Anika entre libros

Entrevista a Juan Arnau por Manual de filosofía portátil (Ed. Atalanta)

"la filosofía fue muy importante en la antigüedad y ha ido perdiendo importancia, tanta que a día de hoy se ha extinguido de lo cotidiano en el mundo occidental (...) La filosofía es algo que nos ayuda a vivir"

Moisés Álbatin, enero 2015 (noviembre 2014) /  Fotografía: Núria Molinés

 

Juan Arnau es un filósofo especializado en sánscrito y astrofísico valenciano nacido en 1968. Esta frase de presentación ya hace, por sí sola, a Juan una persona interesante con la que mantener una conversación sobre cualquier tema. Pero si, además, os cuento que ha sido marinero durante varios años, ha vivido en la India, México y Estados Unidos, y recoge una parte de su experiencia filosofal con algunos de los mejores filósofos de la historia en este libro, lo hacen todavía más interesante.

Actualmente, es profesor de relaciones internacionales en la Universidad Europea de Valencia. Un puesto idóneo para alguien de su bagaje y conocimiento. "Manual de filosofía portátil" no es, ni mucho menos, su primera publicación, pero sí que es la primera con la editorial Atalanta. Me aventuro a decir que no será la última...

Me emplazo con Juan a las seis de la tarde en un bar irlandés del centro de Valencia. Es pequeño y con una decoración algo vetusta, muy apropiada para conversar de escritores y filósofos de todas las épocas. También hablamos sobre cómo Juan, un astrofísico y filósofo especialista en sánscrito, ha compuesto esta partitura filosofal y ha aprovechado para mostrarnos un particular hilo de consciencia que recorre todas las sociedades de la historia del ser humano.

 

ENTREVISTA

Juan, en tu "Manual de filosofía portátil" (Ed. Atalanta) nos hablas de una historia de la filosofía contada de una forma bastante particular, y cómo los libros peculiares nacen de personas peculiares; cuéntanos un poco sobre tus orígenes.

Estudié astrofísica en Madrid. Después me fui un año a la India becado por la asociación de cooperación internacional y fue allí donde aprendí sánscrito. Puede parecer sorprendente, pero estudié física con la idea de dedicarme a las Juan -arnau3humanidades. Una regla no escrita en mi familia me llevó a elegir una carrera que en la época se consideraba potente, y a mí me gustaban mucho las estrellas. Veraneaba en un pueblecito de Teruel que se llama Rubieros de Mora desde donde se ven las estrellas maravillosamente bien. Pero siempre he tenido una relación más cósmica que científica con las estrellas.

 

Pero antes de irte a la India me consta que hay cosas muy interesantes en tu vida que también te marcaron...

Sí. Estudiando en Madrid un compañero me dijo que estaban buscando tripulación para unos barcos y me embarqué de marino dos años. Cruzamos el Atlántico a vela, cruzamos el Mediterráneo...

 

¿Y la India?

Ahora, ahora (risas). Cuando regresé a Madrid, acabé la carrera y me fui a la India sin saber del todo por qué. Mi perfil no era el del hippie o el del que hace yoga y es vegetariano, pero algo me llamaba. Aterricé allí y, entre otras cosas, trabajé de guionista en Calcuta. Lo más importante de esta etapa es que conocí a Oscar Pujol, probablemente, el mejor sanscritista que hay en España. Su filosofía me atrapó y me quedé a estudiar en la universidad de Benarés. Cuando regresé a España conseguí una beca para hacer el doctorado de astrofísica en México, pero estando allí, descubrí un reconocido centro de estudios de Asia y cambié de doctorado por uno de Estudios de la India con especialidad en India antigua y, dentro de esta rama, en filosofía sánscrita. Y allí me quedé cuatro años que, sumados a seis posteriores en Estados Unidos, en la universidad de Michigan, forman mi etapa al otro lado del océano. Cuando regresé a España conseguí una beca Ramón y Cajal en filosofía. En la actualidad estoy en la Universidad Europea impartiendo clases de relaciones internacionales.

 

Tu libro...

Cuando acabo el doctorado de filosofía tengo la necesidad de trabajar a ciertos filósofos occidentales que me interesan. Este libro son diez años de trabajo. Y la forma sistemática de trabajarlo ha sido leyendo la obra de los autores y muy poca literatura secundaria, dedicando luego seis meses, más o menos, a cada filósofo. Escribía pequeños libros de cada uno, de Lévi-Strauss hasta Heráclito.

 

Una de las cosas curiosas de "Manual de filosofía portátil" es el orden, ya que el filósofo más moderno se encuentra al principio y el más antiguo, al final, justo al contrario de lo que se hace normalmente, donde se lleva un orden cronológico. Digamos que nos llevas desde el presente hacia atrás en el tiempo del pensamiento filosófico.

