Anika entre libros

Entrevista a Manuel Moros Peña por "Historia natural del canibalismo"

"el asesino caníbal actual (...) Está aquí, acechando a la vuelta de la esquina. Y sus brutalidades superan con creces al más tatuado de los guerreros maorís"

Firma: Anika Lillo / Imágenes cedidas por Manuel Moros Peña / Julio 2008

 

A mucha gente las palabras "holocausto caníbal" les sonará por la película de Ruggero Deodato, pero lo cierto es sí existió un holocausto cuya única excusa fue el racismo: los negros eran acusados de canibalismo para exterminarlos. Quizás esto os parezca curioso o irreal, pero sólo es la punta del iceberg de un libro -que a pesar del tema resulta extrañamente ameno- concebido para explicar el origen y desarrollo de la antropofagia. Para ello, el doctor Manuel Moros Peña hace un recorrido que empieza en el mismo Neolítico y termina en la actualidad con los nuevos caníbales: los psicópatas de nuestros tiempos.

Así, Historia natural del canibalismo recoge un riguroso estudio de lo más curioso, a veces espeluznante y otras casi simpático, repartido en varios apartados (Supervivencia, Ritual, Prehistórico, Guerrero y Patológico) donde se habla del tema así como descubre una sustanciosa cantidad de hechos ocurridos en la historia que sorprenderán al más escéptico. Prácticamente todos conocemos los hechos acaecidos en los Andes donde un grupo de deportistas terminan sobreviviendo a un accidente aéreo cuando deciden comer la carne de sus muertos (¡Viven!). Pues si esta es vuestra única referencia apretaos el cinturón porque ha habido muchos casos de canibalismo no necesariamente de indígenas. Amplía el libro una sección dedicada al cine caníbal.

Canibalismo -portadas

En esta entrevista vamos a romper el último tabú hablando con Manuel Moros Peña: el canibalismo.

 

 

ENTREVISTA

 

La primera pregunta alude al título ¿natural?

No se puede decir que la práctica de devorar a individuos de la misma especie sea algo "natural", pues aunque se ha descrito en numerosas especies animales, no forma parte de su comportamiento habitual. Nuestros parientes más cercanos, los chimpancés, con los que compartimos un 99% de los genes, ni siquiera devoran a sus muertos si no se dan circunstancias especiales. De hecho, la antropóloga Jane Goodall que pasó cerca de cuarenta años en Tanzania estudiando la vida de estos primates, se mostró horrorizada al observar el comportamiento de los chimpancés Passion y Pom, madre e hija, que asesinaron y devoraron a cuatro crías de otras hembras, llegando a la conclusión de que padecían algún tipo de trastorno.

Es evidente que las especies carnívoras han desarrollado un sistema de inhibición de la agresividad intraespecífica, dado que la misma especie correría peligro de desaparecer si se generalizara la agresión con fines alimenticios entre sus propios miembros. El caso muy conocido de la Mantis religiosa se debe a que la hembra no reconoce al macho como un miembro de su especie, sino como a una presa y, al parecer, son los espasmos de agonía del macho los que estimulan el apetito sexual de la hembra. Por lo tanto, el canibalismo en la Naturaleza sólo ocurre en circunstancias muy concretas.

Por ejemplo, en incrementos demográficos no soportables por el medio, que obligan a regulaciones poblaciones, como en el caso de los ratones de campo, las salamandras, algunos peces de acuario como los guppies e incluso los leones y los monos langures. En estos casos, la disminución de recursos alimenticios del medio debido al aumento del número de individuos hace que maten y devoren a los miembros más débiles, que suelen ser las crías. Lo mismo ocurre cuando escasean los alimentos.

En 2004 se registraron varios casos de canibalismo entre los osos polares del mar de Beaufort, en Alaska, ya que el calentamiento global y el deshielo los han alejado de las focas, su comida habitual. También se ha observado este comportamiento caníbal cuando ocurren alteraciones puntuales que afectan sólo a determinados individuos.

Las hembras de hámster devoran a sus crías ante la más mínima alteración detectada en sus inmediaciones (como la presencia humana) y las gaviotas adaptadas al medio urbano suelen devorar a las crías de sus congéneres. Pero se trata de hechos puntuales, así que no podemos decir que el canibalismo sea algo natural.

He llamado así a mi libro en homenaje a la Historia Natural de Plinio el Viejo (23-79 d.C.), una obra colosal compuesta por 37 libros que puede considerarse la primera enciclopedia de la Naturaleza concebida como tal, y que abarca la descripción del universo, el mundo, el hombre, los reinos animal y vegetal con la farmacopea de ellos derivada y el reino mineral. Fue el primer intento serio de esquematizar el universo. Yo he intentado (modestia aparte), hacer lo mismo, sólo que con el Mundo Caníbal. Unir las piezas del puzle y dar una visión global del fenómeno.

 

¿Creencias religiosas y canibalismo ritual están unidas de alguna forma?

La comida totémica era un acto de comunión con el dios-animal. Con el advenimiento de los dioses antropomorfos, los hombres comenzaron a sacrificar y devorar a miembros de su propia especie como representación de su deidad. Por eso, los sacrificios humanos y el canibalismo ritual no pueden comprenderse independientemente del fenómeno religioso. No se trataba de matar al hombre para comérselo, sino de comérselo porque había sido sacrificado.

 

La historia de "¡Viven!" (accidente aéreo en los Andes) es la más conocida pero has mencionado muchísimas más a lo largo de la Historia ¿por qué no son igualmente populares?

