Karlos Alastruey (El palacio de la Luna y Mr. Vértigo. Paul Auster)

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Karlos Alastruey

(Cineasta, habitual en noticias de Anika Cine Magazine)

El palacio de la Luna y Mr. Vértigo Paul Auster

Estos días hemos rodado algunas escenas de "Lodo", nuestro primer largometraje de ficción. Hace poco terminamos, en medio del fango resbaladizo de un atardecer frío y cargado de una niebla que nos heló hasta los huesos, el quinto día de rodaje. El próximo rodaje está previsto para dentro de dos semanas.

La historia de "Lodo" iba a ser mucho más sencilla en principio, pero unos meses antes de comenzar el rodaje sucedieron dos acontecimientos que hicieron cambiar diametralmente el enfoque de la historia.

Uno de dichos eventos fue un curso de cine contemporáneo impartido por Juan Zapater, en el que descubrí un género cinematográfico, aún minoritario, en el que se enmarcan algunas películas maravillosas provenientes de Japón y Corea del Sur. Es lo que algunos denominan el cine sobre el dolor de la existencia. Dichas películas, más que una narración, describen el alma de una persona. Lo que en principio parece un relato realista, termina por llevarnos a las profundidades del subconsciente del protagonista.

El segundo de estos acontecimientos fue la lectura de dos libros de Paul Auster: "El palacio de la luna" y "Mr. Vértigo". Para mí la lectura de esos libros supuso toda una revolución mental, una especie de estallido que me ayudó enormemente a hacer concretos ciertos sentimientos y sensaciones hasta entonces abstractos, y por tanto intransferibles. Creo que libros como los mencionados nos ayudan a superar en parte uno de los mayores dramas de la existencia humana: nuestra condena a vivir en completa soledad, a ser incapaces de expresar ante otro ser humano cómo nos sentimos y cuáles son nuestras motivaciones más profundas. Por paradójico que parezca, es precisamente dicha incapacidad esencial la sustancia sobre la que se desarrollan los personajes en cine: el texto del personaje, como discurso explícito que se desenvuelve en la superficie del personaje, en su consciente y en sus emociones; y el subtexto, bullendo en el subconsciente y agitándose en los sentimientos más íntimos.

El protagonista de "El palacio de la luna", al llegar a una situación en la que descubre el absurdo de su existencia, decide reducir a cenizas todo su mundo y, en cierta forma, dejar de ser quien se supone que es. Es precisamente esa destrucción de su supuesta identidad la que le lleva a contemplar un horizonte vital muchísimo más amplio. La trayectoria vital descrita en este libro (y en Mr. Vértigo) ha influido en la reescritura del guión de "Lodo", que ha pasado de ser un thriller a convertirse en un drama psicológico surrealista. Y estos dos libros continúan ejerciendo su influencia durante los ensayos, en el trabajo de construcción de personajes y en el propio rodaje. Descubrir quiénes somos, más allá de nuestro nombre, de nuestro aspecto físico, de nuestra edad, de nuestro sexo, de nuestro idioma materno... ¿no es el drama al que nos enfrentamos todos a lo largo de la vida? La única diferencia entre los seres humanos es que algunos se enfrentan a ese drama y otros tratan de mirar hacia otro lado.

Firma: Karlos Alastruey. 18 de Abril del 2007