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Perseguir un sueño. José Antonio Cotrina
Autor: José Antonio Cotrina Gómez (Vitoria, España. 1972) Web Oficial: www.com Participa con: "Perseguir un sueño" |
Sobre José Antonio Cotrina: |
Nació en Vitoria (1972), ciudad donde reside actualmente. Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas, comenzó a escribir de niño y a publicar en los 90 en diversas revistas y fanzines de literatura fantástica. En el año 2000 su carrera comenzó a consolidarse tras ganar el UPC y el Alberto Magno, los dos premios de ciencia ficción más importantes del panorama nacional. En el 2003 dio el salto a la novela con "Las Fuentes Perdidas", una historia de fantasía oscura publicada por la editorial La Factoría de Ideas. Su segunda novela "La casa de la Colina Negra", una historia juvenil de temática también fantástica, ha sido editada por Alfaguara en el 2006 y ya cuenta con dos ediciones. En la actualidad se preparan traducciones de su obra al inglés y al turco. Tiene numerosos premios y menciones a su obra.
Bibliografía (hasta el momento de participar en Comenta-Cuentos): |
¬ La casa de la
Colina Negra. (2006)
¬ Mala racha (Novela corta. 2005)
¬ La niña muerta (Cuento. 2004)
¬ Amanecer" (Novela corta. 2003)
¬ Las Fuentes Perdidas (Novela. 2003)
¬ Mala racha (Antología, recoge "Mala racha", "La Pirámide" y la
reedición del cuento "Tormenta". 2002)
¬ Tiempo Muerto (Novela corta. 2002)
¬ Salir de Fase (Novela corta. 2001)
¬ Soñando Soberbia (Cuento. 2000)
¬ Perseguir un Sueño (Cuento. 2000)
¬ Entre Líneas (Cuento. 2000)
¬ Tres noches y un crepúsculo (Cuento. 2000)
¬ Los conejos de la guerra (Cuento. 2000)
¬ Destino Soberbia (Cuento. 1999)
¬ Lilith, el Juicio de la Gorgona y La Sonrisa de Salgari (Novela
corta. 1999)
¬ Tullido (Cuento. 1994)
¬ La noche de las tres lunas (Cuento. 1993)
¬ Crucifixión (Cuento corto. 1992)
¬ La noche (Cuento corto. 1992)
¬ Otoño (Cuento corto. 1992)
¬ Tormenta (Cuento. 1992)
* ver José Antonio Cotrina en Anika Entre Libros
Perseguir un
sueño
Cuentan los que cuentan cuentos que hace más que mucho tiempo
hubo, a este lado de los sueños, un príncipe encantado llamado
Sarleff el errante. Fue Korockandell, el brujo negro, quien sin
motivo -pues los seres realmente malvados no necesitan motivos para
hacer el mal- se presentó en la corte donde el noble príncipe
Sarleff aprendía el difícil arte de ser soberano. Allí el hechicero
enarboló su cayado de madera negra y maldijo al príncipe por el
mero placer de hacerlo: lo condenó a no dejar de vagar nunca por el
mundo hasta que encontrara a su verdadero y único amor,
prohibiéndole detenerse más de un día en un mismo lugar y dormir
dos veces bajo un mismo techo. No debía parar en su búsqueda hasta
que encontrara a la única mujer del mundo que estaba destinada a él
como él estaba destinado a ella, pues el amor de los hombres, como
el camino de las estrellas, está escrito en los cielos.
Y el príncipe ensilló su mejor caballo, vistió sus mejores galas y
se puso en marcha pensando: "Extraña maldición es ésta que me
condena a buscar la mejor recompensa que anhelar pudiera."
Pero la maldad del mago oscuro era mucho más retorcida de lo que
nadie podía pensar. Leyendo las marcas en el cielo encontró a la
mujer que estaba destinada a ser el único amor del príncipe. Se
llamaba Aura y su belleza y su porte sólo rivalizaban con su fuerza
e inteligencia. Y sin ningún motivo -por lo que ya he señalado
antes- maldijo también a la mujer a vagar por la tierra hasta que
encontrara a su único y verdadero amor -que era, claro está, el
príncipe Sarleff-, y de tal forma lanzó su maldición que pasara lo
que pasara siempre iba a separar una jornada de viaje a ambos
amantes, de tal forma lo hizo que ella siempre estaría a su espalda
y él siempre delante, buscando Aura un día después de donde Sarleff
buscara, persiguiéndose sin nunca encontrarse porque ésa era la
verdadera maldición de Korockandell, porque ése era el verdadero
alcance de su maldad.
Durante cincuenta años se buscaron por las tierras de los sueños.