Porque es un hecho relativamente reciente (ocurrió en 1972), y recibió una gran cobertura mediática. La historia de la supervivencia de los jóvenes uruguayos era lo suficientemente sensacional como para interesar a los periódicos y emisoras de radio y televisión del mundo entero. Fue llevado al cine en 1993 (¡Viven!, Frank Marshall), y sigue siendo un tema que interesa, después de 35 años. De hecho, hace sólo 2 años, Nando Parrado publicó un libro (Milagro en los Andes) donde recogía aquellos espantosos 72 días que pasó en compañía de los otros 15 supervivientes, perdidos en los Andes, alimentándose de sus familiares muertos.

Recientemente se ha estrenado el documental Náufragos, dirigido por Gonzalo Airjón, en el que los 16 supervivientes hablan por primera vez delante de una cámara. Pero quien profundice en esta historia atraído por el morbo, encontrará algo muchísimo mejor: un ejemplo de valor, de voluntad de seguir viviendo, de superación, de solidaridad y de trabajo en equipo. Para mí, su experiencia es ejemplar en todos los sentidos, desde cómo consiguieron el agua a la increíble proeza de tres muchachos que consiguieron escalar sin ninguna clase de equipo las inexpugnables montañas nevadas para pedir ayuda. Vivimos unos tiempos faltos de héroes, de referentes. Sin embargo, esta historia está llena de héroes. Es una Odisea trasladada a los tiempos modernos. El canibalismo, en este caso, es simplemente algo más que tuvieron que Manuelmoros2hacer para poder sobrevivir y regresar junto a sus seres queridos. Me atrevería a decir que algo anecdótico. Hay aspectos muchísimo más interesantes de este caso.

En el resto de historias de canibalismo de supervivencia existe un elemento fundamental que las hace impopulares: el asesinato. Ya fuera por sorteo (como en la terrible Costumbre del Mar de los náufragos) como por la fuerza, una persona era asesinada para alimentar al grupo. Por ello, en estas historias confluyen dos elementos que atentan contra el orden establecido: el asesinato y el canibalismo. Y es por ello que resultan tremendamente impopulares. Nos recuerdan demasiado nuestra naturaleza animal. De hecho, las únicas críticas a los supervivientes de los Andes partieron de periódicos sensacionalistas que sacaron en portada unas fotos espeluznantes tomadas por el equipo de rescate que mostraban montones de huesos cerca del fuselaje y partes de cuerpos humanos esparcidas por la nieve, especulando con el hecho de que habían matado a quienes no habían muerto en el accidente para poder comérselos. Evidentemente, esto no fue así. Pero, con total seguridad, si lo hubiera sido, la opinión popular no habría sido tan favorable.

 

¿Crees, como yo, que lo que diferencia la experiencia de "Viven" del resto es el aspecto espiritual e intimista, solidario y de comunión que no tuvieron las otras historias de canibalismo?

Seguramente. Hay que tener en cuenta que los jóvenes componentes del equipo de rugby eran alumnos del Stella Maris, un colegio católico, por lo que poseían, en mayor o menor grado, convicciones religiosas. Cuando se acabaron los alimentos y se planteó comer la carne de los muertos, los argumentos esgrimidos a favor fueron religiosos, no éticos.

En el momento de su muerte, las almas de sus seres queridos habían abandonado sus cuerpos y estaban con Dios en el Cielo. Los cadáveres eran simplemente carne; ya no eran los seres humanos que habían amado. Si no los comían, morirían, y tenían la obligación moral de vivir, tanto por ellos como por sus familiares. Para ellos, Dios deseaba que siguieran viviendo, y con los cuerpos de sus amigos les había proporcionado los medios para lograrlo. Si Dios no lo hubiese deseado, habrían muerto todos en el accidente; habría sido una equivocación renunciar al don de la vida tan solo porque sintiesen ciertos escrúpulos.

En la rueda de prensa del Colegio Stella Maris, celebrada el 28 de diciembre de 1972, Pancho Delgado dijo que pensaron en Jesús en su última cena, compartiendo su carne y su sangre con los apóstoles. Siguiendo su ejemplo, ellos tomaron la carne y la sangre de sus amigos como una comunión íntima. Las autoridades eclesiásticas anunciaron que, según su doctrina, no habían cometido ningún pecado al comer la carne de un ser humano muerto. El pecado habría sido dejarse morir. También los familiares de los muertos les expresaron públicamente su apoyo. Además, el hecho de que fueran rescatados en unas fechas tan señaladas como la Navidad hizo que se considerara su supervivencia como un verdadero milagro.

 

El canibalismo, sobre todo cuando hablamos de víctimas ya muertas, no parece tan terrible al lado de los sacrificios humanos de civilizaciones antiguas: ofrendas a dioses de niños enterrados vivos o asados, o lanzados a los tiburones…

Sin duda, el aspecto más espeluznante de los sacrificios humanos es el infanticidio ritual. El niño se consideraba el mejor intermediario entre los dioses y los hombres, pues un niño es símbolo de pureza, un recién llegado del mundo espiritual, aún no contaminado con el aspecto material de la vida, y por lo tanto, limpio en su mente y en su corazón.

Durante siglos, fue una práctica universal el enterramiento de niños en los cimientos de los edificios para que sus espíritus los protegieran. En 1906 se descubrieron bajo los cimientos del antiguo puente de Bremen, en Alemania, el cadáver de un niño colocado allí para asegurar su protección. Este rito propiciatorio fue sustituido por la colocación de la primera piedra.

