Entrevista a Rafael Ábalos por "El péndulo"

Rafael Ábalos (Málaga, 1956) es abogado. Cuenta con una prolífica trayectoria como escritor de novela juvenil: Bufo soñador en la galaxia de la tristeza (Debate, 2000), El visitante del laberinto (Debate, 2001), Grimpow, el camino invisible (Montena, 2005), Kôt (Montena, 2007), Grimpow y la bruja de la estirpe (Montena, 2009) y Poliedrum (Viceversa, 2009), obra con la que ganó el I Premio de Narrativa Juvenil As de Picas 2009, y que continuó con La canción del héroe (Viceversa, 2010).

Con Grimpow, traducido a veinticinco idiomas, obtuvo el premio de narrativa El Público, otorgado por la radio y televisión de Andalucía en 2005. Fue Libro Juvenil del Año 2007 en Holanda y recibió el premio Libro Notable del año 2008 de la International Reading Association Children's Book de Estados Unidos.

El péndulo (Plaza & Janés, 2011) es su primera novela para adultos, una trama conspirativa ambientada en Nueva York.

ENTREVISTA

Rafael Ábalos es escritor de novela juvenil. ¿Cómo pasas a escribir novela para adultos?

Por un deseo de dedicar un tiempo y un espacio a mi yo adulto. Siempre, en todas mis novelas, ha habido una dualidad de diálogo entre el yo infantil y juvenil con el adulto que soy, y siempre con un predominio del joven. El joven era el protagonista, el que vivía las aventuras, y yo como adulto aportaba algo a esa historia intentando que además hubiera un fondo de reflexión sobre el ser humano diluido entre las tramas de la novela. Ahora necesitaba dedicar un tiempo a contar algo para mí mismo, para la gente como yo. Vivimos en un tiempo que me permitía hacer una reflexión, crear una metáfora sobre esa realidad paranoica en la que el sistema nos están envolviendo de algún modo a todos, y esa fue la idea de partida y la necesidad de cambiar de registro.

Tu novela entra dentro del género de las conspiraciones, ¿no te parecía un poco arriesgado?

Sí, sobre todo porque tenía que trasladarme a un espacio que no es el nuestro. Para un autor español parece como si le estuviera vedado salir de su territorio y abordar otros lugares como espacios narrativos, sobre todo si es en Estados Unidos. Pero yo pensé que no iba a escribir una historia americana sino una historia universal, sólo que el símbolo que yo necesitaba utilizar (el péndulo) estaba allí, en Nueva York, en la sede de las Naciones Unidas, y eso significa que nos pertenece un poco a todos.

Comentas el tema de la paranoia de la conspiración que vivimos en la actualidad, supongo que propiciada por la crisis económica, la globalización, etc. ¿Crees que esa tendencia va en aumento?

Yo creo que esa es una de las incertidumbres de nuestro tiempo. Estamos viviendo un momento en el que hemos perdido las orientaciones; no sabemos muy bien dónde estamos, hacia dónde vamos, qué nos aguarda en ese futuro inmediato, cuál es el alcance real de esta crisis que está devorando el sistema, que está propiciando una quiebra no sólo económica sino también una pérdida de confianza en las Instituciones públicas, en los políticos, en los órganos judiciales e incluso en la prensa. Y eso es lo que yo creo que convierte al ciudadano en un personaje inmerso en esta paranoia en la que le es imposible encontrar su propia ubicación, su propia verdad. Esa inseguridad incluso está adquiriendo el carácter de miedo. Nunca como ahora ese miedo se había instalado de un modo tan profundo en casi todos los ciudadanos ante un futuro que se presenta incierto, como esa dualidad que el péndulo refleja entre la verdad y la mentira, entre el pasado y el futuro. ¿Qué va a pasar? ¿Van a surgir dioses salvadores que con sus ejércitos de ángeles celestiales intenten controlar este mundo nuestro, o vamos hacia un mundo global, más humano, un mundo capaz de dar soluciones a problemas generales que afectan a toda la humanidad? Yo me inclino por la confianza en el ser humano. Creo que el ser humano ha manifestado a lo largo de la Historia una capacidad de supervivencia que ha hecho que el mundo sea cada vez mejor, y creo que vivimos el mejor mundo posible. Pero están aflorando todas las contradicciones del propio sistema, de manera que es necesaria esa pequeña revolución.

Hablas de la crisis de las Instituciones, como si de repente nos sintiéramos huérfanos, desprotegidos. ¿Crees que el ser humano necesita una "guía"?

Eso fue lo que me determinó a incorporar la idea de Dios en la novela. Cuando surge la idea de un Dios, éste ya se convierte en un protector a la vez que en un motor de la Historia, de la vida. Todo lo que ocurre acontece por la fuerza del Dios Sol o de la Luna, porque lo inexplicable había que alcanzar a entenderlo de alguna manera. Cuando el ser humano no es capaz de comprenderlo, inventa la idea de un Dios. Mi planteamiento en la novela al hacer esa reflexión sobre Dios es que somos los seres humanos los únicos responsables de nuestra existencia y que cuando no existe ese Dios salvador o controlador, o incluso malvado, el ser humano tiene que defenderse a sí mismo, es el único capaz de dar solución a esos problemas.

En la fotografía, con Anika en la presentación de "El péndulo" en Valencia.

Una pregunta que planea sobre toda la novela, ¿qué pasaría si Dios estuviera realmente entre nosotros?

Seguramente estaría muy asombrado de lo que hemos conseguido y lamentando mucho las torpezas que seguimos cometiendo.

Creo que también hay presente una dualidad en el ser humano: el conflicto eterno entre el bien y el mal, el amor y el odio, la paz y la guerra. Todo eso sigue estando presente en nuestra sociedad actual, aunque algunos aspectos, como el miedo a un conflicto bélico global, se hayan mitigado.

¿Qué vas a hacer ahora? ¿Vas a continuar escribiendo novela para adultos?

Sí, voy a escribir otra, ya en territorio español y con personajes españoles. Va a ser una novela a tres tiempos, con personajes muy profundos, un drama que creo que puede ser muy atractivo. La originalidad está en la fusión, porque nadie inventa nada, y son las que pueden permitir una nueva vuelta de tuerca. Cada vez es también más difícil sorprender, y yo intento crear a partir de la sorpresa, incluso de la mía propia. Y ahora quiero descubrir qué se oculta detrás de unos personajes que he imaginado, a partir de un hecho histórico que va a tener una presencia a lo largo de una época, y que creo puede ser interesante.

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