Anika entre libros

Entrevista a José María Tamparillas por "Carne de mi carne"

"Me atrae el comportamiento de los seres humanos cuando se acercan a una incierta frontera oscura, cuando juguetean sobre ella, la evitan, la traspasan o quedan atrapados por ella"

Firma: Fernando Martínez Gimeno / Foto: autor / Enero 2012

 

Hace unas fechas os acercaba la que era mi impresión de los relatos que José María Tamparillas había reunido a modo de carta de presentación para dar un nuevo paso dentro de su carrera literaria y que llevaba por título, Carne de mi carne, en la que además hice mis pinitos como autor del prólogo. Así pues, con estas preguntas me gustaría que llegarais a interesaros por él y por sus escritos y a ver si en cierta forma os pica la curiosidad que me picó a mí el día que lo conocí.

 

ENTREVISTA

 

Lo primero de todo y a modo de presentación ¿quién es o de dónde viene José María Tamparillas, literariamente hablando?

En JM convergen muchos caminos. Siempre fui un lector compulsivo, al menos cuando tenía el tiempo suficiente para poder hacerlo. Nunca hubo una senda trazada de antemano. Lo cierto es que tuve la mala suerte, o la buena, según se vea, de no encontrar un guía, un maestro que me indicase dónde o cómo mirar. En ese sentido siempre he sido un diletante, un autodidacta que se dejaba guiar por la intuición y la oportunidad. Lo mismo sucede en lo que a la escritura se refiere. No poseo referentes claros; quizá alguien más experto que yo en eso que llaman exégesis literaria pudiera decirme: mira, chico, tu manera de describir los ambientes viene de fulanito; tu manera de elaborar los diálogos, de menganito; cómo abordas los argumentos…, el estilo, de zutanito… sé que la forma de elaborar los diálogos sí tiene una herencia directa de la novela negra hard boiled y algo de Hemingway, al menos en la intención, que no en la consecución; pero poco más te podría decir. Escribo, cómo decirlo, con las tripas, no con el cerebro, nunca he sido capaz de sentarme y decir: quiero hacerlo como tal, o parecido a tal. Cada historia me llama y coge de ahí dentro, de mis sesos, su particular esencia, su forma de mostrarse y crecer.

 

¿Cuáles son esos autores o libros que tienes señalados como imprescindibles según tus gustos lectores?

Serían incontables. Una vez me puse a jugar a ese juego de: ¿Qué te llevarías a una isla desierta…? Y la isla se me quedaba pequeña, chico. Mejor naufragar en una buena biblioteca. Bueno, sin bromas… es difícil señalar imprescindibles. Uno nunca es objetivo y señala aquello que le ha marcado, sea o no sea candidato a la excelencia literaria. Así que enumeraré diez entradas que yo recomendaría a primera memoria

1. El largo adiós - Raymond Chandler

2. Cosecha roja - Dashielll Hammet

3. Don Juan - Gonzalo Torrente Ballester

4. Los gozos y las sombras - Gonzalo Torrente Ballester

5. El manuscrito de Egipto - Leonardo Sciascia (Autor poco conocido y al que merece la pena acercarse a través de cualquier obra)

6. Cannery Row / Dulce jueves - John Steinbeck (realmente también de Steinbeck, cualquiera)

7. Relatos completos - Hemingway

8. Fantasmas - Peter Straub

9. Tratado de Historia de las Religiones - Mircea Eliade

10. El libro del desasosiego - Pessoa.

 

Lo que sí es curioso es que conociendo tu faceta de degustador de la novela negra, tus textos, en su inmensa mayoría, se encaminan al terror.

Es una pregunta que yo mismo me hago a menudo. Una pregunta a la que no encuentro una respuesta clara que dar: ¿Por qué terror? Ya no sólo frente a novela negra, sino frente a tantos otros géneros y subgéneros que me han llamado la atención y que me apasionan. Supongo que si fuera a un loquero, diría que todo no es más que una compensación, una manera de librarme de mis fantasmas de chico miedoso, muy miedoso, cuando era crío…, hasta me escondía debajo de la mesa cuando Dath Vader aparecía en televisión. Siendo un poco más en serio. Supongo que me atrae el comportamiento de los seres humanos cuando se acercan a una incierta frontera oscura, cuando juguetean sobre ella, la evitan, la traspasan o quedan atrapados por ella. No soy un crédulo, ni supersticioso, ni nada de eso. Pero encuentro fascinante la manera de ser y actuar de las estructuras y arquetipos creados, por la humanidad a partir de ciertos aspectos de su propia esencia racional e irracional: el mal, lo numinoso, lo diabólico, lo trascendente más oscuro e impenetrable.

 

¿Tienes intención, en algún momento de escribir una novela negra?