Moloch o Baal, adorado por asirios, fenicios, cartagineses y filisteos exigía que en su honor, se quemaran niños vivos. En el Antiguo Testamento, el lugar donde estas víctimas eran consumidas se llamaba tofet, porque se hacía un gran estrépito con instrumentos musicales (tofim) para que los padres no oyeran los gritos de sus hijos mientras se quemaban.

Los aztecas sacrificaban niños para honrar a Tláloc, dios de la lluvia, degollándolos. Si lloraban mucho, se daba por supuesto que llovería.

En 1860 todavía se ofrendaban niños a Siva en la Baja Bengala para detener el hambre, y las madres arrojaban a los primogénitos desde una peña de 150 metros de altura para que Mahadeo, el dios de la destrucción, les concediese una numerosa descendencia.

Sin duda, el sacrificio más terrible consistía en echar criaturas a los tiburones de la desembocadura del Ganges como ofrenda a la diosa de las aguas. Los ingleses promulgaron una ley contra él en 1802.

 

¿Es cierto que la implantación o reconocimiento del cristianismo acabó con los sacrificios humanos?

Cuando se hubo adoptado la creencia de que el mundo estaba regido por un dios esencialmente bueno, un ser cuyas exigencias eran éticas en vez de materiales, los sacrificios dejaron de tener sentido. El concepto de entrega de una vida fue transformado en el de la entrega de uno mismo. Sin embargo, en otras partes del mundo, ajenas a las tradiciones cristianas, ya fuera en la India, el sudeste de Asia, Oceanía, África o la América precolombina, la inmolación de seres humanos a los dioses continuó hasta la llegada de los europeos, cuyas crueldades eran de otro tipo. Se limitaban a la eliminación de los herejes, ateos y brujos, enemigos de Cristo a los ojos de la Iglesia.

 

Que casi todos los preguntados al respecto respondan que la carne humana es la mejor que han probado, aparte de poner los pelos de punta ¿no da que pensar?

Bueno, a mí me da que pensar en la escasa cultura gastronómica de quienes dicen esto. Evidentemente, no han probado el ternasco de Aragón ni la ternera de Ávila, por poner dos ejemplos. No quiero que me consideren un frívolo, pero creo que aderezar este tema con algo de sentido del humor puede dar un mejor sabor al plato.

 

En tu libro incluyes un amplio capítulo dedicado a los sacrificios humanos rituales ¿existe alguna explicación psicológica que los relacione directamente con el canibalismo?

Una de las explicaciones la dio el mismísimo Padre de la Psicología, Sigmund Freud, en su Tótem y Tabú. Para Freud, la base de la religión, la Artecanibal2moralidad y las instituciones de la vida civilizada es el drama edípico primigenio, el parricidio en la horda primitiva, donde el padre, violento y celoso, se reserva para sí todas las hembras y expulsa a sus hijos conforme van creciendo. Los hermanos expulsados se reunieron, mataron al padre, (temido y odiado pero a la vez amado y respetado), y devoraron su cadáver para identificarse con él y apropiarse de su fuerza. Después, los sentimientos cariñosos se impusieron sobre los hostiles y sintieron remordimientos. Para apaciguar el sentimiento de culpa y reconciliarse con el padre muerto, éste fue deificado, de tal modo que Dios no sería sino una sublimación del padre, un padre celestial, primero encarnado en el animal totémico y después, tras recobrar su figura humana, en los dioses antropomórficos. Para Freud, en la base de la religión estaría la añoranza del padre, asesinado y devorado por sus hijos, y los sacrificios humanos serían una recreación de aquel crimen primigenio.

 

Filósofos, pensadores, intelectuales… fueron hombres que hablaron del mal de la religión, de la ceguera que producía en algunos grupos esta fe fanática ¿no sigue siendo así hoy día?

No creo que ninguna religión sea mala en sí misma. Lo que puede llegar a ser muy malo es la interpretación que algunos hombres hacen de ellas.

 

Recientes estudios dicen que los aztecas no realizaron sacrificios humanos como se creía. Sin embargo mencionas que ellos hicieron ingente cantidad de sacrificios y uso del canibalismo ritual ¿con qué nos quedamos?

Es cierto que una corriente minoritaria de autores pone en tela de juicio la práctica de los sacrificios humanos en la América precolombina, afirmando que todo eran calumnias racistas, habladurías poco fiables recogidas y exageradas por los conquistadores para justificar el exterminio de culturas como la azteca, la maya y la inca. Pero esta postura es considerada falta de fundamento por la mayoría de historiadores y arqueólogos. Los hallazgos de estos últimos no dejan lugar a dudas.

En septiembre de 2007 tuvo lugar un seminario internacional en el Museo del Templo Mayor de Ciudad de México, donde participaron 28 especialistas de diversos países, y ninguno negó la autenticidad de los sacrificios mesoamericanos.

También después del estreno de Apocalypto, Mel Gibson fue blanco de fuertes críticas, que le acusaron de representar a los antiguos mayas como unos salvajes sedientos de sangre. No hay que avergonzarse de las prácticas de nuestros antepasados, ni aplicar al pasado las pautas de moralidad actuales. Lo que sí es muy posible es que los conquistadores exageraran el número de víctimas de los sacrificios para enfatizar el "salvajismo" de los indígenas, para justificar una guerra supuestamente justa contra los autores de tan crueles matanzas.

 

La transubstanciación que en la religión católica es la ingesta de la ostia y el vino ¿viene a ser igual que la celebración de los aztecas donde los hijos del dios de turno se comían a su padre?

