Anika entre libros

Entrevista a Luz Bartivas por El síndrome de mamá osa

"Los padres no tenemos que ser profesores (...) La educación académica debe hacerse en los centros escolares (...) se concilia con un sistema educativo que refuerce el aprovechamiento y el aprendizaje en las clases, sin dejar que todo se solucione con horas de deberes o con atracones para los exámenes"

Anika Lillo, diciembre 2015

 

Esta periodista madrileña, madre de dos hijos, lleva años colaborando en la revista Ser Padres con artículos y reportajes sobre embarazo, parto, bebé y psicología infantil, llegando incluso a confeccionar un completo Diccionario del Bebé con el Neonatólogo Dr. Ernesto Sáez como asesor. También ha trabajado en radio (Cadena Ser) y colabora en Anika Entre Libros con reseñas y entrevistas.

En "El síndrome de mamá osa" (Ediciones Nobel, 2014) Luz Bartivas nos habla de lo que sabe, de lo que mejor conoce, no sólo por su trabajo si no también como madre que se mueve en un mundo de amigos con hijos, sin olvidar los colegios y su compromiso con el AMPA.

Niños tiranos, mamás sobreprotectoras, bullying, desde el parto al instituto, ciberbullying, solteros que hablan de paternidad, padres que no dan ejemplo, tópicos falsos, los deberes, educación cívica y educación académica... Esto y más entra en su libro. Hablamos con Luz Bartivas.

 

ENTREVISTA

 

Personalmente creo que una de las cosas más difíciles de hacer es poner un buen título a los libros ¿a qué se refiere el síndrome de Mamá Osa?

Cuando una mujer tiene un hijo se le activa instantáneamente el instinto de protección. Ocurre con los animales, con lo Luz Bartivascual, es lógico que les pase a las mujeres. Se activa incluso antes que el amor, que va surgiendo con el roce y el apego. Cuando hablo de síndrome de mamá osa me refiero a esa serie de comportamientos que tenemos las madres que nos hacen acudir como osas protectoras ante cualquier peligro que aceche a nuestros pequeños. A veces ese instinto es medido y lógico, evitarles daño, dolor, sufrimiento. Otras veces es irracional, como cuando tratamos de evitar a toda costa cualquier circunstancia que les pueda fastidiar, molestar, frustrar…  Eso ya no es tan bueno.

 

¿Salen todos los tipos de madres o te has centrado en las que encajarían sólo en ese concepto?

Yo creo que todas somos madres osas, yo misma lo soy, ya que en mayor o menor medida estamos siempre pendientes de nuestros "oseznos". Lo que pasa es que la mayoría somos madres osas normales, pero hay un porcentaje más pequeño de madres osas a las que yo llamo "cavernarias" que son las típicas del "yo por mi hijo mato" como diría la famosa estrella de la televisión, y son tremendas, insolidarias con otras madres y poco tolerantes con otros niños. A esas les dedico un apartado especial porque creo que muchas mamás normales las hemos tenido que sufrir, desgraciadamente.

 

Luz ¿hay que sentirse orgullosa de ser una mamá osa o hay momentos para serlo y otros para evitarlos?

No es cuestión de sentirse orgullosa, es cuestión de que se es por propia naturaleza. Ahora, si me preguntas por la parte negativa de ser una madre osa, de las que sobreprotegen, de las que se creen más madres que nadie, de las que consideran que sus hijos tienen más privilegios por el mero hecho de ser sus hijos, de las que creen que ellos nunca son culpables de nada… entonces no es motivo de orgullo, sino casi de desgracia, diría yo, porque les están haciendo un flaco favor a sus niños y pagarán las consecuencias de ese tipo de comportamiento en un futuro no muy lejano.

 

Cuando entran en la guardería parece que sacamos nuestra vena más dramática ¿es normal no ser así, no ser una mamá osa, y seguir siendo una buena madre?

Yo creo que todas las madres son buenas madres siempre que su hijo así lo crea. Nadie tiene ningún derecho a calificar a una mujer de buena o mala madre sin saber lo que pasa en su casa, y si un niño ama a su madre y es feliz, para él o ella es la mejor madre del mundo. Lo que ocurre es que tendemos a calificar a la gente en base a los estereotipos que la sociedad impone y si no se cumple ya te ponen el cliché: si no das el pecho, eres mala madre, si lo llevas a la guardería y no lo crías tú, eres mala madre, si lo llevas a la guardería y no te desgañitas en la puerta cuando lo dejas, vaya madre más fría que eres… En fin, que si tenemos que hacer caso a todo lo que los demás van a opinar de una, no viviríamos. El problema es que todo esto condiciona mucho a las madres primerizas, y en eso juega un papel muy importante su Luz Bartivas 2entorno más cercano, madres, suegras, hermanas, amigos que siempre opinan y a veces no muy acertadamente… Es necesario tener las cosas claras y cada una hacer lo que cree más conveniente pensando siempre en el bienestar de su bebé y de ellas mismas, claro.

