Entrevista a Manel Loureiro por El último pasajero
Después de hacerse famoso con su trilogía de zombis (Apocalipsis Z) a Manel Loureiro se le ocurrió escribir una historia cuyo cóctel podía ser explosivo: no sobran las aventuras, las hay, y con mucho misterio. Una joven recientemente viuda acepta realizar un reportaje sobre un multimillonario judío que ha comprado un barco de origen nazi y que lleva anclado setenta años. Aquel barco, el Valkirie, en 1939, apareció de pronto en alta mar sin las más de cuatrocientas personas que lo ocupaban... pero allí había un bebé.
"El último pasajero" es una novela entretenida, llena de misterio, con fluctuaciones temporales inesperadas y unas buenas dosis de terror, acción y amor, para evadirte unas cuantas horas, y vamos a charlar con Manel para conocer detalles que la hacen más interesante. Entre ellas, que a lo largo de nuestra historia sí han existido barcos fantasmas...
Pero también conoceremos algunos pequeños secretos y pensamientos del autor.
ENTREVISTA
Hablemos de barcos fantasmas y pasajeros desaparecidos ¿qué antecedentes reales existen "antes" de tu Valkirie?
¡Innumerables! Desde que existen registros
históricos se ha hablado de barcos fantasma y de
desapariciones inexplicables. Analizándolas con
más detenimiento, resulta que el 99% de esas desapariciones pueden
ser fácilmente explicadas por medios racionales -el mar es un sitio
MUY complicado y traidor, donde un mal golpe puede tragarse a un
petrolero sin dejar rastro-, pero la cuestión está en ese 1% que no
puede ser explicado bajo ninguna ciscunstancia: Barcos que se
esfuman en un mar como un plato, a pocas millas de la costa, sin
tormentas, ni asaltos ni abordajes posibles… o aquellos que, como
el Marie 
Celeste, aparecen navegando sin rastro de su
tripulación. Hay más cosas inexplicadas- e inexplicables- de las
que nos gustaría.
¿Qué tiene de especial el Valkirie de tu novela?
Que es un barco que en la vida real sólo existió en planos, pero que de alguna manera estaba predestinado a acabar muy mal.
Me explico: El Valkirie iba a ser el tercer buque de una serie construida por la KdF, la organización nazi encargada del esparcimiento y el tiempo libre de los trabajadores del Reich alemán. Los dos barcos anteriores de la serie, el Wilhelm Gustloff y el Robert Ley tuvieron un final trágico. El segundo acabó convertido en un refugio improvisado en el puerto de Hamburgo para gente que había perdido su hogar en los bombardeos aliados. Un día de 1942 un par de bombas inglesas lo mandaron al fondo del puerto con más de 2000 mujeres y niños a bordo.
El destino del Wilhem Gustloff fue aún más trágico. En 1945, a pocas semanas del fin de la guerra, mientras huía del avance del ejército Rojo cargado de refugiados y heridos, un submarino soviético lo torpedeó en el mar Báltico y se hundió con más de 9.000 pasajeros a bordo. Apenas hubo supervivientes -ningún barco tuvo el valor de acercarse al rescate con el submarino todavía rondando- y se convirtió de esa manera en la mayor tragedia naval de todos los tiempos. Para ponerlo en perspectiva, es como si se hubiesen hundido a la vez tres Titanic, uno al lado del otro. Fue algo terrible.
El Valkirie, que no llegó a ser construido por el estallido de la guerra, estaba perseguido por el mismo hado oscuro que sus predecesores. En "El último pasajero" se cuenta la historia de esa maldición… pero setenta años después. Hay cosas que son capaces de atravesar el tiempo para llegar a ser.
¿Te ha resultado difícil escribir sobre puertas dimensionales y bucles temporales? ¿Cómo te apañabas para no liarte ni liarnos?
Con mucha planificación y teniendo muy claro que "El último pasajero" es un puzzle donde todas las piezas tienen que encajar a la perfección, porque es una novela circular. Y con mucha planificación… ¿Ya lo había dicho?
¿Crees en la posible existencia de puertas dimensionales o te has limitado a coger algo misterioso para tu novela?
Bien, físicamente es algo que no solo es posible sino que además los físicos teóricos postulan su existencia como algo probable, como los agujeros de gusano y los pliegues del espacio-tiempo. Otra cosa es que puedan ser alguna vez accesibles al ser humano. Pero que nadie se espere una disertación teórica en "El último pasajero". Es tan sólo una novela de aventuras donde suceden cosas incomprensibles… en principio.
De poder realizar un viaje temporal ¿a qué época irías y por qué?
Soy un apasionado de la historia y creo que me resultaría muy difícil quedarme solo con un momento y un lugar. Pero si de verdad tuviese que escoger, supongo que me gustaría vivir en Roma en la época final de la República y de principios del Imperio. En apenas cincuenta años se concentraron varias de las personalidades más brillantes de todos los tiempos y nuestro mundo adquirió la forma que tiene hoy en día. Cicerón, César, Cleopatra, Marco Antonio, Sila, Augusto… ¡En apenas cinco décadas! Los eventos diarios de esos días son casi mejores que algunas novelas. Además era un tiempo más inocente, más mágico y menos complicado.
¿Y si existiera una puerta dimensional, adónde te gustaría ir a parar? ¿Quizás a ese sitio donde viven las hadas?