El principio es el mismo, común a muchas religiones. Por eso, los misioneros cristianos se mostraron muy extrañados de que los aztecas estuvieran tan familiarizados con esta doctrina, llegando a especular con que, tal vez, alguno de los Apóstoles hubiera llegado al Nuevo Mundo a predicar la palabra de Jesús. La hostia y el vino consagrados por virtud de las palabras "mágicas" del sacerdote se convierten en la verdadera carne y sangre de Cristo, que son comidos por sus fieles, renovando el sacrificio expiatorio del dios. De hecho, durante los años que los primeros cristianos fueron perseguidos por los romanos, una de las acusaciones que se vertieron contra ellos fue la de canibalismo, basándose en una interpretación literal de la Eucaristía. La Comunión cristiana ha absorbido y ha asimilado un sacramento mucho más antiguo que el cristianismo.

 

De los rituales caníbales que mencionas llama la atención que en los años veinte (s. XX) aún existieran hombres-leopardo en África. Con la persecución que se les hizo ¿cambiaron su método de conseguir víctimas, esta vez ya ajenas a su grupo?

Sin duda, la persecución de las autoridades y su ejecución hizo que la población dejara de verles como seres sobrenaturales y que se negara a proporcionarles víctimas, como era tradicional. Pero esto no descarta que los Hombres Leopardo y otros cultos caníbales sigan existiendo.

De hecho, en 2005, en Gabón se creó la Asociación Gabonesa de Lucha contra los Crímenes Rituales. Por término medio, en ese país se registran al menos dos crímenes rituales al año. Se encuentran cuerpos mutilados a los que se han extraído ciertos órganos (genitales, ojos, lengua, orejas…) en la creencia de que su ingesta proporciona poderes sobrenaturales.

Mba Ntem (actualmente en prisión), líder de una secta animista caníbal contó frente al tribunal que le juzgó en 1986 cómo él y sus fieles asesinaban y comían a sus víctimas.

Pero tampoco hace falta irse tan lejos. En septiembre de 2001 fue hallado en las aguas del Támesis el torso de un niño de 5 años. Las investigaciones concluyeron con la detención de 19 personas, la mayoría de origen nigeriano, integrantes de una banda que introducía ilegalmente niños africanos en el Reino Unido para hacer de esclavos domésticos y sexuales, pero también para ser inmolados ritualmente.

 

Vicente, empresario valenciano que vivió 20 años en Guinea Ecuatorial y su mujer, me contaron que los caníbales que tenían por allí troceaban y enterraban en barro la carne humana para "conservarla", pero que no comían "blancos" porque no les gustaba (por lo que estaban relativamente tranquilos) ¿actuaban todos los caníbales africanos con los mismos métodos?

Es en estos detalles donde debemos fijarnos para comprobar la veracidad de los numerosos (y pintorescos) relatos caníbales. Evidentemente, enterrar carne (de cualquier tipo) en barro no es, en absoluto, un método para conservarla. La humedad facilita la proliferación de bacterias y por lo tanto, acelera los procesos de putrefacción, sobre todo en un clima tan caluroso como el africano. La carne (cualquier tipo de carne) sólo se conserva en condiciones de desecación o de frío.

De ser cierta la historia, coincide con un ritual bastante extendido, consistente en enterrar trozos del ser humano o el animal sacrificado, o regar con su sangre la tierra para asegurar una buena cosecha.

Las comunidades que comían a sus semejantes por simple glotonería han sido la excepción en la historia del canibalismo. Este no fue el caso de los fang. El canibalismo de la etnia fang que habitaba Guinea Ecuatorial, Nigeria, Gabón y Camerún era guerrero y ritual. Cuando conquistaban nuevos territorios, devoraban a sus enemigos como acto supremo de venganza y para absorber su vitalidad.

Si no comían blancos, o miembros de otra tribu, era porque no los consideraban sus enemigos en ese momento.

 

Bien, daré más datos: la carne troceada se enrollaba y protegía en hojas de cierto árbol -no recuerdo cuál- y se introducía en una parte lateral de un río, escondida para que no alcanzaran los cocodrilos y en tierra, no en agua, para que aguantara con el frescor húmedo haciendo efecto nevera y así durara más la carne.

Mª Ángeles (que también vivió allí) me contó el caso de un chiquillo al que habían afilado los dientes, -pertenecía a una tribu caníbal- que fue rescatado y criado por gente más civilizada. En su edad adulta se casó y tuvo un bebé que desapareció. Cuando desapareció su segundo bebé decidieron investigarlo y descubrieron que este joven tenía al pequeño troceado y se estaba alimentando de él. ¿Puede el canibalismo tener algo de memoria genética?

No. El afilado de dientes se atribuyó tanto a los fang como a los niam-niam, los mombutus, los bobos, los pauinos... El dotar a seres humanos de alguna característica animal contribuía a presumirle un comportamiento feroz y cruel, propio de las bestias, que incluía una insana propensión a comer carne humana, justificando de esta forma su exterminio o su esclavitud.

De los niam-niam de África Central se decía que poseían una larga cola con la que derribaban a sus enemigos, y que devoraban con glotonería hombres, mujeres, niños y cadáveres, incluso de su propia tribu.

