Anika entre libros

Entrevista a Rosa Villada por "El camino de los locos"

"Yo creo que los libros, una vez que los escribes, tienen vida propia y llegan a quien los necesita en esos momentos"

Firma: Pilar López Bernués / Fotos: autora / Mayo 2007

 

Rosa Villada ha ejercido el periodismo durante 20 años. Fue redactora de los diarios "La voz de Albacete", "La Tribuna" y "La Verdad". Dirigió los regionales "Lanza" y "Las Noticias". Puso en marcha el primer periódico digital de la provincia: "Noticias de Albacete". Ha sido comentarista política en emisoras de las cadenas "Ser" y "Cope" y corresponsal de "Europa Press", "ABC", "El Independiente", "El País" y la emisora alemana "Radio Baviera". Fue jefa de Prensa en el Ayuntamiento de Albacete y en el año 2000 abandonó el periodismo para dedicarse a la literatura e impartir talleres de escritura creativa.

 

 

ENTREVISTA

 

Hola Rosa. Primero ejerciste de periodista y ahora te conocemos como escritora. ¿Desde cuándo escribes?

Escribo desde que era pequeña, aunque de forma anárquica. Recuerdo juegos infantiles sobre películas, en los que yo escribía el guión, con sólo siete u ocho años. He llenado muchas libretas con vivencias y reflexiones. Desde siempre supe que escribiría, porque la comunicación a través de la escritura es algo que fluye en mí de una manera natural. Por eso me acerqué al periodismo, porque me gustaba escribir. Este oficio, en el que disfruté durante muchos años, y lo pasé muy mal al final, me atrapó por completo. Por eso hasta que no me desenganché de la profesión periodística, no pude dedicarme a la ficción literaria.

 

¿Qué te llevó a sustituir tu carrera periodística por la literatura? ¿Las ves incompatibles?

La escritura de ficción me atraía desde siempre, pero la falta de tiempo me impedía dedicarme a ello. No es que vea incompatible la literatura y el periodismo, hay muchas personas que la compaginan -aunque no tienen nada que ver- pero no fue éste mi caso. Yo no podía trabajar durante diez horas diarias, atender a mi familia y, además, escribir una novela. Sólo cuando decidí dejar el periodismo tuve el tiempo y la tranquilidad suficiente como para crear universos literarios.

En mi caso, el empujón para emprender una nueva vida me lo dio el Camino de Santiago, que está presente en casi todas mis novelas y, especialmente, en "El camino de los locos". Después de un mes andando por esta milenaria ruta, desde Roncesvalles a Santiago, al volver a mi casa me di cuenta de que no podía seguir haciendo lo que hacía, y de que debía dar un giro de 180º a mi existencia. Fue en ese momento cuando decidí dejarlo todo y ponerme a escribir. Creo que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.

 

Eres autora de cuatro libros: "Vidas imaginadas", "Laberinto de sueños", "El color de las palabras" y la que vamos a comentar hoy: "El camino de los locos". ¿Pertenecen todas las obras al mismo género literario?

Las cuatro son novelas intimistas, centradas, sobre todo, en los personajes femeninos que las protagonizan. Esto no quiere decir que sea una literatura "para mujeres". Yo escribo para todos, de cualquier sexo, raza, edad, creencias o nivel cultural. Me interesa el ser humano sin etiquetas. Lo que más importa en mis novelas es reflejar lo que pasa en el interior de los personajes. Centrarme en esos aspectos del alma en los que todos somos iguales y tenemos los mismos anhelos y preocupaciones. Creo que por eso gustan mis novelas. De alguna forma, la gente se identifica con unos personajes que no son superficiales, sino que parecen de carne y hueso, con las mismas dudas e inquietudes que ellos.

 

Antes de publicar tu última novela, la que nos ocupa, la fuiste colgando en la Red a manera de entregas semanales decorándola, además, con dibujos de tu hijo Sergio Bleda, un conocido dibujante. ¿Qué te impulsó a hacer eso?

Fue algo que me vino a la cabeza de pronto y me enamoré de la idea. Antes de que saliera en el soporte habitual de papel, quise ponerla en la Red para regalarla a todo el que quisiera leerla, sin tener que pagar nada a cambio. Mi hijo Sergio, autor también de la portada, y de otras de mis obras anteriores, se ofreció a ilustrarla y, sinceramente, la novela ha ganado mucho con sus dibujos.

