Marina Mayoral (La poesía de Rosalía de Castro. Marina Mayoral)
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Marina Mayoral
(Docente, investigadora y escritora)
La poesía de Rosalía de Castro Marina Mayoral
El libro del que conservo más imágenes en mi memoria es el primero que publiqué, que no era un libro de creación sino de crítica literaria: La poesía de Rosalía de Castro, un macizo volumen de 600 páginas que yo miraba con arrobo cuando me enviaron de la editorial los ejemplares que como autora me correspondían. Los extendí sobre la mesa del comedor y me dediqué a contemplarlos.
Era un libro que había dedicado a mis padres, agradeciéndoles su apoyo, y llevaba un prólogo muy elogioso de D. Rafael Lapesa, catedrático de mi universidad y Secretario de la RAE, persona excelente y gran maestro. Yo era la primera persona de mi familia que había hecho una carrera universitaria y la primera que publicaba un libro, así que me sentía a un tiempo emocionada y satisfecha.
Y de pronto apareció mi hijo mayor, que por entoces tenía cuatro años. El tablero de la mesa le llegaba a la nariz y por encima de él asomaban sus grandes ojos azules y su flequillo rubio.
- ¿De quién son estos libros? - preguntó
Le expliqué que se trataba de varios ejemplares de un solo libro, y le dije muy satisfecha:
- Es mío.
Él entonces, preguntó de nuevo:
- ¿Y quién lo ha escrito ?
La satisfación me desbordaba por las orejas cuando le contesté:
- ¡Yo! Lo he escrito yo, es un libro mío.
Mi hijo alzó los ojos de la mesa para mirarme, movió en sentido negativo su cabecita rubia, y dijo con todo el convencimiento del mundo:
- No. Las mujeres no escriben libros ...
En ese momento su padre apareció por la puerta del salón y aseguró escandalizado:
- ¡Yo no le he dicho tal cosa!
Se lo creí. Y pensé que habrían sido las monjas del parvulario, o - confieso mi mal pensamiento - mi suegra. No conseguimos que nos dijese de dónde había sacado aquella idea. Años después, leyendo un trabajo de Adela Turín sobre la ideología de los cuentos infantiles, me di cuenta de que podía proceder de ellos aquella idea retrógrada: en los cuentos los libros estaban siempre en las manos de los hombres, padres, abuelos, tíos, nunca de las mujeres, que solían utilizar las manos para realizar labores domésticas o para sostener grandes paquetes con lazos.
Hoy mi hijo mayor es un hombre que se puede llamar feminista, que apoya de forma activa la igualdad social de hombres y mujeres. Pero vinculada a aquel libro, al que de vez en cuando ojeo para consultar algún dato, se ha quedado la imagen de una chica emocionada ante su primera obra y la de unos ojos azules, inocentes y hermosos, de un niño que le negaba el derecho a realizar su más hondo deseo: la de dejar una huella escrita de su paso por el mundo.
Firma: Marina Mayoral
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