Tu historia es demasiado buena como para ser cierta. Lo único que se Manuelmorosme ocurre es que se tratara de un psicópata, de un asesino caníbal. Aun así, se me hace extremadamente raro que devorara a sus propios hijos. Un psychokiller es demasiado inteligente como para dejar pistas tan evidentes. Tal vez un esquizofrénico, que matara en el curso de crisis alucinatorias. No son infrecuentes los casos en los que unos padres asesinan a sus hijos en el convencimiento de que es la única forma de acabar con el espíritu maligno que les ha poseído. Un ejemplo en nuestro país fue el atroz exorcismo de Almansa.

 

Pues si no se lo han inventado -y se ofenden cuando lo insinúo- la historia del joven caníbal es totalmente cierta: ocurrió en la época en que vivieron allí mis padres y son ellos quienes me la contaron. Se pudo descubrir su culpabilidad cuando lo encontraron rescatando los restos del segundo hijo en el río (con la técnica que he contado antes) ya que con la segunda desaparición él fue el principal sospechoso. ¿Se puede definir el canibalismo guerrero como que comerse al enemigo abatido tras torturarle es la mayor victoria posible?

El prisionero de guerra es torturado y reducido a comida en lo que constituye el acto supremo de dominación, venganza y humillación. La mayor deshonra y burla hacia el enemigo es acabar en el estómago de los vencedores. Matar y comer es la victoria total. Además, determinadas sociedades creían que era la forma de acabar definitivamente con el enemigo. Al comerlo, absorbían su misma energía vital y acababan con su espíritu, que de esta forma, no podría vengarse.

 

Isabel la Católica abolió la esclavitud pero puso como excepción a los caníbales por ser bestias. A partir de entonces quienes buscaban negociar con la esclavitud "vieron" caníbales por todas partes. Vásco Núñez de Balboa, Américo Vespucio, el inca Garcilaso de la Vega o incluso Darwin… ¿contaban la verdad acerca del canibalismo o fantasearon con ello?

El canibalismo guerrero y ritual era una práctica muy habitual en la América precolombina, pero tras la Real Cédula de Isabel la Católica, de una observación parcial se hizo un todo. Así, fueron etiquetados como caníbales hasta los pueblos más pacíficos y adelantados. El canibalismo fue usado como un pretexto legal y un argumento moral para justificar los violentos métodos que usaron los conquistadores para esclavizar y expoliar a los nativos. El Nuevo Mundo se convirtió en la Canibalor Terra, un lugar lleno de hombres bestiales, equipados con dardos y flechas ponzoñosas, que se resistían al avance de la "civilización" y se complacían adorando falsos dioses y practicando la sodomía, la poligamia y el canibalismo. Por ello, el exterminio de los indios y de su cultura, su expolio y su esclavitud fueron considerados un justo castigo por la absoluta obscenidad que gobernaba sus acciones.

Esta es la razón que hace pensar que muchos de los relatos históricos de caníbales fueran probablemente falsos o cuando menos exagerados, ya que estaban al servicio de intereses políticos, económicos y religiosos.

Lo mismo ocurrió, siglos más tarde, en la colonización de África. Un ejemplo son las historias de las espantosas "tiendas de carne humana", que circularon por los dos continentes.

 

¿Por qué los relatos sobre canibalismo que cuentan con más credibilidad son los de Hans Staden?

Porque no fueron elaborados de oídas, sino a partir de su propia experiencia y además, desde el aterrador punto de vista del que había de ser devorado. En enero de 1554, Staden fue capturado por los tupinamba de Brasil, que practicaban el canibalismo ritual y guerrero. Consiguió huir después de pasar un año entre ellos, convenciéndoles de que no era su enemigo. El talante científico de Staden, su extraordinario talento como narrador y sus agudas observaciones en medio de peligros constantes hacen que su libro sea un documento imprescindible a la hora de abordar este fenómeno.

 

Parece que se repite bastante aquello de engordar a los prisioneros que se van a comer ¿no te parece que da especial aprensión pensar que nosotros hacemos lo mismo con los cerdos o los terneros?

Son conceptos totalmente diferentes. Son muy raros los casos de canibalismo gastronómico. El prisionero que era bien cuidado y alimentado hasta el momento del sacrificio lo era porque, probablemente, debía estar en las mejores condiciones posibles para que los dioses se sintieran satisfechos con la ofrenda.

 

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Sobrecoge el rito de los hurones que adoptan a un iroqués (Norteamérica) hasta decidir que ya no lo quieren con ellos. Al mismo tiempo que lloran por rechazarlo, lo torturan cruelmente con fuego ¿puedes hacer comprensible esta historia para que la entiendan los lectores?

Desde el punto de vista psicológico freudiano, puede comprenderse desde la ambivalencia de sentimientos que se tienen con respecto al enemigo. Es odiado e inspira temor, pero al mismo tiempo es admirado y respetado, hasta el punto de ser adoptado en ocasiones por la tribu como sustituto de un guerrero muerto.

Muchas tribus de Norteamérica guardaban duelo no sólo por sus propios muertos, sino también por los del enemigo.

Otra explicación sería el miedo de las sociedades primitivas a los espíritus de los difuntos. Es muy importante la reconciliación con el enemigo muerto, pues de otra forma, su espíritu vengativo podría desencadenar toda clase de calamidades contra la tribu. Los dayak de Borneo guardaban y trataban con toda clase de amabilidades las cabezas cortadas de sus enemigos, convirtiéndoles de este modo en amigos, guardianes y protectores. Se ha dicho que la tortura previa al sacrificio, lejos de constituir un acto de crueldad, era una forma de alejar del enemigo las ideas negativas que pudieran asaltarle en el momento de su muerte.

