Anika entre libros

Entrevista a Juan Manuel González por "Hacia el alba de la nieve"

"Creo firmemente en que la literatura no debe estar dividida en compartimentos estancos"

Firma: Erasmo R. / Fotos: autor / Marzo 2004

 

Sería prolijo insertar aquí los muchos títulos y premios que tiene nuestro entrevistado de hoy. Además a él ya no le hace falta la publicidad, porque a sus años está de vuelta de esa y de otras muchas cosas. Simplemente se podría decir que ha tocado, y con fortuna, la mayor parte de los géneros literarios. Me da la impresión que excepto de cocina ha escrito de todo. Y que conste que es un excelente compañero de mesa.

Veterano, querido, respetado y admirado compañero de utopías, Juan Manuel González nació en Madrid en 1954, es profesor universitario, doctor en filología, escritor y periodista. Con él hemos hablado para Anika Entre Libros de literatura, de amor, de vida y muchas más cosas. 

 

 

ENTREVISTA

 

En primer lugar, me gustaría que te definieras a ti mismo como escritor a fin de que nuestros lectores se puedan hacer una idea de hacia donde se dirige tu obra.

Resulta un poco complicado dar una definición categórica, porque a lo largo de mi vida como escritor, he tocado casi todos los géneros. Desde la poesía, hasta la narrativa, pasando por el ensayo e incluso los cuentos y comentarios de viajes, que, por cierto, es un tipo de literatura que me agrada mucho.

Tal vez, y a fin de que vuestros lectores se hagan una idea, se me podría comparar, en cuanto a actividad, con los escritores del renacimiento, precisamente porque no me circunscribo a algo en particular. Empecé con pequeños relatos y poesías, pero luego hice muchas más cosas. Y esto por una cuestión de principios. Creo firmemente en que la literatura no debe estar dividida en compartimentos estancos.

 

¿Cuándo y como sentiste el tirón, por llamarlo de alguna forma, de la literatura, las ganas de escribir?

Verás, en esto también tengo una idea muy atípica. Creo sinceramente que toda persona, por el hecho de serlo, tiene una capacidad creativa. Por tanto, cualquiera puede escribir, pintar, dibujar o dedicarse a lo que definimos como arte, en cualquiera de sus variantes. Y de acuerdo con este criterio no existiría, lo que tú llamas tirón o "llamada" de la literatura. Lo que sucede es que esa capacidad creativa que, insisto, está en cada unos de nosotros, tiene que saber ser desarrollada. Digamos que hay que tener la suerte de que alguien descubra esa faceta artística y sepa encaminarla. En este sentido tenemos que huir de los tópicos. Te pondré un ejemplo: efectivamente Amadeus Mozart, con cuatro años, era ya un prodigio, pero, en esto, fue determinante que su padre fuera, a su vez, un gran músico que supo descubrir el talento de su hijo.

Me pregunto cuántos casos de personas absolutamente capacitadas para escribir, pintar, esculpir, han quedado en cocineros, mecánicos o limpiadores, sin que por ello sean menos dignos, pero no sin explotar su capacidad creativa y, lo que es peor todavía, sin llegar a conocerla. Pero bueno, para poner una fecha orientadora, ya a los nueve años escribí mi primera obra, que precisamente fue un comentario sobre un viaje.

 

Entonces fuiste un niño prodigio...

No, qué va. Lo que pasa es que, en consonancia con lo que te he dicho antes, tuve la suerte de que mi familia tenía gran cantidad de libros. Se puede decir que estaba rodeado de libros, papeles, legajos, en fin todo lo que tenía que ver con la literatura. Y, además, tuve la suerte de poder viajar mucho desde muy pequeño, lo que me sirvió para conocer diversas culturas y situaciones. Además tú ya sabes que parte de mi familia es de origen alemán, lo cual también ha tenido su importancia porque, por ejemplo, en mi casa había literatura en castellano y en alemán. En fin, eso fue una auténtica suerte, pero que ayudó a desarrollar mi creatividad. Pero en todo caso, quiero insistir en que lo importante es saber encauzar ese espíritu creativo del que te he hablado antes. Sin eso no hay nada que hacer.

Luego, cuando entré en la universidad tuve que elegir entre la carrera de música o la literatura y, como has comprobado, pues elegí las letras. No sé si acerté pero elegí las letras.

