Anika entre libros

Entrevista a Leticia Cortés por "Lámparas de sueño"

"Tenía que escribir "Lámparas de sueño", era una manera de exorcizar lo que ya no quería, de vomitar lo que me estaba haciendo daño para rehacerme en el oficio que quiero"

Firma: Joseph B Macgregor / Fotos: autora / Marzo 2007

 

Leticia Cortés es una joven poetisa mexicana, nacida en Guadalajara (México). Lámparas de sueño es su primer libro de poemas, aunque su obra poética se encuentra recopilada en revistas o antologías literarias.

"Lámparas de sueño" surgió en diferentes etapas de la vida de la autora, y cada uno de los poemas refleja algunos de esos momentos especiales, cruciales que, emocionalmente hablando, han ido jalonando su acontecer cotidiano.

 

 

ENTREVISTA

 

Antes de nada, me gustaría agradecerte que hayas aceptado esta entrevista. Me hace especial ilusión porque tu libro de poemas "Lámparas de sueño" me ha llegado mucho, ha conseguido emocionarme, sobrecogerme profundamente en muchos momentos, ponerme la piel de gallina…

Gracias a ti por la entrevista, estoy muy agradecida que después de tanto tiempo "Lámparas de sueño" logre construir un puente no solamente entre nuestros países, sino entre los sentimientos, que logre llevar mis emociones a otras personas y que se adueñen de ellas, hagan una comunión con mis palabras. No sé si estas lámparas - que ahora te pertenece - se han adueñado de ti, o tú te has adueñado de ellas. Ahora ya no son mías, desde el momento en que decidí hacerlas públicas dejaron de pertenecerme, ahora son de quienes logren identificarse con ellas, de quienes piensen o sienten que son los portadores de esos sentimientos, de ese dolor, de ese amor que está escondido entre líneas, porque también creo que "Lámparas de sueño" es un libro que hablar del amor, tal vez no un amor muy meloso, pero sí, hay amor, detrás de todo hay un inmenso amor incluso al dolor, y no en un sentido masoquista, sino en un sentido de querer vivir intensamente cada instante aunque éste sea doloroso. La verdad es que, cuando escribí "Lámparas de sueño" nunca creí que fuera a ser tan aceptado, y ha logrado llegar a Francia, a Chile, a Cuba, a Perú, a Colombia, ahora a España, a Argentina, y a muchos estados de la República Mexicana. Ya son dos ediciones y creo que se hará otra reimpresión porque todavía quiero que gire en otros espacios. Creo que cuando un libro logra llegarle aunque sea a una persona, ha cumplido el fin último de la palabra, que para mí viene siendo el que permanezca en alguien, que alguien logre recordarlo, que de pronto siga resurgiendo cuando lo lea. Me gusta mucho. Así que gracias por la invitación, gracias por leer "Lámparas de sueño" y gracias por hacerlas tuyas, por encontrar en sus luces algo que te resplandece, que quizá llega a encandilar.

 

Pienso que las dos mejores formas que tienen muchos adolescentes a los doce o trece años de expresar, de sacar al exterior todos aquellos primeros sentimientos (tristeza, amor, melancolía, conflictos con su familia…) que bullen por su interior y que intentan controlar, entender, dominar, aceptar… son por un lado el diario personal y por otro la poesía. Leyendo tus poemas, tengo esa misma sensación, como si leyera los poemas de una amiga del colegio que el único modo que tiene (o que sabe) para darse a conocer a los demás es escribiendo sobre todo lo que le inquieta, todo lo que está descubriendo.