En ello estoy, de los varios proyectos que tengo empezados y en marcha ahora mismo, un par tiene el sello innegable del género negro; eso sí, entintados con unas pocas gotas de terror, de ese referente sobrenatural del que a veces no puedo escapar, que sale de forma espontánea de la madriguera y salpimenta la narración. Así como el terror entre de lleno en las cloacas del universo en general; el género negro, saja con precisión de bisturí las entrañas podridas del género humano en concreto: en lo social, en lo cultural, en lo político.

 

Entremos ya con el proceso de producción de Carne de mi carne, ¿cómo o cuándo surgió la idea de aventurarte a publicar en solitario?

Supongo que es el proceso natural de las cosas. Un escritorcillo comienza metiendo la cabeza en diferentes proyectos editoriales o amateurs, en colaboración, como una parte más de un todo, escondido, ansioso. Dicho autor va puliendo estilo, dejando de cometer muchos errores, para cometer otros, menos y no tan perceptibles…, y al final se encuentra con que ha de dar el primer paso en solitario porque cree que ha llegado a un punto en el que no va a defraudar en demasía a quien le lea. Yo me di cuenta de que tenía muy buen material a mi alcance. Un grupo compacto de buenos relatos largos, inéditos y no, que podrían atraer a la gente porque se salían de la línea trillada que en la actualidad está siguiendo el terror -zombies, vampiros metrosexuales, reediciones de los clásicos-, historias originales que merecía la pena poner en una separata. Tenía la suerte de conocer a alguno de los componentes de la editorial Saco de Huesos, les propuse el proyecto, les envié el material, y de inmediato me transmitieron su entusiasmo. Es a ellos a quien debo dar las gracias de verdad por haber confiado casi a ciegas en mí.

 

¿Podrías dar algunos detalles sobre cada uno de los seis relatos que componen la recopilación y por qué precisamente estos?

Creo sinceramente que los relatos que conforman la antología son de lo mejor de mi creación, dentro de un formato medio y largo (exceptuándole tamaño del último, que es un caso especial). Y digo largo, porque una de las cuestiones que muchos lectores suelen exponer como problemáticas a la hora de acercarse a una antología, es la de que muchos relatos muy cortos hacen la lectura demasiado entrecortada, no hay tiempo para una fijación argumental y el cambio de registro de un lado a otro es molesto. No había que superar la cifra de la media docena… y había que convocarlos con un mínimo de coherencia de grupo. Esto último no fue problema. Como los fantasmas particulares que revolotean y acosan a carnedemicarne-portadatodo hijo de vecino, mi creación, en este género, se mueve y focaliza entorno a un mismo eje, ese del que se habla en la contraportada y en tu estupendo prólogo: el Mal.

El primer cuento: "Bendición" es un homenaje a Lovecraft. No quería crear un relato lovecraftiano al más puro estilo del autor de Providence, sino un cuento que bebiera tangencialmente de sus ideas, de sus obsesiones: y que mayor obsesión sino la del mar, lo maligno y primordial que esconde y la relación que se establece entre los hombres y ese elemento primordial, también presente en ellos, en su esencia más crédula y supersticiosa.

Sigue a éste "Carne de mi carne, sangre de mi sangre", que da título a la antología. Como en otras muchas ocasiones, uno le encuentra cierto significado a posteriori. Quizá nace este cuento de la vieja lectura de Fausto, no develaré más; unido ello a una obsesión por acercar el mal a los objetos, situaciones y estructuras más consolidadas, más cercanas y por ello, susceptibles de causar mayor angustia cuando su comportamiento, su definición se ve alterada y pervertida. En este caso me centro en la familia. El núcleo familiar es origen y depositario de dos fórmulas de terror, una pedestre, íntima, del día a día, basada en la rutina, el silencio y aquello que llevan aparejados; y otra más oscura y siniestra, ligada a lo sobrenatural.

Junto a estos dos, "Mientras llueve en la ciudad", el tercero, se compone el conjunto de los relatos inéditos. Como en el anterior, el mal se filtra y penetra dentro de un elemento muy común, el agua, un mecanismo simple, omnipresente. Quería experimentar con un conjunto de personajes, independientes entre sí, pero que se ven conectados, reunidos en la narración, por un, llamémosle, poder superior que juega con ellos sin compasión, sin más objeto que el de la aniquilación. Quizá sea de todos, aquel en el que la abstracción del mal como algo preexistente, no humano, es más evidente.

"Mako" fue publicado en la extinta y maravillosa revista/fanzine "Miasma". En él, el mal vuelve a tener como objetivo la familia, peor en este caso, a diferencia de Carne de mi carne, quería que éste estuviera ahí desde el principio, que no fuera una baza de la jugada final. El mal se corporeiza en el padre, en su despótico dominio, luego en un perro, el mal como algo que surge del humano, y que crea nexo instintivo con lo animal y que al final, cuando la destrucción parece ser la expiación, la redención y solución, reaparece termina ligado con lo sobrenatural: eterno, indestructible.