 

Y para ser coherente con tu pensamiento te dedicas a la docencia, a incentivar el desarrollo creativo de otros...

Exacto, exacto, por pura coherencia. Soy de los que creo que a la universidad no se debe ir sólo para lograr un título, sino justamente para desarrollar esa capacidad creativa.

Pero vamos a ver ¿tú crees que sirve de algo un periodista que no lee un libro? Pues no, por mucho título que tenga, no sabrá tener un espíritu creativo. Vamos, estoy seguro.

 

Bien, cambiamos de argumento. ¿Crees que en España hay un buen ambiente literario?

Hay una situación paradójica. Por un lado, cada año salen a la luz unos 65.000 títulos nuevos, lo que podría llevarnos a pensar que somos una potencia literaria y, sin embargo, sabemos que casi el 50 por ciento de los ciudadanos reconocen abiertamente que no leen nada. ¿Qué quiere decir esto? Pues es muy sencillo, que hay una minoría, que casi es una élite, que lee, que no va más allá de las 50.000 personas, que son los que acaparan la mayoría de las compras.

Y esto, por otro lado, ocasiona, que cada edición sea muy corta, a veces no sobrepasa los mil ejemplares. Esto es un drama y de difícil solución si seguimos por este camino.

 

¿A qué achacas esto?

Pues fundamentalmente a la Televisión, donde como tú sabes igual que yo, cada vez abunda más la basura. Es el mayor enemigo de la lectura, aunque, también hay otros medios tecnológicos que son mal empleados, por ejemplo internet. Por eso, vuestra iniciativa me parece interesante, aunque me mantengo escéptico en cuanto a los resultados.

 

Háblanos de tus próximas obras...

Pues está casi a punto una recopilación poética, que se titula "Hacia el alba de la nieve", que recoge seis poemarios y algunos prólogos sobre mis obras, que creo que va a gustar. Tiene algunas colaboraciones muy interesantes. Reúne dos ciclos de mis poemas, de los cuales el primero está dentro del terreno simbolista, un poco hermético y, el segundo, se mueve entre la épica y la ética y, personalmente, lo considero más accesible.

También está casi terminado un ensayo sobre el final del modernismo español y su conversión en la literatura del nacional catolicismo y que en realidad es un ensayo sobre la evolución de Ricardo León.

 

Oye, me gustaría saber cómo con tanta actividad si tienes tiempo para ti mismo... si es que lo tienes.

Pues mira, en esto debe influir mi parte alemana, porque soy muy minucioso y me organizo bastante bien. Así que cuando hay que escribir escribo y cuando hay que amar, amo, y cuando hay que comer con algún amigo, pues como con el amigo, y ya ves que sin prisas...

 

Ya que sacas lo de tu parte alemana, me gustaría que nos contaras si en tu opinión el pensamiento y la literatura alemana son bien conocidas en España.

Pues no, francamente creo que no. Hay un problema básico, que es el idioma. El alemán no es un idioma que tenga la fuerza del inglés o del español, incluso del francés. Alemania no ha exportado su idioma como otros países a través de sus respectivos imperios. Esto es un lastre para la literatura alemana. Son pocos los que pueden leer directamente en alemán. Se recurre a traducciones del francés o del inglés que no siempre son buenas y esto afecta a la literatura, la filosofía, el ensayo, la política, etc.

 

Y aún peor en el caso de la poesía...

Evidentemente, eso es aún más complicado. Sin embargo, es curioso que, al revés, sí se da esa circunstancia. Muchos alemanes pueden leer perfectamente en castellano. Y te voy contar algo que me llamó la atención.

Como tú sabes hubo una época en España en la que se desterró a todos los autores del barroco. Nada de Calderón, nada de Quevedo, en fin una manía más de este país. Pues bien, fueron los románticos alemanes los que rescataron a nuestros clásicos. Luego lo hicieron los ingleses, pero los pioneros fueron los alemanes.

Lo que pasa es que, además, se ha impuesto una visión anglosajona del mundo y esto excluye a Alemania. Si a esto le añades el peso que todavía tiene en algunas mentes la época del nazismo y todas sus consecuencias, pues ahí tienes parte, aunque sólo sea una parte, de la respuesta. Y voy más lejos, estarás de acuerdo conmigo en que no deja de ser un sarcasmo que un país con apenas 200 años de historia (EEUU), quiera arrinconar la cultura alemana, y sin embargo así es.