"El camino de los locos" aún está colgada en la página llamada Albacete literario, para todo aquel que quiera leerla. Creo que, después del descubrimiento de la imprenta, y lo que esto supuso en su día para acercar a los seres humanos, Internet es hoy una auténtica revolución. Yo diría que la más importante de la humanidad, a nivel de comunicación, hasta nuestros días. Gracias a este medio, a esta inmensa Red, todos estamos interconectados y tenemos acceso a infinidad de conocimientos que de otra forma nos estarían vetados. El saber se ha democratizado y se ofrece a todo el mundo, sin distinciones. Y ese es el futuro. El futuro no pasa, como nos quieren hacer creer, por pagar cánones en las bibliotecas o por limitar el acceso a productos que están en la Red. En el futuro, que ya se adelanta en Internet, todo será compartido por todos. Lo que pasa es que esto supone una revolución vital de enorme trascendencia. Y siempre que hay una revolución en ciernes de gran magnitud, va precedida de una regresión. Una marcha atrás que protagonizan los que tienen unos privilegios e intereses que, obviamente, no quieren perder. Pero esa es una batalla que tienen perdida de antemano. Tarde o temprano, todo será compartido por todos. Aunque aún queda para eso.

 

¿En algún momento te preocupó que la novela pudiera ser plagiada al mostrarla de forma completa en una web?

No, en absoluto. La verdad es que ni siquiera se me pasó por la imaginación. Siempre que termino una novela la inscribo en el Registro de la Propiedad Intelectual, como algo rutinario, no porque crea que la vayan a plagiar. Así puedo disponer de ella a mi antojo, y moverla con mayor libertad.

 

Rosa... "El camino de los locos" está protagonizada por una persona con la que mucha gente se sentirá identificada. La veo, entre muchas otras cosas, como un canto a la libertad...

Sí, es un canto a la libertad; todas mis novelas lo son. En mi escala de valores, la libertad siempre ha ocupado el primer lugar. Cosa que, a menudo, me ha ocasionado muchos problemas, ja, ja. No soy ninguna ingenua y sé perfectamente, como dice Epicteto, que "hay cosas en la vida que se pueden controlar, y otras no", y que "nuestra tranquilidad interior y eficacia exterior", dependen de saber distinguir unas de otras. A pesar de todo, creo que la libertad es la base de nuestra existencia. Así, cuando nos entregamos a algo o a alguien, cuando nos rendimos, debe ser en el pleno ejercicio de esa libertad. Sólo de esta manera la entrega y la rendición tienen sentido y valor.

 

Tenemos ese "yo" moldeado por la vida y las circunstancias que, pocas veces, se corresponde con el más auténtico. ¿Nos ves a todos como a actores en un escenario interpretando distintos papeles?

Sí, esa es una definición correcta, desde mi punto de vista. El problema es que, cuando llevamos un tiempo en este mundo, nos olvidamos de que sólo hemos venido a representar distintos papeles, nos identificamos con ellos y confundimos a los personajes con nuestro auténtico yo. Entonces resultamos patéticos. En mi opinión, no hay que perder nunca de vista esta perspectiva. Vivimos en lo que Calderón de la Barca definió como "el gran teatro del mundo"

 

De tu obra se desprende que cada ser humano necesita su parcela de intimidad y las intromisiones externas llegan a ser agobiantes. ¿Qué es para ti ese espacio propio?

Todo. Es como el aire que respiro, sin él no podría vivir. Soy una persona muy sociable, me gusta estar con la gente, pero diariamente necesito mis momentos de soledad. Si no los tengo, mi energía se resiente. Y no digamos ya a la hora de escribir. Entonces la necesito más que nunca. Para mi la soledad es absolutamente imprescindible y enriquecedora. Es el complemento de mi libertad.

 

El camino que emprende Paula a los 55 años la lleva a descubrirse a sí misma y se sorprende de lo que encuentra. ¿Piensas que la mayoría de las personas sólo nos conocemos a grandes rasgos?

Es muy triste decirlo, pero la mayoría de las personas no nos conocemos. Tenemos una imagen idealizada de nosotros mismos, hecha a nuestra medida y también con las opiniones de los demás. Pero sólo con las opiniones que nos rosavilladainteresan, claro. Cuando alguien nos critica, no lo aceptamos y nos enfadamos.