 

¿Se ha demostrado que las cartas que enviaron a Londres los misioneros religiosos en 1836 y 1838 donde decían que los nativos de las Islas Fidji eran caníbales por gula, decían la verdad?

Estos relatos de misioneros son poco creíbles. Estos hombres debían promover su causa, conseguir nuevos apóstoles de su fe decididos a entregar su vida por ella y recaudar donativos, por lo que pintaban los lugares remotos donde predicaban de los más oscuros colores y describían a unos viles salvajes reincidentes en sus maldades y sumidos en un pozo de iniquidad. La mayoría eran incapaces de penetrar en la mentalidad de los nativos ni de entender el complejo ritual que acompañaba al consumo de carne humana. Muchas de estas historias de horror van precedidas de "se dice" o "ha llegado a nuestros oídos". Puede afirmarse casi con total seguridad de que la noticia de que en cierta ocasión fueron asadas y devoradas a la vez doscientas personas es una exageración.

El reverendo Lyth afirmó que el jefe Ra Udreudre de Rakikari había colocado una piedra por cada enemigo que había devorado. Dice que en 1848, el hijo del jefe le mostró estas piedras, y que contabilizó un total de 872. Aquellas piedras, sin embargo, podían haber sido depositadas durante décadas, si no siglos. Todos estos llamamientos eran de una gran esplendidez emotiva, justamente lo adecuado para excitar la imaginación de los fieles y hacerles aflojar los cordones de su bolsa.

Sin embargo, las islas Fidji son una oportunidad única para comprender las sociedades que practicaron a gran escala el canibalismo, pues fueron su último bastión. La costumbre desapareció en fechas tan recientes como 1870, por lo que se cuenta con la suficiente información etno-histórica como arqueológica. Las torturas, los numerosos tabúes, las ceremonias que rodeaban al acto caníbal hacen pensar que se trataba de un canibalismo ritual. Eran los dioses quienes exigían el consumo de los enemigos muertos como una ofrenda. Si se practicaba a gran escala era debido a las continuas guerras que libraban entre sí las diferentes tribus de las islas. De hecho, los períodos de paz se consideraban interludios entre las guerras intertribales.

 

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Llama la atención el periodista Henry Stanley que en su búsqueda del doctor Livingstone por África va publicando en el New York Herald una auténtica fantasía caníbal.

Stanley fue un periodista que nunca dejó que la realidad le estropeara una buena historia y siempre ofreció a sus lectores lo que querían oír. Su capacidad de fabulación era tal que llegó a escribir varias autobiografías diferentes a lo largo de su vida. Cuando el editor del New York Herald le envió a África a buscar al doctor Livingstone no les defraudó: sus crónicas eran un colorido relato de una apasionante aventura en una tierra misteriosa y brutal, infestada de fieras y de salvajes caníbales, al estilo de las novelas de su contemporáneo, Julio Verne. Dijo haber sido atacado por los caníbales en nada más y nada menos que en 32 ocasiones.

La verdad es que Stanley era un racista, que se abrió paso a sangre y fuego durante 10 meses, que empleó métodos brutales para someter tanto a sus propios hombres como a los nativos y que llegó a arrasar poblados congoleños enteros ante la mínima sospecha de que pudieran tramar algo contra los exploradores. Livingstone, el romántico misionero escocés, fue todo lo contrario. Fue un emisario de la comprensión, un incansable médico y un paño de lágrimas de las aldeas africanas. Probablemente, el europeo más querido en Africa.

Cuando Stanley le encontró, el 10 de noviembre de 1871, vivía con los nativos en Ujiji, a orillas del lago Tanganyka. No quiso regresar a Europa, y murió allí. Sus amigos embalsamaron su cadáver y lo enviaron al Viejo Mundo. Antes, como era su deseo, le extrajeron el corazón y lo enterraron en suelo africano.

 

Todos conocemos el Holocausto Nazi, pero en tu libro hablas de un holocausto a manos de Leopoldo II que se hizo con la excusa racista de que todos los negros eran caníbales.

Stanley consiguió engañar a los jefes tribales para que cedieran su soberanía a título personal al rey de Bélgica, Leopoldo II. De esta forma, entre 1885 y 1908, Leopoldo se convirtió en el dueño absoluto de un territorio de 1.500.000 kilómetros cuadrados, donde vivían 15 millones de personas. Aunque enmascaró su proyecto de "misión filantrópica y científica", la única intención de Leopoldo era obtener la mayor cantidad de ganancias posible, para lo cual llevó a cabo un saqueo sistemático de los recursos naturales del territorio, principalmente caucho y marfil.

Contrató a mercenarios europeos que organizaron un ejército privado llamado Force Publique compuesto por 19.000 hombres, todos blancos, encargado de obligar a la población nativa a trabajar en su extracción. Para ello tomaban rehenes, mujeres y niños, que sólo podían ser rescatados por los hombres a cambio de determinadas cantidades de estos productos. Para cerciorarse de que eran rescatados, mantenían a los rehenes en condiciones atroces y muchos morían de inanición... Si una aldea incumplía la cuota, se organizaba una expedición de castigo que iba acompañada de violaciones, ejecuciones en masa e incendio de Canibalreallos cultivos que les servían como medio de subsistencia.

Como advertencia, se colgaban cadáveres decapitados, cabezas y miembros sexuales en las empalizadas. Las manos eran amputadas por los soldados, ahumadas y llevadas a los jefes de puesto como prueba de que cumplían su trabajo. Pero para ahorrar balas, en ocasiones no se mataba a los nativos, sino que sólo se les amputaba la mano. Los montones de manos cercenadas y ahumadas, puestas a los pies de los comandantes de campamentos europeos se convirtieron en un símbolo del Estado Libre del Congo.