 

¿Por motivos políticos?

En buena medida sí, pero también hay otros. Se ha transmitido la idea falsa de que Alemania es sólo la era nazi, es decir no existió la revolución burguesa, ni la republica de Weimar, ni antes el romanticismo, ni la creatividad de los años 1920 y 1930.

 

¿Quizá relacionado con esto, el intelectual debe adoptar una postura beligerante ante los hechos que le rodean?

Sin duda, no puede permanecer silencioso, lo cual no significa que tenga que ser ni sectario ni dogmático. Siempre debe tener una perspectiva ética. Pero insisto en que debe expresar claramente su opinión. Es más, tiene la obligación de expresar su opinión.

 

Que suele coincidir con lo que se entiende por posiciones progresistas...

No siempre, porque no hay que confundir la opinión de los intelectuales conservadores con la de los reaccionarios. Es la diferencia entre Jacques Chirac en Francia como dirigente político y lo que tenemos aquí por ejemplo. Pero, en todo caso, quiero insistir en que es una cuestión de sensibilidad, que debe estar alejada de las consignas. No hay nada peor que estar domesticado, siempre es mucho mejor la autonomía de criterio.

 

Y ¿piensas que los intelectuales podéis influir en la realidad?

Pues a corto plazo no, eso está claro. Sin embargo, sí a medio y largo plazo. Lo que la gente aprende, lo que queda es lo que dejan los escritores, en el sentido amplio de la palabra. Seguro que coincides conmigo, en que alguien que quiera saber sobre la guerra entre Rusia y Napoleón lee "Guerra y Paz" o si quiere saber sobre los orígenes de la revolución francesa acudirá a Voltaire. Toma el caso de España, si prefieres. Ahora se están abriendo fosas en las que enterraron a personas durante la guerra civil. Pero se habla de ellas porque son las fosas de las que hablaron García Lorca y Alberti y otros muchos. Lo que se escribe se trasmite. El pueblo no conoce la realidad hasta que la escribe un poeta, como dijo Hölderlin.

En definitiva el escritor puede ser un recreador de la realidad y, en cierto, sentido un manipulador de la realidad, por eso son tan peligrosos para el poder.

 

Tú, que también eres poeta ¿sigues creyendo que la poesía tiene hoy la fuerza para cambiar el futuro?

Bueno, si te refieres a que si es "un arma carga de futuro"...

 

Exacto...

Me lo imaginaba. Pues creo que ese concepto se diluyó al final de los años 60, aunque, efectivamente, la poesía moviliza los sentimientos. Las masas son mucho más fáciles de movilizar a través de los sentimientos que de las razones. El amor, la muerte, la divinidad etc., son asuntos de los poetas.

 

Y de los músicos...

Eso es todavía un escalón más. Aún moviliza más la música. Y en la historia hay ejemplos sobrados de ello. Es muy difícil no emocionarse hasta el límite cuando oyes la "Internacional".

 

¿Qué es para ti el amor?

La lucha contra la muerte. Es el enfrentamiento eterno entre Eros y Tánatos, es la dicotomía creación-destrucción y no te quepa la menor duda de que toda la historia del hombre se sitúa en tormo a esos dos polos. Son los dos puntos más extremos de la vida. Cuando amas creas y cuando mueres es la destrucción absoluta.

 

Y en medio...

En medio el tiempo. Detener el tiempo. Algo que sólo se consigue fugazmente, pero que se consigue. En el acto del amor, hay un momento en el que se detiene el tiempo, que sencillamente desaparece. Y el artista igual; cuando perdura su obra logra detener el tiempo, su propio tiempo, es una victoria sobre el tiempo. La capilla Sixtina ha logrado parar el tiempo. Nadie recuerda quién era el político de turno pero sí recuerdan a quien pintó la Capilla.

 

Y tú, ¿has logrado parar tu tiempo?

Sí. Modestamente creo que he logrado detener mi tiempo, porque cuando mi cuerpo esté perdido, o donde sea allá en el séptimo cielo, mis obras seguirán ahí, y los que me lean estarán conmigo en mi tiempo.

Lástima que el tiempo corra tan deprisa porque habríamos estado mucho más tiempo con Juan Manuel González. Con él se para el tiempo.

 

ver + Juan Manuel González

 

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