 

Tú y yo hemos hablado bastante de niños, madres, valores… y acoso escolar ¿de quién es la culpa del acoso escolar? Seamos claros…

Es un tema muy grave. Es muy fácil echar la culpa a los padres. De hecho yo creo que la responsabilidad de su comportamiento cuando van siendo mayores tiene su base en la educación en valores que se les haya dado desde pequeños. También influye la propia personalidad del niño, claro está. Pero lo cierto es que hay niños y adolescentes que aunque hayan tenido una buena base moral en casa, luego tienen comportamientos desafortunados. Forma parte de la formación de su personalidad, del crecimiento, del aprendizaje de la vida y pueden equivocarse, pero en fallar y volver a intentarlo consiste ese aprendizaje. El entorno familiar juega un papel importantísimo en evitar casos de acoso pero luego los chicos y chicas en su entorno escolar o de amistades cambian porque tratan de equipararse al resto y a veces hacen cosas para ser aceptados por el grupo. De ahí que surjan casos de acoso y lo que es tan malo como el acoso, el silencio cómplice.

Los padres tenemos que estar muy pendientes de lo que les ocurre a nuestros hijos, tanto si son acosados como si son ellos los acosadores, ¡ojo!, porque si es duro saber que tu hijo sufre acoso y maltrato por parte de compañeros, imagínate que es el tuyo el que se dedica a hacer sufrir a otro más débil. Muchos padres se niegan a aceptarlo, por eso fracasan las medidas contra el acoso, por la negación; otros les dicen a sus hijos "tú aunque lo veas, no te metas", y eso es tremendo. Por eso la posible solución, al margen de las medidas que se tomen en los centros escolares y en las denuncias, está en concienciar a tu hijo de que maltratar a quien consideran más débil y diferente les hace personas abominables, malas, indeseables y cobardes.

 

Aseguras que todos los niños, absolutamente todos, dicen tacos, y que los padres que creen que sus hijos no los dicen son ilusos. ¿Sabes que puedes estar equivocada? (risas)

Jajajajajaja, ¡por supuesto! No hay verdades absolutas. Pero hoy en día es muy raro que haya niños que no suelten una palabrota en un momento dado. Además los tacos, por el mero hecho de ser feos y estar prohibidos, son palabras seductoras que producen reacciones, y si un crío quiere llamar la atención no tiene más que soltar un coño o un gilipollas para que todo el mundo, o se escandalice, o se muera de risa. En el libro cuento la anécdota de lo que me pasó a mí misma de pequeña. Los tacos en mi familia eran tabú, "pecado", pero un día solté un gilipollas a un niño en un momento de cabreo y, como dice el dicho, en el pecado tuve la penitencia, lo pasé fatal por haber roto una regla sagrada, jajajajajaja. De todas formas decir tacos también les hace sentirse mayores, por eso algunos pueden decirlos a escondidas, no te creas…

 

Algunas anteponemos la educación cívica y los valores a la educación escolar porque pensamos que de la escolar deben ocuparse los profesores, pero estos entienden a su vez que los padres debemos ser también profesores en casa. ¿Cómo se concilia esto para no acabar teniendo niños que no estudian ni aprueban?

Es que los padres no tenemos que ser profesores. Los padres tenemos que ser padres y como tú bien dices, educar a los hijos en valores, formarlos para la vida, para que sean personas. La educación académica debe hacerse en los centros escolares, ya que no todos los niños tienen la suerte de tener en casa a padres que puedan ayudarlos en los deberes, en matemáticas, historia, lengua, inglés, ya sea por falta de tiempo o falta de formación. Esto se concilia con un sistema educativo que refuerce el aprovechamiento y el aprendizaje en las clases, sin dejar que todo se solucione con horas de deberes o con atracones para los exámenes. De esto los profesores no son responsables, ya que ellos tienen Luz Bartivas 3que cumplir un programa educativo que ha aprobado el ministerio y cada consejería de educación. La solución pasa por cambiar el sistema educativo pero hoy por hoy es una utopía. Mientras tanto hay que hacerles entender a padres y a hijos que ambas cosas son importantes y que hay que esforzarse en conseguirlo, porque se puede.