Una vez leí en algún sitio que había que escuchar a los enemigos, porque éstos siempre tienen razón. En ese momento rechacé la frase. Ahora, con más años y más vivencias, me he dado cuenta de que es verdad. Como los enemigos no nos quieren y no les importa hacernos daño, nos dicen con sinceridad lo que ven en nosotros. Yo aplico una regla segura: cuando algo de lo que dicen de mí me jode, es que es verdad. No falla.

En el oráculo de Delfos había grabada una frase: "Conócete a ti mismo" Ese conocimiento es imprescindible, pero a veces no resulta agradable. Para llegar a él hay que sumergirse en nuestras zonas oscuras, en esas donde hemos ido metiendo bajo la alfombra todo lo que nos afea, todo lo que rechazamos y nos baja del pedestal que hemos construido para nosotros. Como digo, no es una tarea agradable enfrentarte a esa sombra -como la denominaba Jung- pero si quieres conocerte de verdad, no hay más remedio que hacer ese viaje a la oscuridad, alumbrándote con tu propia luz. Sea poca o mucha.

 

Rosa... De alguna manera, algunos personajes de "El camino de los locos" están atrapados en las costumbres, lo que se espera que hagan y el qué dirán; no viven como desean vivir y eso ocurre en la vida real ¿Te parece que actuamos por cobardía, resignación y comodidad?

Así es en muchas ocasiones. En demasiadas. Seguramente pensando en que tenemos algo que perder. Realmente, cuando actuamos con valentía y de acuerdo con nuestras propias convicciones, y no con las de los demás, sólo podemos ganar.

 

Se desprende de la obra una creencia reencarnacionista que a mí, personalmente, me ha gustado mucho. "La energía no se crea ni destruye sólo se transforma" ¿Crees que un ser con todos sus sentimientos, experiencias y conocimientos puede desaparecer en un instante?

La reencarnación, para mí, no es una creencia, es una seguridad, una convicción. Vivimos en distintos cuerpos, que al morir se quedan en la tierra, pero son sólo una envoltura. La esencia de nuestra experiencia sube a otro nivel, y habita en otro cuerpo más sutil. Después sigue su camino y vive en distintas moradas, hasta que la necesidad de nuevas experiencias, o un determinado servicio, nos hace volver a reencarnar. Así es como yo lo siento. Tal y como lo expreso en "El camino de los locos", todos somos peregrinos en este mundo, estamos de paso, pero éste no es nuestro verdadero hogar.

 

En tu novela se sugiere que algunos personajes se han conocido en vidas anteriores y de ahí, quizá, procede esa atracción o repelús inmediatos hacia alguien, esa certeza de que ya se ha estado en un lugar y esos sentimientos que no se ajustan a la razón. También se dice que tenemos muchos conocimientos pero no los recordamos. ¿Cuál ha sido tu intención al escribir sobre todo ello?

No sabría decir cuál ha sido mi intención. Cuando me pongo a escribir una determinada novela, es porque en ese momento necesito compartir lo que siento, lo que sé, o indagar sobre ello en mi interior. No hay una intención previa. Supongo que el tema de la reencarnación es algo, siempre intuido, y ahora presente en mi vida. Esa certeza me ha llevado, probablemente, a escribir sobre ello, a transmitirlo y compartirlo con los demás. Aunque no conozcas a las personas que te van a leer.

Yo creo que los libros, una vez que los escribes, tienen vida propia y llegan a quien los necesita en esos momentos. Por eso no me preocupa mucho el tema de las ediciones o distribuciones. Siempre pienso: "quien tenga que leerlos los leerá". Así es, ellos llegan a las manos de quien los necesita, sin que yo me preocupe del camino que siguen. Ellos encuentran sus propios caminos.

 

El lado derecho del cerebro, el intuitivo, ¿es el que hay que escuchar más a menudo?

Creo que sí. A la hora de escribir con toda seguridad, pero yo creo que también en la vida cotidiana. Al fin y al cabo, la escritura no está al margen de la vida. Todo lo contrario. Escribir es vivir. Vivir más cosas y con más intensidad que en lo que denominamos "vida real". Toda nuestra educación y nuestros esquemas sociales, culturales y mentales, están basados en los valores del hemisferio izquierdo, en el masculino. Es la parte de la expresión lógica, del habla… Pero existe ese otro hemisferio, intuitivo, lunático, femenino, que también nos pertenece y que es inmensamente rico. ¿Por qué no valernos de él? No digo que haya que olvidarse de la razón, claro que no. Pero también están los sueños, la intuición…

 

La antigua propietaria de la casa que compra tu protagonista, la escritora Sara, ha publicado "El color de las palabras" y "El camino de los locos", dos títulos tuyos. ¿Qué relación existe entre Sara y tú?

