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Opinión:

Lo primero que se me ocurre tras haber disfrutado de este libro es que se trata de una pequeña obra de arte. Y no es una manera de hablar porque si hay algo que llama la atención desde la primera línea, incluso sin abrir siquiera el libro, son sus ilustraciones. El autor, Chen Jiang Hong, es un maravilloso pintor chino que utiliza la técnica tradicional de su país que es la tinta china sobre papel de arroz. Al abrir la primera página una ya se maravilla. Cada dibujo es un bello cuadro que nos transporta a la milenaria China.

Y de viaje por este país, nos encontramos con un mundo de magia y leyenda, pero también con un espacio para las buenas enseñanzas y los finales felices. Un buen hombre que vive de su trabajo y ayuda a quienes lo necesitan. El pago justo a un favor. Una niña mágica que nace del interior de una flor de loto y hace el bien dándole riquezas al hombre bondadoso. La avaricia encarnada en la figura del prefecto y su hija. La moraleja final: la avaricia nunca tiene buenas consecuencias.

Los más pequeños disfrutarán de la magia del relato y las ilustraciones. Los lectores adultos nos deleitaremos con esta pequeña galería de arte chino. Resumiendo, y como diría mi pequeñaja, “qué chuli es la nena de la flor”.

María Dolores García Pastor