Al sitio donde viven las historias, TODAS las historias, y poder charlar durante muchas horas con el bibliotecario que las guarda, por supuesto. (Sonríe)
¿En qué crees que no esté demostrado científicamente?
¡En tantas cosas! Aunque soy profundamente racional, tambien soy consciente de que -todavía- hay muchas más cosas que no sabemos (o que la ciencia no ha podido demostrar) que las que sabemos. Quedan trozos muy grandes del mapa todavía por cubrir.
No diremos cuándo ni por qué, pero has utilizado la Pulsa Denura en tu historia. Cuéntale a los lectores de qué estamos hablando…
La Pulsa Denura, que significa en arameo "látigos de fuego", consiste en una ceremonia cabalística en la que se invocan a los ángeles de destrucción para la aniquilación de los enemigos. Hay una gran comunidad hasídica que cree firmemente en ella. Yo, como gallego que soy, ni afirmo ni desmiento….
Tu novela es también una historia de amor, pero hay acción, misterio, violencia… ¿cómo la definirías?
Como una montaña rusa, en la que una vez que subes no puedes - o no debes- bajarte hasta el final. Y todo esto, a bordo de un barco que no debería estar ahí….
Por cierto ¿eres un romántico?
Totalmente. Al 100%
Hablábamos de fantasmas… me ha llamado la atención que uses a un espíritu pero le des apariencia física real y sólida ¿por qué has hecho algo tan heterodoxo?
Te voy a responder a la gallega ¿Y por qué no? Resultaba razonable en un contexto sorprendente….
¿No te gustan las historias de fantasmas y espíritus de toda la vida? Entes sin pies, etéreos…
Me fascinan. En el fondo, creo que nos fascinan a todos porque ataca a sensaciones y sentimientos tan primarios y profundamente enraizados que resultan como un accidente: Por mucho que intentemos apartar la vista, no podemos dejar de mirar.
Dicen que lo mejor es escribir de lo que sabes ¿Has tenido alguna vez una experiencia de este tipo? (espíritus, fantasmas…)
Dejémoslo en que he tenido algunas experiencias impactantes a lo largo de mi vida, que a día de hoy no puedo explicar, una de ellas especialmente perturbadora.
En "El último pasajero" sabemos de un montón de nazis desaparecidos y un único superviviente: un niño judío. Parecía que quisieras hablar sobre profecías, o mesías… no ha sido así…
¡Jajajaja! No, no, para nada. De todas formas me encantan las interpretaciones que en ocasiones se abren sobre el significado oculto de lo que escribe uno, y que muchas veces no coinciden para nada con las intenciones originales o son, directamente, interpretaciones peregrinas.
Hace unos meses, en una entrevista para una revista femenina de moda muy popular y conocida, la periodista me felicitaba por hacer una defensa tan fervorosa de los derechos lésbicos y de su normalización en "El último pasajero"... ¡Y todo porque uno de los personajes es una lesbiana!. Reconozco que es difícil dejarme sin nada que decir, pero en esa ocasión tardé un buen rato en reaccionar.
Con los viajes y los bucles temporales, uno siempre tiene el peligro de crear una paradoja. ¿No te daba miedo que alguien dijera "¡Paradoja! No me creo tu historia"?
¡Para eso estaba la planificación, para evitar las paradojas! Pero sí, el temor a que algo se me escapase era real. Tengo que decir que de momento nadie me ha metido el dedo en el ojo con esto. (Sonríe)
Juan Gómez-Jurado te ha regalado una frase donde te compara con Stephen King ¿te gusta esa comparación?
Me abruma y me halaga a partes iguales. Me halaga porque me compara con uno de los mejores escritores vivos de la actualidad y me abruma porque es una losa enorme que te comparen con un hombre con mas de setenta novelas a sus espaldas y una trayectoria espectacular.
La novela ya lleva unos meses en el mercado ¿Qué te ha llegado de los lectores sobre ella?
Es impresionante. Para mí era una incógnita el funcionamiento de esta novela, porque por primera vez me apartaba del género en el que había estado metido en mis tres libros anteriores, y la experiencia no puede haber sido mejor. Está funcionando muy bien, ahora mismo está a la venta en más de veinte países y en navidades de este año sale en Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, pero lo más importante, el feedback que recibo de los lectores es maravilloso. Los que se han subido al Valkirie, en su abrumadora mayoría, se han quedado a bordo, y eso me hace muy, muy feliz. (Sonríe)
Y tú, como lector ¿qué tienes entre manos?
Demasiadas cosas a la vez, como siempre: Ahora estoy leyendo "La Casa de las Hojas", de Danielewsky, "Un viento de acero" de Robert Margerit, la última de Bruno Nievas, el debut literario de Eva García Carrión -muy bueno- y un par de manuscritos de gente que no puedo desvelar. ¡No me faltan cosas, me falta tiempo!
Llegamos al final de la entrevista ¿tu mente es inquieta?, ¿ya estás preparando otra novela?
Estoy trabajando en ella desde principios de año, y será publicada por Planeta a mediados de 2015. Su título provisional es Fulgor y podría contarte más cosas de ella, pero después tendría que hacerte desaparecer…
Gracias por la entrevista Manel, y por las aventuras del Valkirie. Un día te cuento dónde hay una puerta dimensional y nos pegamos un viaje a ese sitio donde viven los "sin pies" (guiño)
Gracias, Anika, por todo, y por supuesto, un abrazo enorme a todos los lectores de Anika Entre Libros. ¡Nos leemos en la siguiente aventura! (Sonríe)