Buena pregunta. Sara, la misma Sara de "El camino de los locos", fue la protagonista de mi primera novela; "Vidas imaginadas". Supongo que se me metió tan dentro, que ahora ha querido salir nuevamente a la superficie, protagonizando también mi cuarta novela. Creo que Sara y yo tenemos muchas cosas y muchas vivencias en común. Aunque ella sea un personaje literario, salido de mi mente. Le tengo un inmenso cariño, porque me presta su voz para expresarme.

 

Ese recorrido por el Camino de Santiago, Rènnes de Chatêau, Montségur, San Juan de la Peña, Egipto... ¿Qué finalidad tiene?

Todos estos lugares que aparecen en el libro los he visitado yo, en distintos momentos de mi vida. Tienen en común que son lugares mágicos, se podría decir que sagrados. Cuando viajé a estos sitios, no sabía que algún día aparecerían en una novela mía, pero ahí están. Como lugares sagrados que son, pueden provocar en el viajero experiencias de transformación, como las provocaron en Sara. Todo depende de la actitud abierta que se lleve al realizar estos viajes. En realidad son peregrinaciones. Y se llaman así porque transforman. Después de una peregrinación, la persona no es la misma que la que salió de su casa.

 

Volviendo a la pregunta anterior: Pese a ese viaje real, Sara insiste en que hay que mirar al interior para encontrar lo que se busca y, aun así, Paula hace un último recorrido a pie... ¿Por qué?

La peregrinación es un viaje exterior, que va transformando el interior. Ambos están íntimamente unidos. Un autor catalán ya fallecido, Kabaleb, decía que cuando uno no consigue cambiar en su vida cotidiana, surge el viaje. Y así es. Es el viaje lo que provoca el cambio, el viaje externo que induce al viaje interior, y que se produce simultáneamente. Eso, claro está, siempre que uno sea viajero, no turista. Ya dijo Paul Bowles en "El cielo protector", que la diferencia entre uno y otro está en que el turista, cuando parte de su casa, está deseando volver. El viajero no, el viajero disfruta y aprovecha el viaje como proceso de transformación, y lamenta que se termine.

 

La actitud de Elena, la hija de la protagonista ¿es un ejemplo de lo que nunca se debe hacer? ¿deseas resaltar esa actitud bochornosa?

El problema de Elena es el de muchas mujeres: la dependencia emocional de su marido. Actualmente ya no existe esa dependencia económica que había antaño, en la mayoría de los casos, pero persiste la emocional. Elena no vive con arreglo a lo que ella quiere, sino para satisfacer las necesidades de su pareja, y eso nunca sale bien.

 

Siguiendo con Elena... ¿A qué obedece que una mujer culta y moderna actúe como lo hace? Ya no hablo del personaje en sí si no de esa actitud en la vida real...

A esa dependencia emocional que he mencionado. Así es también en la vida real. Muchas mujeres, autosuficientes económicamente y cultas, dependen emocionalmente de sus parejas. Después de entregarles su vida anímica y su libertad, se quedan vacías, y lo pierden todo. Incluyendo a sus parejas, a quien dejan de interesar porque ya no tienen nada que ofrecer. Entonces, esas mujeres pretenden llenar su vacío con el otro, y se hacen dependientes de su pareja. Cada ser humano -hombre o mujer- debe tener una vida propia y no depender de nadie. Sin esa vida propia, interior y exterior, no tenemos nada. De hecho, esa vida es lo único que realmente poseemos, todo lo demás es prestado.

 

Nos presentas a Fernando, el otro hijo de Paula, como un hombre un "pelín" machista. ¿Qué te llevó a definirlo así?

He profundizado muy poco en la personalidad de Fernando. Si lo he hecho "machista", ha sido como un reflejo del comportamiento observado en muchos hombres. Detecto todavía muchos "fernandos" en la vida.