 

Oye, la obra está plaga de anécdotas, y yo recuerdo a medias una que me contaste de un niño que habló de una pistola (de su padre) delante de la gente dejando al padre acojonado ¿me la recordarías?

¡Sí! El hijo de una amiga cuando tenía tres años (hoy tiene veintiuno y es un chico estupendo). Estaban tomando algo en una terraza y por lo que sea el padre le riñó y él se puso al lado de una mesa llena de gente y gritó "¡papá, por favor, no saques la pistola!". Los padres se quedaron blancos porque, por supuesto no tenían pistola ni el padre era ni ha sido jamás violento ni le ha pegado nunca a sus hijos, pero claro, ¡imagínate la escena y lo que pensaría la demás gente! ¿De dónde se sacó el crío esa expresión? Pues la escucharía en la tele y le pareció que estaba gastando una broma muy divertida a sus padres.

 

Esto indicaría, ni más ni menos, que los niños tienen su propio mundo donde aún no conocen bien los efectos de sus palabras, de sus juegos, de su imaginación…

Por supuesto. Los niños son esponjas que todo lo absorben, escuchan palabras, conversaciones, las sacan de contexto y luego lo sueltan donde menos te lo esperas. Las maestras saben miles de historias de las familias de sus alumnos porque en clase cuentan de todo sin ningún tipo de pudor y, como digo, a veces sacadas de contexto, lo que puede dar lugar a malas interpretaciones y malos entendidos. Hay que tener cuidado con lo que hablamos y lo que nos decimos delante de ellos. Por ejemplo, si un niño se acostumbra a que su padre insulte o hable mal a su madre, pensará siempre que hay que tratar así a las mujeres y reproducirá ese comportamiento. Ahí tenemos ya el germen de un probable maltratador. Y si es una niña, asumirá como normal que una mujer sea insultada y no luchará contra ello si alguna vez le ocurre. Evitar esto también es protegerlos.

 

¿Está todo el mundo preparado para ser padre o madre?

Quizá todo el mundo no, hay gente inmadura que solo vive para que los cuiden a ellos o ellas, pero el resto sí. Hay que esperar el momento en que emocional y psicológicamente se esté listo para afrontar todo lo que conlleva la paternidad, renunciar a muchas cosas como la independencia, la libertad de horarios y concienciarse de lo más importante de todo: la responsabilidad, tener claro y asumir que tienes a una persona (o varias) a tu cargo que tienes que criar y formar para ser una persona y que al menos hasta dentro de unos veinte o treinta años va a depender de ti completamente. Y el camino, aunque merece mucho la pena, es muy difícil.

 

¿Y qué hay de los consejos de los demás a los padres primerizos?

Uffff, eso es algo por lo que todos hemos pasado y los que lo vayan a ser tendrán que pasar. Es inevitable, siempre habrá una madre, una suegra, una tía que te dirá cómo tienes que hacer las cosas y la mayoría de las veces serán contradictorias. Te aconsejan cosas que ya se han quedado obsoletas como por ejemplo, darles anises para los gases, o bañarlo todos los días, que no es necesario, criticarán que des el pecho, que no lo des, te pondrán de los nervios si el bebé no coge peso, o si coge demasiado, si no lo abrigas o si lo abrigas mucho… y con los brazos… Será de lo primero, "¡no lo cojas cuando llore que se acostumbra!" Pero vamos a ver, ¿cómo no se va a consolar a una criaturita de pocos meses que está llorando desconsolada por la razón que sea? Si cuando ves a un niño o a un adulto llorar te sale ir a abrazarlo y consolarlo, a un ser tan pequeñito e indefenso ¿cómo no se le va a coger y a achuchar? Yo aconsejo que se le coja, se le coja mucho y si la mamá está cansada, lo que es lógico, que lo coja otra persona, el padre, por supuesto, la abuela… que se le demuestre cariño, pero no dejarlo llorar nunca, y no es cierto que se acostumbre, porque si se atiende a su demanda se sentirá querido y arropado siempre y cada vez llorará menos.