"Lámparas de sueño" es eso. Yo no lo considero como un libro de poemas maduros, lo considero como el primer paso para empezar un verdadero oficio de la poesía. Creo que es muy difícil publicar en primera instancia un libro realmente maduro en el que no se vayan los ecos o el recuerdo de nuestra infancia, o adolescencia con esas mismas expresiones o palabras, nuestra verdadera catarsis. "Lámparas de sueño" necesitaba salir a la luz para que me pudiera dar paso a otras nuevas experiencias poéticas, a nuevas apuestas con la palabra. Yo no hubiera querido publicar algo que pareciera de adolescente, pero tuve que hacerlo y esto no quiere decir que me arrepienta de haber publicado "Lámparas de sueño", muchas personas me han dicho que me arrepentiré cuando tenga 40 o 50 años, pero realmente no creo arrepentirme porque ha sido una experiencia maravillosa en donde he entrado en contacto con muchos ángulos de la palabra leticiacortes1que yo no conocía. Es cierto que parece un diario de una chica inquieta que busca la respuesta a todo lo que le rodea, o que busca entender su existencia y la de los demás.

"Lámparas de sueño" guarda en el fondo todo lo que fui, lo que llegué a padecer, lo que me trajo hasta aquí, hasta esta decisión absoluta de dedicarme por completo al oficio de la palabra, a apostarle a los sentimientos, a rascarle a una herida para ver de ahí cómo emanan las palabras. Puedo decir que es un conjunto de poemas "desgarradores" y que tal vez lo único que se salva es la estructura que se logró conformar con la hilación de los poemas, pero soy sincera y debo decir que también fue mucha suerte porque jamás pensé el libro como una unidad, sino poemas sueltos que después fueron teniendo algo en común y simplemente se unieron para formar "Lámparas de sueño". Hay poemas que escribí cuando tenía 26 años, pero otros que escribí cuando tenía 20, 23, 24. Tenía que hacerlo. Tenía que escribir "Lámparas de sueño", era una manera de exorcizar lo que ya no quería, de vomitar lo que me estaba haciendo daño para rehacerme en el oficio que quiero.

 

Supongo que tiene que ver con la frescura, la rebeldía, la agresividad (rabia), el apasionamiento que me trasmiten la mayor parte de las imágenes que pululan por los versos. Me siento muy identificado con esto.

Sí. Como te digo "Lámparas de sueño" sí podrían ser poemas de adolescente, con la misma energía, la misma frescura, la rebeldía, la agresividad y la rabia, todo el apasionamiento que nos identifica en esa etapa de nuestra vida. Incluso puedo decir que los dos últimos poemas ya no tienen tanta agresión como otros, están más pensados y podría decir que son como una apertura a lo que viene. Cuando fui adolescente nunca me caractericé por ser una chica realmente rebelde, o agresiva, pero siempre fui y he sido una mujer muy apasionada y muy impulsiva, a veces puedo parecer agresiva, pero más que nada soy apasionada, impulsiva y eso sí, desesperada, muy desesperada y terca. Siempre he dicho que soy más terca que creativa. Y tal vez por eso también es el nacimiento de "Lámparas de sueño" yo no quería ser una escritora que publicara hasta los 40,50 años. Mi prisa por vivir, por escribir, por permanecer me obligó a hacerlo. Siempre hago las cosas muy de prisa. Siempre estoy contando el tiempo y suelo ser una adicta terrible a los relojes, me siento desesperada si no tengo uno a la mano aunque, curiosamente, jamás lo traigo en la muñeca. Creo también que en el fondo a todos nos gusta recordar nuestra adolescencia por más funesta que haya sido, y tal vez por eso es que de pronto hay gente que se logra identificar con "Lámparas de sueño" a mí, por ejemplo, me gusta recordar todo lo que viví, aunque pueda ser el resultado de un llanto, o una melancolía tremenda, o una depresión terrible. Asisto mucho a los recuerdos. Y, lo más extraño de todo, es que sólo una vez he leído completamente mi propio libro.

