ella, luciendo sus curvas insinuantes bajo
poca ropa, él, cámara en mano, besando la tierra que pisa su amada. Y es precisamente
la cámara fotográfica la que capta algo que al joven Ricardo no le pasa tampoco
desapercibido… algo más peligroso que los cicautas inventados por
Sánchez Piñol en “La sangre fría” y que, precisamente,
como con estos cicautas, el agua es importante pero de una forma muy distinta.
Ricardo y Natalia no están preparados para lo que viene a continuación. Nadie lo
estaría, porque es atroz.
Hubiera sido magnífico en este caso que Jezabel hubiese dado unas pinceladas de
color a las entrañas y a la sangre, habría resultado tan impactante como el final
del cuento de
Eximeno.
- Black Hole Jack (Felideus)
Relato basado en una novela gráfica del propio Felideus, él mismo se encarga del
guión y la ilustración.
Es curioso cómo las páginas azules llaman más la atención que el resto, coloridas,
justo las que cuentan la historia, historia negra, de armas, violencia y amenazas,
que terminan en un guiño homenaje y utilizan el sentido del humor.
Me resultó llamativo el parecido físico de uno de los personajes con el actor Samuel
L. Jackson, y si uníamos esto a la conversación entre los dos matones, parecía que
estábamos ante un guiño-homenaje a una escena de “Pulp Fiction” de Tarantino (Travolta/Jackson),
aunque en este caso ambos hombres sean negros. Y no me equivoqué en mi apreciación…
es un verdadero guiño a
Pulp Fiction, pero también lo es al
propio guionista y creativo, a los padres de los superhéroes, capaces de hacer vivir,
matar o resucitar a sus criaturas, particularmente a aquellos que, como este guionista,
permite que sus seres no tengan que morir.
Y ya puestos, casi como
Unamuno en “Niebla”, el guionista aquí existe,
su mano hace acto de presencia, y utilizando su ingenio bromea incluso con su estado
físico y mental no sin antes echarse un piropo con mucho sentido del humor.
En este relato, más que las imágenes, la máxima calidad la he encontrado en el guión,
y eso que las ilustraciones de Felideus son mis favoritas.
- Calcita (Mª Isabel
Rodríguez y Jezabel)
Estupendo trabajo de la ilustradora Jezabel, diría incluso que el mejor de los que
muestra en este álbum, donde ha predominado una estética que se alía perfectamente
con la época de esta historia medieval. Digna de mención, también, la letra utilizada
para el texto.
Las gárgolas creadas para proteger al pueblo unen sus fuerzas y acaban con los seres
humanos de la zona. Empieza una batalla en la que las gárgolas tienen todas las
de ganar, y conceden tres años de tranquilidad. En uno de esos ataques sobrevive
un niño que es capturado con un único fin: que siga creando más gárgolas de piedra
y concederles vida con la alquimia.
Una fantástica, cruel y terrible historia digna de convertirse en una leyenda a
recordar. Gracias por ella Mª Isabel.
Eso sí... no he llegado a captar el significado del título con la historia... algo
se me escapa.
- Transitus Homini (Juan
Antonio Fernández Madrigal y Felideus)
En un mundo en el que los robots son consejeros y protectores de los seres humanos,
el joven Ahmu, acompañado del suyo (Gaul), huye de la fatal muerte que los anarcas
han decidido que es lo mejor para la humanidad: la destrucción. Estamos en una época
en la que el ser humano ya no piensa por si mismo, no toma decisiones, se ha acostumbrado
a que sean los robots quienes dirijan sus vidas porque saben qué es lo mejor para
ellos, pero ahora hay una guerra y los seres humanos, a este paso, están en vías
de extinción. Gaul, el robot de Ahmu, hará lo impensable para salvar, al menos,
la conciencia del pequeño para que pueda seguir viviendo, a pesar de con su solución
deje de escuchar el latir de su corazón.
Extraña pero tierna historia de ciencia-ficción donde Fernández Madrigal presta
su apoyo al Asimov que quería que el mundo viera humanidad
en los robots. Felideus, de nuevo, está más que correcto en sus ilustraciones. El
final, sorprendente, por supuesto.
- Epílogo (Guión
de Felideus; Ilustraciones de Felideus y Jezabel)
De nuevo el prólogo retoma su continuación para darle con más ímpetu razón a lo
que Felideus nos proponía. Al final, sólo quedan las historias.
¿Cómo concluir? Fácil: si habéis leído lo primero que he dicho, no quedan dudas.
Maravillosa apuesta de Diábolo. Enhorabuena a todos.