José Manuel Serrano Cueto (El Mago de Oz. Fernando Martín Iniesta)
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José Manuel Serrano Cueto
(Escritor, Crítico e Historiador Cinematográfico)
El Mago de Oz Fernando Martín Iniesta
Son muchos los libros que me han acompañado a lo largo de la vida, pero siempre que miro atrás recuerdo con especial cariño la versión que de El mago de Oz escribió el dramaturgo Fernando Martín Iniesta. La obra, que se había estrenado en el Teatro Goya, de Madrid, por la Compañía Los Títeres, Teatro de Juventudes, el 8 de octubre de 1961, fue publicada en 1986 por Escuela Española, año en el que cayó en mis manos. Mi hermano mayor tuvo a bien regalármelo para alegrar las horas insoportables de una dolencia infantil, los largos momentos de un encierro obligado que se me hacía eterno. Pero ese librito de 119 páginas me supo a gloria y me reí de lo lindo con El Hombre de Paja, El Hombre de Hojalata, El León Valeroso y Dorita.
Este Mago de Oz es una obra de teatro, una comedia en dos partes y seis cuadros que presenta notables diferencias respecto a la novela de Lyman Frank Baum, pues Iniesta mezcla poesía y prosa, así como elimina y crea personajes y situaciones a conveniencia. El libro me dejó tan fascinado que corrí en busca de todo lo que estuviese relacionado con el mundo de Oz: leí el original de Baum, vi la película de Victor Fleming y hasta me convertí, vaya cosa, en El Espantapájaros para una agrupación carnavalesca de mi Cádiz. Pero lo mejor estaba por llegar...
Creo que fue en 1998, mientras estudiaba en la escuela de Arte Dramático de Málaga, cuando asistí a una conferencia de Fernando Martín Iniesta. Conocer a Fernando, y entrevistarlo para la revista que yo dirigía entonces, Unicornio, supuso para mí el reencuentro con aquel libro de mi niñez. Charlamos unas horas y le manifesté que él había contribuido a mi pasión por la lectura y mis primeros balbuceos como escritor. No volvimos a vernos hasta 2002, cuando asistimos, ambos por separado, a la presentación de una antología de obras breves en la Asociación de Autores de Teatro de Madrid. Me encantó verle de nuevo y a él no debió desagradarle tampoco el reencuentro porque manifestó su deseo de charlar conmigo con más calma, invitándome para ello a su casa de Colmenar del Arroyo. Un sábado me trasladé a su hogar, en la que comí una exquisita tortilla de bacalao, y pasamos el día paseando por el pueblo y charlando sobre teatro, libros y política. Me regaló casi toda su obra -Teatro canalla, Trilogía de los años inciertos, Tierra de nadie, Hombre del pueblo...- y, a petición mía, escribió en cada uno de los volúmenes una sentida dedicatoria que él mismo me iba leyendo (hoy no soy capaz de descifrarlas por lo intrincado de su caligrafía). Entonces, cuando ya me había dado cada uno de sus libros, saqué El mago de Oz y él, emocionado, estampó una nueva firma. Jamás olvidaré aquel día en Colmenar del Arroyo, y tampoco la mañana en la que fui a visitarle para regalarle un ejemplar de la revista La ratonera, en la que yo había publicado una entrevista entresacada de nuestra larga charla. Fernando me manifestó su deseo de que le ayudase a mover sus obras de teatro entre las compañías actuales, pero, por esas cosas de la vida, nunca más volví a verle. El año pasado me enteré de su muerte, ocurrida en agosto de 2005, y el corazón se me encogió. No pude sino coger mi ejemplar de El mago de Oz, amarillento ya, y prometerle que mis hijos disfrutarían también de su lectura. No hay mayor inmortalidad para un escritor que el hecho de que sus libros se continúen leyendo. Y yo contribuiré a ello.
Firma: José Manuel Serrano Cueto
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