Además de las matanzas, se empleaban sistemáticamente castigos físicos contra los nativos. El instrumento más utilizado era la llamada chicotte, una especie de látigo que desagarraba la carne y que se aplicaba incluso a niños, y no eran infrecuentes las muertes por su empleo. Es difícil calcular el número de víctimas, pero se estima que unos diez millones de muertos puede acercarse bastante a la realidad. La justificación que dio Leopoldo de este genocidio fue: "Cuando se trata de una raza compuesta desde hace miles de años por caníbales, es necesario utilizar métodos que sacudan su pereza y que les hagan comprender el aspecto sano del trabajo", un argumento utilizado constantemente en la historia de las colonizaciones.

En el momento de su muerte, la fortuna personal de Leopoldo ascendía a 80 millones de dólares de la época.

 

De todos los horrores leídos ocurridos en el pasado, cortar la carne de una víctima viva y ofrecerle que coma él también para que participe del festín parece la más brutal ¿qué significaba este acto para ellos?

Tortura física unida a tortura psicológica. El enemigo capturado representa en ese momento a todos los enemigos; al pueblo que, a su vez, ha matado, torturado y devorado a los seres queridos de los vencedores. No basta con matarlo; hay que prolongar el momento, ocasionarle el mayor sufrimiento posible. La tortura es un espectáculo, representado delante de toda la comunidad, ávida de contemplar la sangre manando de las heridas, los gritos de dolor… una larga tradición de la Historia de la Humanidad, exaltada por los "civilizados" romanos en sus espectáculos del Circo y cuyo rastro podemos seguir hasta hoy en día, en películas de horror extremo y tortura como Saw, Hostel y tantas otras.

 

La relación entre el canibalismo y la mujer es de lo más contradictoria, según la tribu de la que hables, o ella es preferente como comensal o lo es como comida, justo lo contrario…

Todos los pueblos caníbales tenían esta práctica perfectamente regulada, cada uno de una forma distinta. Los bammana no podían comer la carne humana con los dedos, como hacían con el resto de los alimentos. Lo mismo ocurría en Fidji, donde se utilizaban unos tenedores especiales.

Entre los fang y los mandja, así como en las Islas Marquesas, estaba prohibido a los menores.

Los guerreros zumperi tenían que conformarse con lamer la sangre de sus cuchillos.

En Liberia las ancianas eran comensales, pero no las jóvenes ni las madres lactantes.

Los tangale se comían las cabezas de las mujeres de tribus enemigas, pero sólo permitían comerlas a las ancianas.

Los wasongala, los mambila y los antropófagos de Nueva Zelanda y las Marquesas despreciaban a las mujeres como manjar.

Los ancianos ganawuri y de las islas Paumutu recibían los mejores manjares.

Los yergum permitían que todos comieran, pero las cabezas estaban reservadas a los guerreros.

En muchas islas de los Mares del Sur, las víctimas eran ofrecidas en primer lugar a la divinidad y en Tahití y Hawaii, el ojo izquierdo (donde se suponía que asentaba la inteligencia), era reservado al rey.

En las Islas Salomón, lo que se le reservaba eran los genitales…

Todos estos tabúes, estas restricciones, la solemnidad que rodeaba al banquete caníbal, la circunstancia de que en muchos sitios se presentara primero el manjar a los dioses confirman que el canibalismo nunca se practicó por gula, sino que formaba parte de la religión.

 

Cuando llegamos al capítulo de caníbales patológicos adviertes de su dureza. Tras haberlo leído lo entiendo porque he tenido que cerrar el libro varias veces antes de continuar. Explica a los lectores el por qué de esta advertencia.

Porque el asesino caníbal actual es el caníbal que tanto ha temido y perseguido la Humanidad, pero que nunca existió. Es el depredador que tortura, asesina y devora a sus semejantes por el mero placer de hacerlo, sin ninguna restricción ni ninguna otra motivación. Y además, no está en ningún lugar remoto. Esta aquí, entre nosotros, y cualquiera puede serlo. Puede ser el profesor de natación de sus hijos, ese ancianito tan simpático del quinto o cualquier miembro destacado de la comunidad. Y cualquiera podemos ser su víctima. Está aquí, acechando a la vuelta de la esquina. Y sus brutalidades superan con creces al más tatuado de los guerreros maorís.

 

La carta que el psicópata caníbal Albert Fish, el Ogro de Nueva York, envía a la madre de una víctima para contarle lo que hizo con su cuerpo, es horrorosa, pero lo es más el ver con qué frialdad lo narra…

El rasgo característico de un asesino psicópata es su frialdad, su carencia de sentimientos. Para el psicópata, los sentimientos son abstracciones faltas de contenido. No tiene capacidad de empatía con los demás, no tiene complejo de culpa y no es capaz de amar. En su mente, la palabra "amor" carece de todo significado. Desconoce por completo el significado social y moral del bien y el mal: el bien es el suyo propio; la satisfacción a toda costa de sus deseos, y el mal la incapacidad de lograr esa satisfacción.

 

¿Crees que existe una cifra calculada de los psycokillers que hay en estos momentos sólo en EEUU?

No es que lo crea; es que existe. Se estima que en Estados Unidos en la actualidad hay entre 35 y 50 psychokillers en activo, y que el número de sus víctimas está entre 3.500 y 5.000 al año.