 

Hay otra cosa que me gusta mucho de algunos de tus poemas, (Antenas en los ojos, Ojos Destilando) y que intentaré explicarlo del modo más sencillo posible: Pienso que eres como una niña cuyo juego favorito consiste en jugar con las palabras, mezclarlas, unirlas unas con otras consiguiendo versos cargados de un hermoso simbolismo, pero dotados de una personal estética: por ejemplo, "Bebedero con caries en la alacena" o "Grito de las garras nocturnas / de gatos en seco, de escaleras altas y rubias…"

Mi padre es médico. Mi familia paterna está repleta de médicos. Si uno observa bien "Lámparas de sueño" está llena de términos médicos o partes del cuerpo. Creo que es una característica que siempre han tenido mis poemas. Es imposible despegarme de la anatomía, quizá porque en un principio también yo quise ser médico, quise estudiar el corazón, especializarme en él, pero mi sensibilidad me llevó a darme cuenta que yo no había nacido para ese oficio, que sí se necesita ser sensible pero también se necesita una extraña dureza en el corazón para poder aceptar y ver la muerte como algo tan natural, como poder decirle a alguien que lo sientes, que la persona que atendías ha muerto. Quizá sea muy extremista, pero ese es otro defecto que tengo, soy bastante extremista. Por eso opté por las palabras, aquí si un verso sale mal lo borras y no pasa nada. Ahora digo que me especialicé en el corazón pero desde el lado poético. Y sí. Me gusta mucho jugar con las palabras. Siempre he sido alguien a quien le gusta mucho jugar. Sabes que siento que en el fondo también sigo siendo muy niña. Me gusta ir a los parques y subirme a los columpios, es algo que me gusta mucho hacer. O ir a la playa y enterrarme en la arena, o hacer castillos con ella. A los niños les gusta jugar, y quizá sea por eso que también busco jugar con las palabras, acomodarlas, sentirlas, acariciarlas, trasponerlas, suspender el significado y darles una nueva esencia. Por eso los ojos destilan, y hay antenas por todos lados. No me gusta la realidad como es, trato de esquivarla, por eso creo mi propia realidad.

 

A raíz de esto que te digo, me gustaría plantearte un tema que me preocupa hace un tiempo como aspirante a escritor (más o menos) que soy y es como poder conjugar la espontaneidad con un cuidado por la forma. A veces, ese deseo de quererlo tenerlo todo perfectamente estructurado, expresado con el ritmo adecuado puede dar como resultado algo excesivamente encorsetado y como consecuencia se pierda la frescura del poema, del cuento corto, de la narración…

A mí siempre me ha interesado más el fondo que la forma. Yo jamás he escrito un soneto, por ejemplo, y el ritmo de mis poemas no los planeo. Sí tienen ritmo, pero yo más bien los creo a partir de mi propia respiración, de mis pasos, de la manera en como vivo, y creo que resulta. Ahora trabajo algo más estructurado y te mentiría si te dijera que no me cuesta trabajo, que me gusta más. Escribo porque me da una libertad que no consigo en otra parte de la realidad. Y el hecho de tener que someterme a ciertas estructuras, o cumplir ciertos ritmos, me hace sentir sometida a algo, sin embargo sé que tengo que aprender, porque es parte del poeta, es parte del querer llegar a hacer algo bien hecho. No quiere decir que no lo haya intentado, no me gusta precisamente porque, como te dije, soy muy desesperada, y no me gusta detenerme mucho tiempo en algo. Generalmente corrijo mis poemas un par de veces, pero tampoco estoy ahí toda la vida porque hay otros que pueden salir mejor. Así es que yo siempre he dicho que a mí me interesa más lo que dices a su estructura, porque muchas veces por cuidar la estructura descuidas el fondo y el sentimiento no es el mismo, se siente plástico, como falso, como si no fuera cierto. Pero supongo que ya es cuestión técnica individual.

 

Aunque a la hora de definir la estructura de "Lámparas de sueño" lo divides en tres partes…percibo además una curiosa continuidad entre los poemas que se me antojan como pequeños ensayos emocionales, como si estuvieras todo el tiempo buscando el modo de encontrar lo que quieres decir, como una niña asustada y atrapada en su propio laberinto, intentando encontrar desesperadamente la salida. Finalmente parece que todas las piezas encajan y se produce una explosión espectacular de sentimientos en los dos del final: animal de soledades y, sobre todo, el horizonte en donde aparecen todos los temas expresados anteriormente a modo de espectacular desahogo definitivo, de respiro final.

