Entrevista a Juan Francisco Ferrándiz por La llama de la sabiduría
Entrevista a Juan Francisco Ferrándiz por "La llama de la sabiduría". 6 de mayo de 2015 en Barcelona, Hotel Barcelona Center, calle Balmes, 103.
Unos días antes me había llegado, desde BR comunicación, la propuesta. El libro llegó enseguida de aceptarla y me dio tiempo a leerlo durante el fin de semana. Aun así, no había preparado nada, ni tan siquiera una pregunta, por lo que empecé la entrevista con un par de hojas en blanco y con lo que recordaba de la lectura.
Juan Francisco Ferrándiz es una persona de carácter afable y se mostró accesible en todo momento mientras discurría nuestra amena charla ante la mirada atenta de Bibiana Ripol y las anotaciones de Laura Ruiz, ambas de BR comunicación.
Como no podía ser menos y ante la pregunta retórica que planea sobre la novela de si las mujeres tienen alma, la reformulé en otros términos:
ENTREVISTA
¿Existe el alma?
Ya me imaginaba que esa pregunta llegaría y he estado pensando sobre ese tema. Creo que sí existe, todos tenemos alma, de ninguna manera es algo que esté asociado al género. En todo caso, es algo que no se puede demostrar científicamente, pero a cada uno nos llegará el momento en que sabremos si hay algo o no.
¿Por qué los libros de novela histórica tienen tantas páginas? ¡Son tochos!
No sé si te lo vas a creer, pero el original tenía 300 páginas más. Y la verdad es que me dolía cada vez que recortaba algo, pero era lo que tenía que hacer para que la editorial lo aceptase.
La mirada se me había ido hacia el ejemplar que reposaba encima de la mesa y supongo que mi cara debía ser un poema al imaginarme el grosor que hubiera tenido entonces. Continué con otro aspecto y una pregunta similar:
¿Acaso es una necesidad de mostrar lo que ha representado el trabajo de documentación?
La cuestión es que la novela histórica tiene que recrear un ambiente y una época que nos quedan lejanos, por lo que tiene que describir lo que ocurre con todo el detalle necesario, siempre con la atención puesta en que eso no ralentice el ritmo. Supongo que en otro tipo de novela se puede plantear un ambiente dedicando mucho menos espacio.
También podría ser que haya demasiada trama, ¿o no?
Más bien la justa que necesita la historia que cuento. Sí que me han dicho que da la sensación de que ocurren muchas cosas, de que hay mucho movimiento.
En la novela, el tema de la sanación es importante, pero me sorprendió que el único personaje capaz de curarse a sí mismo, muera en un entorno en el que tendría que haber sobrevivido.
El fondo de la historia es el camino que tiene que recorrer la heroína en su desarrollo personal. En esa trayectoria personal aparecen personajes que colaboran en su crecimiento, pero no tienen permanencia en su vida. Durante una etapa son importantes, pero igual que llegan muchas veces de improviso, luego desaparecen. A mí mismo me ha ocurrido eso, personas que un día aparecieron en mi vida, me ayudaron a crecer y luego nuestros caminos se separaron y no he vuelto a saber de ellas.
La fotografía pertenece a la videoentrevista realizada por Anika. Esta entrevista escrita es de Selin
Supongo que estará bien documentado, pues es un elemento capital en el desarrollo de la historia, pero una cesárea exitosa para la madre y el hijo en esa época, ¿no es una cirugía demasiado avanzada?
Lo cierto es que sí existe un caso registrado, no en el año en que transcurre la historia, pero sí quince años después, en el que la madre también sobrevivió. Eso sí, al igual que en la novela, tras la operación le quedó una hernia.
Y el personaje de Peregrina Navarro es histórico, aunque su participación en la novela es ficticia, claro. Esa mujer tenía la licencia real para ejercer la medicina en el Reino de Valencia.
O sea, que podemos pensar que la utilización que se hace dentro de la trama de sustancias o remedios podía ser habitual en esa época.
Totalmente, tanto los remedios que menciono, que son bastante naturales, como las drogas que aparecen eran de uso común. Formaban parte de los recursos que tenía la medicina para sanar a las personas.
¿Había tanta superstición en esa época como se muestra en la novela? Casi me ha llegado a parecer excesivo.
Los conceptos eran diferentes y hablaban de algunas enfermedades como pestilencias, al no conocer mucho más sobre ellas. También llegaban a considerar que el hecho de que las gentes enfermasen era también un castigo de Dios, ya fuese por las propias acciones de cada cual o por el comportamiento social en general.
Suena como si tuviesen un sentido fatalista de la existencia.
Pues sí. Para escapar de ese destino, que podía ser funesto, y sentirse un poco más a salvo, era normal recurrir a los donativos y a la caridad.
O también promover la construcción de un hospital...
Existía el proyecto de construir un Hospital General en esos años, pero el proyecto estuvo 30 años parado mientras se construían otros edificios, con un marcado carácter económico, como la Lonja de la Seda.
Me ha extrañado la definición del hospital que aparece en la novela como nosocomial, pues es un concepto técnico referido a las infecciones que se producen en pacientes ingresados.
Tal vez tenga otros significados, esa palabra la encontré cuando buscaba documentación referida a un hospital o institución donde se recogían los enfermos que pudiese haber en las calles de la ciudad.
Me ha dado la sensación de que a veces juega con el lector.
Por descontado, es algo que resulta atractivo. Intento descubrir cuál es el límite del lector, probar hasta donde le puedo llevar con mis historias.
Al final de la novela no queda muy claro si finaliza o hay continuación.
A mí me gustan los finales abiertos, pero también sin que haya más historia detrás. Los personajes siguen con sus vidas, eso sí, mientras que la trama que recorre la novela llega a un final. Aunque es posible que algunos personajes, aquí en un papel más secundario, puedan protagonizar su propia historia, pero por ahora no hay nada.
¿Es posible que haya demasiada filosofía en la novela?
No me lo parece, además de que la mayor parte está separada en unos textos, las lectionis, con un formato diferente y que quedan fuera de la trama.
Es un libro donde las mujeres tienen un papel fundamental, ¿tal vez porque tiene más lectoras que lectores?
Es algo que no me he planteado. Más bien es que hay muchas mujeres alrededor en mi vida, siempre las tengo presentes y también sé lo que han tenido que luchar en muchos momentos para salir adelante.
¿Tiene algún proyecto en marcha actualmente?
Las ideas están ahí, van y vienen. A veces alguna persiste un poco más. De momento no hay nueva novela en proceso, es algo que llegará cuando encuentre algo interesante que contar.
Más o menos había acabado la lista mental de preguntas, entonces me fijé en la portada y surgió la última:
Observo que el laberinto está cerrado y entonces está complicado acceder a la llama que hay dibujada. ¿Cómo es eso?
¡Vaya! Es un detalle que no había visto. Tal vez habría que tener eso en cuenta. Aunque también puede representar la dificultad de acceder al conocimiento, que no es simplemente recorrer un camino, sino que requiere el esfuerzo personal.
Casi se cumplía el tiempo disponible, tal como nos recordó Bibiana en ese momento, y aproveché para que Juan Francisco Ferrándiz me firmase sus dos libros, "La llama de la sabiduría" y también "Las horas oscuras", que también me lo había llevado a la entrevista.
¡Ah! Justo después nos hizo Bibiana una foto. Ante nosotros, que lo estábamos pasando muy bien, ya se ve, los dos libros, un par de hojas con anotaciones y poco más, que ya nos habíamos tomado hacía rato lo que habíamos pedido.