María Pilar Queralt del Hierro (Guerra y paz. Leon Tolstoi)
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Mª Pilar Queralt del Hierro
(Historiadora y Escritora)
Guerra y Paz Leon Tolstoi
Mi libro-recuerdo huele a tarde de domingo, tiene el eco lejano de la retransmisión de un partido de fútbol, de música de zarzuela o de discos dedicados; de la charla -unas veces insustancial, otras no tanto-de las mujeres de la familia, y se mantiene en la penumbra del despacho donde se recogían mi padre y mi abuelo inmersos en su colección de sellos…. Tiene, por fin, la forma de una vieja encuadernación verde manzana donde, en letras doradas desgastadas por el uso, se leía: PORTFOLIO DE LA HISTORIA DE ESPAÑA. En sus páginas, grandes láminas acompañadas de una breve descripción reproducían en añejas litografías las grandes gestas de la historia patria: el sitio de Numancia; el llanto de Boabdil al abandonar Granada; Isabel la Católica dictando su testamento; la coronación post-mortem de Inés de Castro o el César Carlos cabalgando orgulloso en Mühlberg… Yo era niña, muy niña y el libro era viejo, muy viejo… Tanto, que mi abuelo me obligaba a apoyarlo en una vieja mesa supletoria rescatada de la que fue casa de veraneo, arrastrada por el viento de la guerra. Eran los primeros años sesenta y mi imaginación, en vez de perseguir a Mary Quant o a los Beatles, se quedó anclada para siempre en esa aventura épica y ampulosa, que fue la historiografía romántica.
Luego, ya en los setenta, la Facultad me enseñó que la Historia era otra cosa. Que el pueblo era protagonista y que los grandes movimientos de masas eran los auténticos impulsores del devenir de la Humanidad. Así que mi libro-recuerdo se quedó arrinconado y las imágenes del Acorazado Potemkin o del drama de Sacco e Vanzetti sustituyeron a los heroicos protagonistas de las láminas de mi niñez.
Pero, entretanto, había aparecido en mi vida otro libro. Tenía apenas quince años y dos gruesos tomos -que aún conservo- editados por Bruguera, me habían mantenido clavada a una hamaca del jardín un largo y soleado fin de semana primaveral. Su lectura me había absorbido hasta tal punto que consiguió aislarme de todos y de todo. Se trataba, nada menos, que de Guerra y paz de León Tolstoy.
Ahora, cuando la madurez hace que los recuerdos ya no me avergüencen pienso que debo a aquel viejo Portfolio de la Historia de España mi pasión por la historia y, sin duda, a la inconmensurable Guerra y Paz, mi debilidad por la novela histórica. Un género que cultivo, aún en la certeza de que nunca se podrá superar la genialidad de Tolstoi a la hora de demostrar que tenían razón en la Facultad. Que hablar de historia, es acercarse al día a día, en paz o en guerra, de aquellos hombres y mujeres que nos precedieron.
Firma: Mª Pilar Queralt del Hierro
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