La idea básica es que la filosofía fue muy importante en la antigüedad y ha ido perdiendo importancia, tanta que a día de hoy se ha extinguido de lo cotidiano en el mundo occidental. La consciencia, que es de lo que trato en el libro, permeaba todas las cosas en el mundo antiguo. Ahora, es un epifenómeno del cerebro, es decir, una especie de emanación de una serie de interacciones materiales, neuronales, celulares... La consciencia ha pasado de estar en todas las cosas a estar encerrada en nuestros cráneos. La filosofía ha ido a menos, y con ella la consciencia, que ha quedado confinada en un espacio mínimo.

Planteado esto, es muy importante para mí la idea de que la filosofía es algo que ocurre en la vida, es algo para la vida. La filosofía es algo que nos ayuda a vivir, en ese caso, vamos a empezar por la filosofía de nuestro tiempo, por las ideas más recientes que serán las que mejor se comprendan, para luego seguir el hilo del tiempo, y ese es el motivo de empezar el libro en una cronología inversa. El salto mortal que hacen los profesores al empezar con Heráclito me parece un disparate, ese es un mundo muy alejado de la realidad que viven los alumnos.

 

Empiezas con Lévi-Strauss, uno de los intelectuales más influyentes del siglo XX

Soy un gran admirador de Lévi-Strauss. Estudia filosofía en París y se da cuenta de que allí la filosofía se ha vuelto algo técnico, dialéctico... sin alma. Y es cuando ejecuta el gesto fundacional de este manual de filosofía portátil. Se dice, bueno, aquí ya no hay nada que rascar. Si esto se trata de ser el más listo, el más ágil, el más rápido en desenfundar el argumento, yo me bajo de este barco. Se fue a Brasil y estuvo con los indígenas, entre otras cosas. Marcó una época en el mundo de la antropología moderna.

 

 ¿Por qué estos filósofos y no otros?

El libro es una declaración de principios, aunque no se presenta como tal. La consciencia no es epifenómeno de la materia, no vivimos en un mundo mecánico, sino que la vida es un cultivo de valor. Y todos los filósofos presentes en el libro han colocado la consciencia como tema central en sus obras o en parte de ellas.

 

¿La filosofía cabe en todos los ámbitos de la vida?

Por supuesto. La filosofía tiene que ocuparse de las emociones, por ejemplo. No solo de la metafísica, las matemáticas, la política, la analítica o la lógica. Lo que ocurre es que la filosofía dominante hoy es existencialista, la filosofía del yo. Borges decía que estas formas de pensamiento alargan la vanidad.

 

¿Para qué puede servirnos la filosofía en nuestra vida diaria?

En primer lugar, te diría que es mejor para la vida vivir en un mundo con sentido que sin sentido. La segunda virtud de esta materia es que nos enseña a nutrirnos de las circunstancias de la vida, sean favorables o desfavorables, éxitos o calamidades. Y esto entronca muy bien con uno de mis mantras, la filosofía en la vida. Ten en cuenta una cosa, siempre Portada Manual De Filosofia Portatil2se empieza a filosofar desde una determinada circunstancia, y esta es siempre una circunstancia vital. La filosofía nos debería enseñar a nutrirnos de todo lo que nos sucede en la vida. Hay una frase del Einstein filósofo que me gusta mucho: Siento que nada puede ocurrirme, porque todo lo que me ocurra podré aprovecharlo. Y ese es el instinto filosófico que trata de rescatar el libro.

 

Con este libro has hecho una historia de la filosofía de la consciencia portátil. ¿Ese era uno de tus objetivos?

Claro. La filosofía tiene que iluminar el camino cuando es de noche, no podemos pedirle que nos enseñe todo el camino, con treinta metros de luz nos basta. Podemos andar por el camino. No vemos el fondo, el final, eso ya entra dentro de aspectos religiosos. Pero podemos caminar. Y la manera de recorrer el camino de la vida es empezar ahora, aquí.

 

Da la impresión, cuando lees el libro, de que hay un hilo que recorre a todos los filósofos, como un nexo que une sus ideas en el tiempo.

Hay una frase que me gusta mucho que dice "Cada autor crea a sus predecesores". Hay un índice de términos en el libro que está muy bien hecho y que hace de tela de araña, relacionando a los filósofos con otros filósofos de todas las épocas. En él podemos encontrar muchas conexiones, en ocasiones sorprendentes. También recorre el libro un personaje observador al que he llamado el filosofo portátil. Él es el que va comentando las diferentes filosofías, unas veces con comentarios elogiosos, y otras no tanto.

 

 

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