Odio a los fantasmas

Opinión:

Así, de entrada, sensaciones encontradas con este libro, a ver si consigo explicarme adecuadamente.

Por un lado, contiene chistes y bromas que sí que son pertinentes para el rango de edad al que va destinado el libro, mayores de 10 años (incluso podría decir que algunas tal vez no acaben de pillarlas los que más cerca estén de los 10, siendo para un poco más mayores); pero por otro, algunas acciones y, sobre todo, la descripción y el tratamiento del fantasma me parecen demasiado infantilizadas, como que no me acaban de cuadrar del todo con lo anteriormente expuesto. Es decir, que mezcla bromas, chistes, juegos de palabras que los más pequeños no acabarán de comprender si no se lo explica alguien más mayor, con descripciones, actuaciones, etc. más aptas para un público algo más infantil. Esa es la sensación que he tenido yo al menos.

Bien, en cuanto al libro (salvando lo anterior), comentar que es finalista de la XXVIII edición del Premio Edebé de Literatura Infantil, y su autor, del que ya hemos reseñado alguna obra aquí, es creador y guionista de varias series de TV, y escritor de literatura infantil y juvenil.

En este libro, el protagonista es el único de su familia que cree y nota los fantasmas en su hogar, lo que le llevará a divertidos desencuentros y malentendidos con el resto de sus familiares (padre, madre, hermana mayor y hermana menor); nos encontramos de entrada con la casi típica estructura familiar, sus relaciones y cómo algo extraordinario puede afectar a esas relaciones, pero, claro, pasado todo ello por el filtro de un relato infantil y de humor. Por otro lado, nos encontramos con el fantasma, con lo que piensa él de esos intrusos y de las molestias que le ocasionan a él. Con todo ello, asistiremos al "desencuentro" entre humano (niño) y fantasma, su relación... y con algo más que les obligará a unir fuerzas. Con todo ellos, como siempre sucede con estos libros, podemos encontrar algunas enseñanzas, como los valores de la familia, la amistad, el respeto a los mayores, no despreciar a lo desconocido, etc. Temas que quedan ahí, en segundo plano, pero a la vez claramente visibles durante el desarrollo de la obra.

Las ilustraciones, adecuadas como (casi) siempre en estos libros, son obra de la ilustradora Laura Catalán.

En resumen, me ha entretenido, me han hecho gracia ciertas bromas, juegos de palabras, etc., pero por otro lado las veo un tanto "desconectadas" con el tono del resto de la obra.

J. Javier Arnau