Juntos en la hoguera

Opinión:

Debo decir que el refrito de "Juntos en la hoguera" era tan raro que no podía sino sentir curiosidad por él: una bailaora de flamenco que debe convertirse el equivalente a un torero en este mundo mágico, solo que los toros son dragones y pueden destruir la ciudad si se descontrolan, no simplemente matan al torero. Un "Cómo entrenar a tu dragón" de inspiración hispana.

La autora ha introducido una extraña mezcla de elementos culturales españoles (de los que conocen los turistas solamente: flamenco, toros, gastronomía andaluza...) pero, cuando obvias el choque de verlo todo junto sin venir a cuento y aceptas el worldbuilding que propone Isabel Ibáñez, este no funciona mal. Pero sí, a cualquier español le chocarán cosas como que el espectáculo de flamento sea en la plaza, justo antes de la corrida, o que la ambientación sea medieval pero haya grupos animalistas en defensa de los dragones haciendo escraches en las plazas (algo muy moderno y que tiene poco sentido en un mundo donde los dragones matan a la gente).

Sin embargo, el desarrollo, tanto de personajes como de trama, no tiene nada de especial. Se intuye quién está detrás de todo desde su primera aparición, por dónde van los secretos de Arturo y hasta la solución de equilibrio que encuentra para el espectáculo resultaba bastante obvia desde muchas páginas antes. Hay demasiadas coincidencias y elementos oportunos, y demasiada poca sutileza por parte de la autora (que también tiene problemas para elegir un ritmo adecuado) a la hora de presentarlos.

Tanto Zarela como Arturo resultan bastante unidimensionales. Especialmente Zarela. De hecho, a poco que te pares a pensar, ella y su padre realmente no merecen gestionar esa plaza, porque cometen los mismos errores (que cuestan vidas) una y otra vez. Sabiendo que hay un saboteador, lo lógico sería blindarte, pero las medidas de seguridad brillan por su ausencia. Y ella toma una mala decisión tras otra. Tampoco es muy creíble que pretenda aprender en muy poco tiempo una profesión peligrosísima que acaba hasta con los más expertos si cometen el más mínimo error.

El interés romántico tampoco se ve desarrollado en el libro y parece un tanto brusco. Además, los personajes secundarios apenas se esbozan porque solo son un aderezo para que no estén solo los dos protagonistas y no aportan nada a la trama.

En definitiva, una vez que aceptas la ambientación, esta es el gran valor del libro. Todo lo demás, aunque entretenido, no resulta extraordinario.

Déborah F. Muñoz