"Lámparas de sueño" como te dije anteriormente, no fue pensado como una unidad, fueron poemas que escribí en diferentes etapas de mi vida, etapas que de alguna manera me marcaron mucho y que, por lo mismo, tenía que soltar, tenía que liberarme de esas energías fallidas, y sí, también estoy yo de niña asustada, teniendo mucho miedo, tratando de salir de muchas emociones o experiencias que me aterraban y sí, lo que pretendí con los dos últimos poemas era precisamente como el conjunto de todas las emociones anteriores en un solo paisaje, como un decir "hasta aquí llegó" y por fin aventar todas las botellas al mar, también estoy yo siendo mujer, acariciando a un hombre, uniendo mis ilíacos a sus huesos pélvicos. Podría decir que quien quisiera conocer a Leticia Cortés en carne y hueso podría hacerlo con "Lámparas de sueño" porque no es un libro poético en sí, soy yo con todas mis emociones, soy yo desnuda y alistándome para tomar el café, o para pedir perdón, o para recordar todas las aventuras que tenía con mi hermano y al final, sólo eso, el final: una explicación lógica de todo lo anterior. "Lámparas de sueño" es como una biografía en el que incluso alguien podría deducir que tengo sólo un hermano, y que es mayor que yo, y que solíamos jugar a buscar tesoros en un segundo piso. Podría pensar que conocí a un Iñaki que se perdió en un bosque y que - aunque no digo la fecha - hace más de 5 años que no vuelve. Se fue. Podría deducir que hay muchas cosas que me duelen, pero también otras que me hacen feliz, muy feliz.

 

En el último poema "El horizonte" aparecen varios detalles que tienen que ver con tus recuerdos de infancia, por ejemplo, hablas de la relación tan especial con tu hermano, un héroe para ti, con quien compartías, al parecer, una íntima complicidad.

Mi infancia fue muy extraña. Nunca diría que no fui feliz siendo niña, pero también hubo muchas cosas que me hacen dudarlo. Es como si mi infancia hubiera ocurrido precisamente arriba de un columpio, en un ir y devenir entre la felicidad, la tristeza, la soledad, el terror. Hay momentos en que me recuerdo completamente sola. Momentos en que estoy en una cama escribiendo en una pequeña libreta rosa, buscando a mis papás. Hay momentos en que me veo en la leticiacortes3playa con mi familia. Hay momentos en que me veo al lado de mi hermano buscando cualquier pretexto para divertirnos en el patio trasero de la casa que siempre me gusta recordar. En aquel entonces era grande, muy grande, supongo que si lo viera ahora, después de tantos años, ya no lo vería igual. Me mudé de esa casa de la que hablo en el poema hace más de 20 años, por eso digo que, si yo regresara a esa casa… Hace poco tiempo fui, y el que era el patio principal de nuestros juegos ahora es un local de papelería en el que venden todo tipo de materiales didácticos. Es triste cómo los recuerdos se van haciendo morusas. Sin embargo extraño ser niña, creo que es lo que más añoro en la vida, me encantaba ser niña, no tener ninguna preocupación, como digo en el poema, yo podía revolucionar las palabras con un bote atado a la bicicleta, no me importaba nada, ni pesar más, ni comer más o menos chocolates, me dormía temprano, me levantaba tarde, nada me importaba. Ahora es más complicado todo. Las responsabilidades me aterran. Creo que sufro del complejo de Peter Pan, en el que nunca se quiere crecer. Extraño ser niña.

 

También está muy presente la figura paterna, alguien en quien encontrar refugio, seguridad, apoyo, cariño…

Siempre he sentido más la cercanía hacia la familia de mi papá. Puedo decir que soy toda una "Cortés" y tal vez por eso sea que no firmo con el apellido de mi familia materna. La figura de mi papá ha estado muy presente y me ha marcado desde siempre en muchos sentidos. Yo soy muy parecida a mi papá. Desde niña siempre fui más cercana a él y siento que todavía estoy más apegada a él, claro que no quiere decir que no quiera a mi mamá, pero siempre uno se siente más identificado con alguien. Yo me siento más como mi papá. Él es una persona de carácter muy fuerte, pero también muy sensible. Es médico. Con eso puedo resumirlo todo. Mis poemas están llenos de su lenguaje y su oficio.