 

Luz Bartivas 4He visto que tocas la relación de la pareja cuando llega el primer bebé y que describes muy bien la situación (las ganas de él, la desgana de ella). Ahí das tú un buen consejo…

Hay que adaptarse a la nueva situación, esperar que la madre se recupere, pasar la cuarentena, las noches sin dormir… Son obstáculos a superar pero que si hay amor y comprensión se logra. Hasta que la relación se normalice pueden pasar meses, pero se puede compensar buscando ratos a solas (si la familia ayuda mejor que mejor), teniendo detalles románticos, hablar con sinceridad de lo que preocupa… No dejar que, si hay agobio, el problema se enquiste porque entonces no se disfrutará de una de las mejores etapas de la vida de una familia.

 

Incluyes las nuevas tecnologías y  juguetes electrónicos que en nuestra niñez no existían y parece que es una excusa para quitarse de encima a los niños. Mi niñez fue distinta, como la tuya, y la de mi madre también. Si yo acepto que la de mi madre era distinta a la mía y no pasa nada por haberme acomodado a mis "novedades" ¿por qué sería mala la infancia tecnológica de los niños si ellos han nacido en la era tecnológica? ¿Dónde está el límite?

Es que la actual infancia tecnológica no es mala si esta tecnología se utiliza bien. Para tu madre, como para la mía, la televisión era una novedad tecnológica y entonces ya se hablaba de lo perniciosa que era ¿te acuerdas? Y la hemos visto toda la vida y los mayores se adaptaron a ella. Todo dependía del uso que se hiciera. No nos dejaban ver programas de dos rombos en los años setenta, o los que consideraban que nos podían perjudicar con la llegada de las cadenas privadas. Habiendo un control no había problema. Con la actual tecnología, internet, smartphones, y sobre todo con las redes sociales pasa lo mismo, aunque hay una diferencia, la tele era una y para de todos y los móviles y las tablets son individuales y son más difíciles de controlar. Por eso es importantísimo que los niños, al menos hasta la adolescencia, no dispongan de teléfono propio y si lo tienen, con la condición de que se pueda supervisar siempre por los padres. No debemos dejarles solos con una herramienta como Twitter o Facebook donde pueden poner un comentario o colgar una foto que ven millones de personas en cualquier parte del mundo. Es peligrosísimo y si ellos no lo comprenden los padres sí que tenemos obligación de saber qué hacen nuestros hijos en las redes y evitarlo. Igual pasa con el whatsapp, no son conscientes del daño que se puede hacer con un comentario o una foto que se difunde a cientos de personas. Ojo, que muchos adultos tampoco y claro, ahí está el problema, si los padres no sabemos usarlo con cabeza, no esperemos que los niños lo hagan. Hay mucho desconocimiento en este tema y los padres deberían ser los primeros en estar preocupados por el mal uso, como cuando a nuestras madres les preocupaba que viéramos en la tele una película que no fuera apropiada para nosotras. Ahora es peor porque el contacto con otros, si bien es virtual, no dejan de ser personas reales que pueden llegar a conocer físicamente y eso es un riesgo tremendo.

 

Tocas el tema "madres" como clanes. Me ha asustado ver que hay madres que se comportan peor que los hijos, y digo peor porque ellas son adultas y muy conscientes. ¿Esto tiene arreglo o haría falta un Hermano Mayor en cada casa para ocuparse de hijos y PADRES?

Si te das cuenta, en esos programas como el que citas, Hermano Mayor, o sobre todo en Super Nanny,  el "adiestramiento" del experto va dirigido a los padres para que sepan controlar el comportamiento del niño, porque la actitud conflictiva de este en la mayoría de los casos, por no decir en todos, es consecuencia de cómo ha sido educado, si se han permitido determinadas cosas, si han cedido a chantajes emocionales, si se han relajado a la hora de poner límites, o si les han puesto demasiadas normas y contradictorias y los críos están confundidos. En fin, que la raíz de todo está en el comportamiento de los padres que, como he dicho en otra respuesta, es absorbido por los pequeños.