Atravesaron uno en pos del otro todos los caminos -y son muchos-
que llenan los mundos -que son más-, atravesaron lugares que no
aparecían en ningún mapa y descubrieron mapas de lugares que no
existían. Bajaron y subieron cientos de montañas y vadearon todos
los ríos que encontraron en su camino. Y siempre permanecía igual
la distancia que los separaba, siempre un día entre Aura y Sarleff.
No importaba lo que el uno avanzara pues la otra avanzaba lo mismo
tras él. Llegaron hasta el confín del mundo y hasta el confín de
los confines. Durante cincuenta años buscó Sarleff el errante sin
saber que el objetivo de su búsqueda iba tras él. Vivieron más
aventuras de las que mil libros podrían narrar y, aunque siempre
salieron triunfantes, el no encontrarse los desesperaba y
enloquecía. Durante cincuenta años recorrieron tierras de ensueño y
pesadilla, durante cincuenta años, con la única fuerza y guía de su
amor, se buscaron inútilmente ante el regocijo de Korockandell que,
desde su negra guarida, contemplaba los frutos de su maldad.
Y finalmente no fue Aura la dama que dio con Sarleff sino otra
mucho más pálida y escuálida; la vieja muerte le dio alcance en un
cruce de caminos y le hizo detenerse pues había venido a llevarse
su alma. El anciano príncipe errante la vio acercarse y,
conteniendo un suspiro, descabalgó de su caballo. La parca, antes
de hundir el filo de su guadaña en la luz de plata que era el alma
del príncipe, le preguntó:
"¿Has cumplido tus objetivos?"
"Perseguí el amor durante toda mi vida y no lo supe o no lo pude
hallar. No, no he cumplido mi objetivo pero muero feliz porque
estoy seguro de que hay vidas peores que perseguir un sueño"
"Las hay" replicó la muerte. Y se lo llevó.
Aura por fin encontró a su amado, lo halló muerto en la
encrucijada y, aunque nunca lo había visto, supo con la misma
certeza con la que pisaba su sombra, que ese anciano muerto era a
quien tanto había buscado. Fue tal la impresión de hallarlo que su
corazón dio un vuelco y sucumbió. Quedó Aura postrada en el suelo
de tierra de la encrucijada, sintiendo como la vida se le iba
escapando con cada latido de su corazón. Tuvo fuerzas aún para
arrastrarse hasta el cadáver de Sarleff y tomarle entre sus brazos,
mecerlo como a un niño y depositar un suave beso sobre su pálida
frente.
Fue entonces cuando Aura sintió unos pasos a su espalda y
girándose, convencida de que era la muerte la que se aproximaba, se
encontró con la maléfica silueta de Korockandell que, con los
brazos cruzados, los observaba.
"Vengo a contemplar mi triunfo" explicó llanamente el mago.
Aura le respondió con una alegre carcajada.
"¡Tu triunfo, débil y patética criatura! ¿Qué triunfo vienes a
contemplar aquí sino es el nuestro? ¿Qué amor en este u otro mundo
podrá soñar nunca con superarnos, corazón negro, a nosotros que,
sin habernos conocido, nos hemos perseguido y amado hasta la misma
muerte? ¿Donde está tu victoria, engendro?"
Y Aura murió abrazada al cuerpo de su amado, con la sonrisa de la
victoria llenando de juventud y fuerza su ajado rostro.
Y Korockandell el oscuro sin arrepentirse de nada -pues los
verdaderamente malvados no tienen conciencia y aunque quisieran
arrepentirse no pueden- sonrió y, dando una palmada,
desapareció.
© José Antonio Cotrina Gómez
COMENTARIOS SOBRE EL
RELATO
Pilar López Bernués
(pilarlb)
Me ha gustado mucho. Se lee ágilmente y transmite un sabio
mensaje.
¡Enhorabuena!
César
Muy original, me ha gustado por su originalidad y sus genuinas
expresiones de cuentos de hadas-brujos buenos o malos.
Al final esperaba una maldad más mala para el malvado puesto que
desaparece y se va "de rositas", quizás mi curiosidad o mi parte
infantil hubiera necesitado una buena lección para ese Korockandell
o, si intento expresarlo mejor, hubiera sido -para mí- necesario
una respuesta a esa lección de amor que le da Aura, aunque esto no
le quita ni un ápice a la originalidad de la historia, ni a su
interés.
Travis
Tenía toda la pinta de ser un cuento-parodia-de-los-cuentos
infantiles y al final ha resultado ser una historia de amor muy
bonita y muy tradicional (los amantes que no se encuentran hasta el
final de la historia aunque aquí eso sucede de otra forma). El
hecho de iniciar y terminar el relato de forma tan heterodoxa no le
resta valor al cuento que al final (y siempre que le cambiemos el
final para que los dos enamorados se encuentren, en vida
naturalmente y Korockandell reciba su justo castigo) se le puede
contar a los niños perfectamente.