 

Me impresionó mucho el poema con el que abres Lámparas de Sueño: Grito Primero, hablas de un nacimiento, de un parto con dolor, desgarrador, un acto no exento de violencia… Me tocó mucho. Este tema está presente en otros poemas.

Dicen que duele mucho parir. Pero supongo que duele más nacer. Por eso - dicen - hay una sustancia en la madre que bloquea el recuerdo del nacimiento. Es algo tan doloroso. Supongo que debe serlo. Uno está acostumbrado a vivir en un lugar calentito, con comida, en donde nada ni nadie te puede hacer daño, y de pronto viene la luz, el frío, el hambre, la rudeza de la vida. Mi padre atiende partos. Desde niña estuve involucrada con el acto del nacimiento. Él dice que es un milagro, y de verdad lo creo. Pero también es doloroso. Y también para el bebé duele. Me imagino cómo fue mi primer llanto, mi primer pataleo, mi primer abrir los ojos y ver una luz que jamás había penetrado en mis ojos a lo largo de 9 meses. Y el frío. Como digo. Yo nací un viernes lluvioso de agosto, así que - supongo - hacía mucho frío. En México el mes de agosto es todavía verano, pero son días muy fríos por la lluvia, con mucho viento y muchos rayos. Todo eso - supongo - me asustaba.

Todavía le tengo miedo a la lluvia y al viento, y a los rayos, y a las inundaciones. Supongo es por eso. Nacer es un acto muy violento, lleno de vida, pero con mucha violencia.

 

Otro tema que percibo en algunos de los poemas (animal de soledades, danza…) es la soledad: pero no sólo la que puedes sentir a nivel personal, sino que partiendo de la tuya propia este sentimiento se amplia a lo universal.

Siempre he dicho o sentido que la soledad es como el tener hambre. Siempre tenemos hambre, sólo que comes, llenas el vacío y ya no tienes, pero en un instante vuelves a tener. La soledad es algo que siempre está en nosotros, a veces llegan personas que nos hacen sentirnos acompañados pero al instante se van y la soledad siempre está ahí. Es algo a lo que tenemos que acostumbrarnos, es un acto humano. No hay que tenerle espanto, ni afligirnos, ni aterrarnos. Puede ser muy destructiva, pero también muy productiva. La soledad es más que lo más espantoso que nos podemos imaginar. Así que lo mejor es hacer las paces con ella, saber manejarla, controlarla, porque estar solo es algo que todavía no he podido explicar. Por cierto, a mí me aterra la soledad.

 

¿Qué es el modelo 512-7?

Ese poema lo quise hacer como futurista, involucrarme con la ciencia ficción. No sé si lo logré. Simplemente es algo a lo que ya me estoy acostumbrando, todo lo que compramos tiene un modelo. Alguna vez escribí un intento de novela de ciencia ficción que se llama "Prioridad destino" en donde precisamente había una fábrica de humanos en donde todos salían con un modelo impreso, había un personaje llamado Mara, la única niña de verdad que quedó poblando la tierra, ella descubre a un personaje - también mujer - que por extrañas situaciones es mitad robot, mitad humano, y su modelo es, precisamente Modelo 512 - 7. Este poema se podría decir que es un intertexto de mi intento de novela de ciencia ficción. Algún día intenté escribir poemas futuristas.

 

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Si te parece me gustaría plantearte un juego, te propongo algunos versos, los que más me impactaron, y expresas lo primero que se le ocurra, o que le sugieren… por ejemplo: "…mi madre / que sentía entre las piernas / una medusa / que le comía / el corazón."

El dolor de parir. Las medusas me parecen seres espantosos, me aterran. Y creo que algo así debe ser en ese momento, algo tan terrible de no saber qué pasará. El corazón, ya sabes, quería especializarme en el corazón.

 

"… por que tengo / muñones / en el corazón"

Los ruinas del amor. A lo largo de la vida, conforme vamos amando, creo que se nos van cayendo o nos van mutilando pedazos del corazón. No creo que, cuando morimos, lo tengamos igual que al nacer. Se nos va desgastando.