 

Rosa... ¿Has escrito un libro esotérico disfrazado de novela? :)

Me parece muy apropiada tu definición, y me alegra que hayas profundizado tanto en mi novela como para descubrirlo. Mucha gente no lo percibe, pero creo que es así. De hecho, lo que yo quería contar era la historia de Sara, y he utilizado la de Paula para ello. No al revés, como puede parecer a primera vista.

 

Cuando escribes ¿te planteas un fin didáctico, buscas más la trama o te interesan ambas cosas?

El mecanismo de creación es algo complejo. Creo que intervienen muchos factores, y no siempre comprensibles. Sara, siendo protagonista de mi primera novela, "Vidas imaginadas", dice que los escritores no eligen las historias que quieren contar, sino que son elegidos por ellas. Por qué de entre tantas ideas como tienes en la mente, hay una que destaca, es algo que se escapa a mi control. Y me alegro mucho de que así sea. Eso quiere decir que es el hemisferio derecho del cerebro el que está llevando la voz cantante.

A mis alumnos de los talleres de escritura les comparo el proceso de creación con el acto sexual. Cuando la parte masculina eyacula, son millones de espermatozoides los que empiezan la carrera hacia el óvulo, la parte femenina, para fecundarlo. Cuando vas a empezar a escribir una nueva novela, son miles las ideas que rondan en tu cabeza. Todas salen a la carrera pero, al final, es una sola la que fecunda tu imaginación y empieza a desarrollarse. ¿Por qué es esa la que ha llegado, y otras se han quedado en el camino? No lo sé, eso es algo que se escapa a mi control. Lo único que sé es que es esa historia la que quiere cobrar vida, y a partir de ese momento la hago mía y la alimento. Pero ha sido ella la que me ha elegido a mí, no yo a ella.

 

¿Qué es lo que más te gusta a ti personalmente de tu obra?

Como huyo del perfeccionismo, me gusta todo de mis novelas. Más que gustarme, las amo. Amo a todos y cada uno de los personajes, porque todos han salido de mí. Son mis hijos literarios y, como tales, los quiero muchísimo. No importa que ellos, o la obra en sí, hayan salido mejor o peor. Yo los quiero como son. Gracias a todos los personajes puedo expresarme y conocerme mejor a mi misma… Y…, bien pensado, eso es lo que más me gusta de mi obra: la oportunidad que me ofrece de profundizar en mi misma, y conocerme mejor. La escritura es para mí, y por encima de todo, un instrumento de autoconocimiento.

 

Hablando de tu futuro inmediato... ¿Estás escribiendo algo más o tienes previsto publicar otro libro en breve?

Al terminar una novela siempre tengo un "tiempo de barbecho", como yo lo llamo. Hay que dejar descansar un poco la tierra de la mente, antes de plantar nuevas semillas. En estos momentos estoy en esa fase previa a la escritura, en los que una nueva historia ya me ha fecundado, estoy documentándome, tomando notas y, si Dios quiere, empezaré a escribir cuando pase el verano.

 

Rosa ¿Qué te sugiere esa frase tan frecuente "Hay que matar el tiempo" relacionándola con "El camino de los locos"?

Se lamentaba el brujo yaqui don Juan, según nos relató en sus libros Carlos Castaneda, de todos los que decían es frase. Don Juan señalaba que no había ningún tiempo que matar, que la vida era demasiado corta para vivir todas las maravillas que nos ofrece. Estoy plenamente de acuerdo con él. Para mí, la vida es tan plena, está tan llena, que me faltan horas y días y años para vivirla. Me da pena la gente que no sabe aprovechar las oportunidades que nos ofrece; la gente que quiere "matar el tiempo", como si nos sobrase.

 

¡Pues ya está! ¿Te gustaría añadir algo más?

Creo que ya he dicho bastante. ¡Yo diría que demasiado!, ja, ja. Aunque he disfrutado muchísimo con esta oportunidad que me has dado de poder expresarme.

 

Rosa, me ha encantado leer tu libro (¡me has tenido leyendo hasta las 5,30 de la madrugada!) Creo que has sido capaz de crear una obra excelente, con el suficiente interés para no poder dejarla y con un mágico mensaje iniciático. ¡Gracias por la entrevista y mi más sincera enhorabuena!

Gracias a ti por tu interés en mi novela, y por el cariño, la comprensión y la lucidez con que la has leído. Gracias también a Anika, por las riquezas que nos ofrece en su página y por la difusión que hace de autores como yo. De corazón, muchas gracias a las dos, y a todos los que puedan leer estas palabras.

 

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