Los clanes de madres de la verja del colegio son un verdadero peligro, y ahora con los grupos de whatsapp ya ni te cuento. Son madres sin el más mínimo sentido del respeto, que se dedican a la hora de la entrada y la salida del colegio a poner a caldo a todo el que no forma parte del grupo, incluido niños, y no se cortan en hacer comentarios delante de sus hijos de profesores o de otras personas. Y si su hijo se ve envuelto en una trifulca la culpa siempre va a ser del otro. Son temibles, por eso yo las llamo las osas cavernarias, porque son primitivas. Su instinto de protección es irracional y se creen cualquier mentira que su hijo les cuenta con tal de no reconocer sus errores. Está más que demostrado que este tipo de padres, porque también hay hombres, luego sufren las consecuencias cuando tienen hijos agresivos y difíciles en la adolescencia, que pueden llegar a casos extremos como los que vemos en Hermano Mayor. Si tú has visto a tu hijo hacer daño a otro con o sin intención y lo niegas y lo defiendes no le estás haciendo ningún favor, porque ese niño pensará que todo vale, que puede hacer daño y que no tendrá consecuencias, que puede ir avasallando por el mundo Luz Portada Mama Osasin que nadie le pare los pies, y cuando llegue la edad en la que se encuentre en la calle con otros como él surgirán los verdaderos conflictos y ya no hay marcha atrás. Esa sobreprotección cavernaria en realidad los desprotege y les impide crecer como seres humanos que merezcan la pena.

 

No sabría decir qué es peor de todo lo leído: la mala educación de algunos padres, el acoso escolar… En serio, he visto que tocas temas muy delicados.

Es que criar a un hijo no es fácil y nadie nos avisa. Se va descubriendo en cada etapa y cada una tiene su lado bueno y su lado malo. Convivir e interactuar con otros padres es complicado porque todos estamos en la misma situación pero se vive de manera distinta, y cada padre es un mundo. Los hay educados, bordes, prepotentes, tímidos pero todos creemos que el mejor es nuestro hijo… En nuestra mano está no dejar que estas cosas como las actitudes de las osas cavernarias en el parque o en el colegio nos afecten ¡o se nos contagien! En cuanto al acoso escolar, insisto en que hay que estar muy, muy pendiente. Hay papás que no se enteran de que su hijo o hija está sufriendo acoso y eso es muy grave. Un niño puede ser muy hermético pero hay señales que indican que algo no va bien a poco que te preocupes por tu hijo, cambio de carácter, dejar de comer, dejar de estudiar… Y hay que remover Roma con Santiago si el acoso se confirma para acabar con él. Desgraciadamente, muchos colegios no se lo toman en serio, o lo tapan para que no empañe el prestigio del centro, pero yo creo que nada dice más de una escuela o de un instituto que sea un centro que combata seriamente la conflictividad y el acoso escolar, porque eso demuestra que le preocupa de verdad el bienestar del sus alumnos.

También hablo de cómo abordar con los hijos el tema de las drogas, el sexo, salir con los amigos, etc. Asuntos que nos agobian más a los padres que a los hijos pero que hay que tocar. Son temas delicados de los que habría que hablar mucho más.

 

Bueno, aunque parezca un drama lo cierto es que es todo lo contrario: la obra tiene muchas anécdotas, es una lectura muy cercana y entretenida, y hasta te ríes. ¿A quién se la recomendarías?

Vivir con niños es muy divertido y proporcionan anécdotas realmente maravillosas, y la maternidad hay que disfrutarla a tope. Además pienso que no hay que dramatizar, sino que los temas delicados hay que abordarlos para buscar soluciones y prevenir posibles problemas. Por eso yo recomiendo "El síndrome de mamá osa" a todo el mundo, a las mamás y papás primerizos para que sepan lo que les espera; a los que tienen niños más mayorcitos para que vean que sus pequeños dramas no son tan graves y que lo que les pasa es más común de lo que creen; a los padres con hijos preadolescentes y adolescentes porque creo que es la etapa más complicada y de la que menos nos hablan y más nos intranquiliza. Y ¿por qué no? a los que no tienen hijos para que no hagan juicios de valor gratuitos sobre los que somos padres, porque no es nada fácil y las cosas se ven muy diferentes siendo solamente tío o amigo que siendo padre.

 

Gracias por la entrevista, Luz. Me alegro de que tu libro esté entre mis manos. Me ha encantado.

Gracias a ti, Anika, por dejarme este espacio para hablar de mi libro y probar lo que se siente estando al otro lado de la entrevista. Todo un placer. Y muchas gracias a los lectores de Anika Entre Libros.

 

+ Luz Bartivas

 

 

¿Te ha gustado? Compártelo:

Comentarios de los lectores:

Publicidad
Anika entre libros
Actividad subvencionada por el Ministerio de Cultura
Ministerio de cultura

Esta web utiliza cookies para obtener datos estadísticos de la navegación de sus usuarios. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Más información X Cerrar