 

"PORQUE ME DIAGNOSTICARON MAL EL HAMBRE / se me desnutrió el corazón…"

Los falsos diagnósticos sentimentales. A veces creemos una cosa, y viene siendo totalmente lo contrario. O tal vez el hambre de amar, a veces apetecemos un buen amor, y como no nos alimentamos, se nos desnutre el sentimiento.

 

"Soy Julia. Y cuando soy Julia juego a enfermarme."

Adriana Díaz Enciso (Puente del cielo). Este verso tiene una historia muy larga y complicada de digerir. Julia es un personaje de una novela de una escritora de mi ciudad que ahora radica en la ciudad de Londres. Cuando leí su novela "Puente del cielo" que es precisamente donde aparece Julia, me sentí identificada, por una extraña enfermedad en la sangre. Entonces pensé que yo era Julia.

 

"Porque mi nombre está enfermo y me duele"

Un foco tonal. Tener que repetir el nombre las veces que sean necesarias para expulsar las malas energías y permitir que entren nuevas y buenas. Pero cuando hay tantas cosas negras que nos pertenecen, te duele el nombre, no puedes pronunciarte. Te vomitas.

 

"Las madrugadas no saben de los pájaros/ que mueren haciéndose / malabarismos / en cables eléctricos."

Una noche en que descubrí unos cables eléctricos llenos de pájaros que dormían - y hasta roncaban - Me pareció uno de los paisajes más hermosos que he visto. La naturaleza aunada a la electricidad.

 

"Yo no sabía que se puede ser bailarina / siendo esqueleto"

El poder amar después de tanta destrucción. El poder seguir bailando con los huesos la aire. Cómo podemos levantarnos después de tantos golpes.

 

"Por que soy torpe cuando pienso / y cuando no, soy jueves".

Cuando no pienso suelo cosificarme, aunque los días abrazan tantos acontecimientos tan irrepetibles, tan indecibles. No debe ser tan malo ser un día, también es un intertexto del libro "El hombre que fue jueves"

 

Cuéntame algo de tu próximo proyecto que tiene como eje central los aeropuertos

"Aeropuertos: innumerables alas de árbol aéreo" es un proyecto que acaba de recibir una beca por parte del Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico que emite CONACULTA en México. Se trata pues de un libro más estructurado, más pensado, y con maduración poética. El tema central es el aeropuerto, pero viéndolo como un lugar en donde ocurre el acto poético. Sabemos que en un aeropuerto llegan los aviones y despegan los aviones. Así, la poesía es un lugar al que llegan las palabras y de donde parten las palabras. Entendiéndolo así, en el aeropuerto ocurren historias que a todos nos son familiares: como los altavoces buscando personas, o anunciando un vuelo, o la última llamada a los familiares, o el último café con la persona que amamos, o las despedidas, y las llegadas, la mujer que llega después de un largo viaje y no sabe si alguien la espera, o partir y dejar a la persona que amas y no saber si, cuando regreses, permanecerá. De esto se trata aeropuertos, de hablar de todo lo que ocurre en este lugar. Habrá personas que tal vez nunca hayan viajado en avión, pero sí han despedido a las personas, o las esperan de vuelta. O saben lo que es dejar a alguien. Está - al igual que "Lámparas de sueño" - dividido en tres partes. Una habla de pájaros (que podría ser la continuación de "Lámparas de sueño"); otra habla del aeropuerto en sí, y otra de todo lo que ocurre arriba de un avión. Tengo planeado que sean 33 poemas y habrá diferentes estructuras: soliloquios, haikús, poemas más largos, desplegados, diálogos, cartas…

 

Pues muchas gracias Leticia. Has sido muy generosa conmigo contestando a estas preguntas. Si deseas añadir alguna cosa más…

Ninguna, sólo darte las gracias por la entrevista. Ojalá pronto esté en tus manos "Aeropuertos: innumerables alas de árbol aéreo" Gracias por todo. 

 

ver + Leticia Cortés

 

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