Panzermeyer
Soy un lector empedernido de cuentos de fantasía. ¿Cómo no iba a
gustarme? Enhorabuena.
Joseph B. Macgregor
Cita:
Durante cincuenta años se buscaron por las tierras de los sueños.
Atravesaron uno en pos del otro todos los caminos -y son muchos-
que llenan los mundos -que son más-, atravesaron lugares que no
aparecían en ningún mapa y descubrieron mapas de lugares que no
existían. Bajaron y subieron cientos de montañas y vadearon todos
los ríos que encontraron en su camino. Y siempre permanecía igual
la distancia que los separaba, siempre un día entre Aura y Sarleff.
No importaba lo que el uno avanzara pues la otra avanzaba lo mismo
tras él. Llegaron hasta el confín del mundo y hasta el confín de
los confines. Durante cincuenta años buscó Sarleff el errante sin
saber que el objetivo de su búsqueda iba tras él. Vivieron más
aventuras de las que mil libros podrían narrar y, aunque siempre
salieron triunfantes, el no encontrarse los desesperaba y
enloquecía. Durante cincuenta años recorrieron tierras de ensueño y
pesadilla, durante cincuenta años, con la única fuerza y guía de su
amor, se buscaron inútilmente ante el regocijo de Korockandell que,
desde su negra guarida, contemplaba los frutos de su maldad.
Me ha emocionado mucho esta parte del cuento
Y tambien esta OTRA:
Cita:
Qué amor en este u otro mundo podrá soñar nunca con superarnos,
corazón negro, a nosotros que, sin habernos conocido, nos hemos
perseguido y amado hasta la misma muerte? ¿Donde está tu victoria,
engendro?"
He experimentado muchas sensaciones bonitas leyendo este
cuento.... GRACIAS
Cotrina
Hola a todos
Primero quiero dar las gracias a todos los que os detenéis a leer
este cuento y, sobre todo, a Anika por haberme dado la oportunidad
de participar en este proyecto de acercamiento
lectores-escritores.
"Perseguir un sueño" es un relato que tiene ya una edad. Lo
escribí hará unos ocho o nueve años y salió publicado en Solaris,
una revista de literatura fantástica, ya fenecida, en el 2000. De
todos los cuentos que he escrito es del que mejor recuerdo el
momento de su concepción: fue una madrugada en que andaba dándole
vueltas a las dificultades de ser escritor, en lo complicado que es
abrirte camino, publicar... Me dio por pensar que era perseguir
imposibles, como intentar tocar el horizonte, llegar al arco iris y
cosas de esas.
Lo siguiente que se me ocurrió fue el cuento que podéis leer más
arriba. No me quedó otro remedio que levantarme a las tantas y
escribirlo de un tirón. La historia trata de intentos, no de
consecuciones, de que el mero hecho de intentar algo ya es un
avance, aunque la meta no se alcance. Por eso no quise escribir una
historia con final feliz, al menos no un final feliz al uso, de
haberlo hecho el mensaje que deseaba transmitir hubiera quedado
diluido. No quería un "esfuérzate y lo conseguirás" porque mal que
nos pese el mundo no funciona así, quería un simple
"inténtalo".
Abrazos
José Antonio
Manel Sparks
Pues sí, es un relato muy enternecedor sobre el amor, escrito en
un ambiente de hadas, brujos, la muerte personificada... Este tipo
de relatos normalemente gusta bastante a los lectores, pero es
difícil no ser repetitivo o caer en tópicos muy trillados. Creo que
el autor ha sabido desenvolverse muy bien. He disfrutado mucho con
el relato, me he sentido siguiendo las huellas de los personajes en
ese camino de búsqueda.
Lasalamandra
Cotrina escribió:
No quería un "esfuérzate y lo conseguirás" porque mal que nos pese
el mundo no funciona así, quería un simple "inténtalo".
Y a mí es lo que más me gusta, y lo que me ha transmitido. Porque
es, a la vez, como un aliento de fuerza ya que es verdad que el
mundo no funciona así pero que lo importante "no es participar"
sino la ilusión que se le pone. Escuché de un profesor de
psicología que se es más feliz en la espera, mientras esperamos lo
que va a ocurrir, como un niño que espera los regalos de los Reyes
es más feliz la noche anterior cuando está esperando que cuando ya
los ha conseguido, creo que los intentos merecen la pena porque nos
da la felicidad.
Me ha encantado el cuento por ese regusto final que deja. Además
de las sensaciones tan vivas que va transmitiendo durante toda su
lectura.