 

¿Qué teorías se dan sobre la fascinación que nos produce conocer lo que hacen estos asesinos?

En la época moderna y en occidente, el psychokilller es un símbolo de la contracultura. Es admirado porque se enfrenta al sistema sin oponerle ningún discurso moral o político, sino tan solo la violencia y la muerte, fascina porque trasgrede toda moralidad, ética y normas de convivencia humanas y, en ocasiones, porque estas mismas personas que los admiran desearían, secretamente, acabar con alguien. Como dice Jesús Palacios en su magistral Psychokillers. Anatomía del asesino en serie: "¿Quién no ha sentido un ataque de furia asesina a causa de su familia, de sus compañeros de oficina, de clase o de cuartel?"

 

Pero esa fascinación... ¿Hasta el punto de convertirlas en estrellas mediáticas?

Es que los propios medios, siempre hambrientos de novedades, han convertido al psychokiller en una superstar. El cine, cuyos monstruos tradicionales ya no asustaban; escritores como Truman Capote y Norman Mailer alzando hasta niveles insospechados la crónica de sucesos; novelistas como Brett Easton Ellis, Thomas Harris o Poppy Z. Brite, explorando los aspectos más oscuros de la mente humana; los interminables debates televisivos sobre qué hacer con ellos…

El asesino en serie forma parte intrínseca de nuestro complejo cultural. Los cuadros de John Wayne Gacy, El Payaso Asesino, que violó y asesinó a 33 jóvenes, fueron comprados hasta por 7.000 dólares por celebridades como Johnny Depp o John Waters.

Issei Sagawa, que asesinó y devoró a la joven Renée Hartevelt es una celebridad en su país, Japón. Ha escrito varias novelas de éxito e incluso apareció en la portada de una revista de gastronomía.

Richard Ramirez, El Rondador Nocturno, culpable de 13 asesinatos y otros 30 cargos de violación, recibe en la cárcel millares de cartas de admiradoras pidiéndole matrimonio, como también las recibía Ted Bundy.

Charlie Manson, el inductor de los crímenes Tate-La Bianca es todo una estrella mundialmente conocida, cuya imagen aparece en pósters y camisetas y cuyas mediocres canciones folk han sido interpretadas por grupos como Guns´n´Roses y Marilyn Manson.

Los derechos para llevar al cine la vida de Armin Meiwes, El Caníbal de Rotemburgo, podrían llegar al millón de dólares.

El problema es que cuando miras al abismo, éste también te está mirando a ti. Desconocemos los motivos que impulsan a una persona a convertirse en un psychokiller. Por lo tanto, también desconocemos la influencia que su culto puede tener en determinadas personalidades. Su mitificación puede ser muy inquietante.

 

Ya que has nombrado a Armin Meiwes, no hace mucho éste pidió mediante Internet alguna víctima que se ofreciera para ser "comida". El propio Meiwes comió junto a su víctima voluntaria (Bernd Juergen Brandes) su pene aderezado. ¿Qué está ocurriendo cuando ya no existe sólo el psicópata si no también el que se ofrece para tal locura?

Probablemente, siempre han existido personas que han fantaseado con que alguien se los comiera y psicópatas caníbales. Pero la posibilidad de que coincidieran era muy remota. Sin embargo, Internet es la herramienta ideal, para esta y muchas otras perversiones. Esa es la diferencia: la facilidad de contacto. Antes el psicópata caníbal acechaba a sus víctimas en las estaciones, en los descampados, en las áreas de descanso de las autopistas… Ahora encarga su víctima por Internet como quien encarga una pizza.

Durante el juicio de Meiwes, el criminólogo Rudolf Egg informó de que había varios cientos de personas con tendencias caníbales en Alemania, y muchos miles en todo el mundo. Existen unas 800.000 páginas Web dedicadas al canibalismo, y Meiwes dijo que había participado en unos 430 chats diferentes, principalmente con personas de Europa occidental y América.

 

Ahora está en los informativos el caso de una posible secta dedicada al canibalismo (Barbora Skrlova, Klara Mauerova…) ¿qué has sabido de esta historia?

Parece ser que una mujer checa, Klara Mauerová de 31 años, fue detenida el año pasado, acusada de maltratar, torturar e incluso comer parte de los cuerpos de sus dos hijos, de ocho y nueve años. La policía encontró a los pequeños encerrados en el sótano de su casa, junto con una mujer de 33 años llamada Barbora Skrlova, que en un primer momento dijo llamarse Anika, tener doce años y ser una hija adoptiva de la familia Mauerová. La tía de los niños y otras tres personas estarían también implicadas.

Según Klara, obedecían órdenes de un líder que se hacía llamar "Doctor", que se comunicaba con ellos sólo por mensajes de texto y les decía que debía tratar así a los niños para cambiar su comportamiento.

La historia tiene demasiados puntos oscuros. Podría ser una de las numerosas leyendas urbanas que circulan por la Red. Aunque, quién sabe..

 

Una última pregunta ¿por qué has escrito este libro?

Que yo sepa, es el primer libro publicado por un español que aborda de forma global este tema, que puede considerarse como el último tabú. Alguien tenía que hacer el trabajo sucio…

 

Debo felicitarte porque honestamente es el libro más completo que he leído sobre antropofagia, pero además de informativo me ha resultado ameno aunque haya tenido que cerrarlo en alguna ocasión por aprensión. Enhorabuena Manuel, y gracias por la entrevista.

 

Morospena -opiniones

 

ver + Manuel Moros Peña

 

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