"La vieja, muy vieja Betty" es una de mis creaciones favoritas. Apareció en el Especial Sitges de la revista Historias asombrosas. Les tengo querencia a los personajes pintorescos, ciertamente costumbristas, anclados en la bohemia y la farándula, dan juego y diversión. Con Betty pretendía dibujar ese personaje atrayente al que uno acaba amando a sabiendas del fondo de maldad que flota en ella, a pesar de ser espectadores y cómplices de cómo actúa. Casi diría que buscaba una redención, una suerte de aviesa comprensión e identificación empática del lector con ella, con su vida, con sus motivaciones y movimientos.

Y por último el más crudo de todos. "La necesidad del dolor"; una exploración que tiene mucho que pagar a Clive Barker y a su acercamiento desnudo a las más bajas pasiones y deseos humanos. Quise crear una narración sin concesiones, dura, enraizada en aquello que más enternece y humaniza al, valga la redundancia, ser humano: la maternidad. La dualidad amor y dolor, deseo e instinto, llevadas al extremo. Este relato apareció publicado en el especial Nocte de la revista "Sable", y en su momento casi me vale el divorcio…, Marimar, mi mujer no dejaba de mirarme con cara de espanto, tras leerlo, preguntándose si ella se había casado con el enfermo que lo había escrito.

 

Leyendo los relatos, la contraportada y demás información que me proporcionaste, tuve muy claro a qué tenía que hacer referencia, ineludiblemente, a la hora de afrontar la temática de la antología en el prólogo, ¿por qué el Mal? ¿Y por qué precisamente un Mal más terrenal, alejado de los "monstruos" del género?

Cualquier escritor tiene sus filias y sus fobias. Una de mis filias -literaria y creativa, claro- ha sido y será siempre la existencia de un Mal que va más allá de una simple medida ética relativa dentro de una moral establecida. La medida del mal humano es algo que uno no puede dejar de ver en todas partes. Es escalofriante, devastadora, pero a la hora de crear, ese tipo de mal, en minúsculas, es el que menos me interesa. Hurgo en esa otra concepción, más sobrenatural, por no llamarla religiosa o mítica, quizá desligada de la medida humana. Es como si tuviera una existencia propia, ajena al ser humano, anclada en el tiempo, y con ello unos objetivos e intenciones que no somos capaces de ver, predecir o simplemente estudiar en todo su conjunto. Es por eso que ese Mal, nos encuentra siempre desprevenidos, indefensos: aparece a través de lo que menos esperas, de lo más común, inocente, anodino…, nos ningunea y destruye con exasperante facilidad.

Y respecto a ese distanciamiento de los "monstruos" del género…, aquí se trata de las fobias de las que antes he hablado. Siento la necesidad de bordear los tópicos del género, cuando no de alejarme. Aunque eso no quiere decir que en el fondo, y en algunos casos, en la forma, sí tenga una especial querencia por ciertos mecanismos universales: pienso en los fantasmas, en los espectros, que quizá sean de las pocas formas canónicas que no detesto utilizar. Una de las querencias que tengo a la hora de escribir, es la de que los lectores sientan sorpresa, vean ante sus ojos algo nuevo, o al menos algo viejo tratado de forma original.

 

¿Cómo afrontas la idea que te surge para cualquiera de los relatos? ¿Mapa / Brújula?

Los relatos, mis obras en general, surgen de las tripas, de un destello inicial que dispara la historia; suele ser una frase, una imagen mental en la que el universo que contiene el relato, la trama, los personajes, el entorno…, todo está comprimido. Hay quien dice que tienes toda la obra metida dentro, pugnando por salir, aunque tú no lo sepas. A veces pienso eso…, a veces pienso que muchos creadores vivimos a expensas de un subconsciente peculiar, de un fondo de armario dinámico e invisible. En realidad, si me lo planteo de forma objetiva, al principio brujuleo: el desencadenador inicia una reacción en cadena veloz, expansiva. Esto sucede hasta que se alcanza una cierta masa crítica, o mejor habría que decir volumen crítico, entonces, igual que en la física de fluidos, se produce un cambio de fase en el flujo… de la turbulencia inicial se pasa a cierta necesidad de orden y estabilidad. Entonces suelo componer un esbozo de mapa con el que navego en el pasado y en el futuro de la creación en ciernes. Pero sin llegar a generar una estructura clara y definida hasta el final…, no me gusta sentirme atosigado, y es demasiado frecuente que, conforme un personaje o una trama crecen, su propia evolución abra puertas nuevas os resitúe algunas viejas.

 

Sé que será una pregunta difícil, pero, si tuvieses que definir la clase de terror que escribes, ¿cómo te describirías?

No me gustan las etiquetas ni las definiciones. Quizá sea un reflejo adquirido de cuando estudiaba física y en muchas disciplinas veía que los estados "puros" y canónicos eran los menos comunes, y que le realidad se componía de infinitas mezclas de dichos estados. Me cuesta etiquetarme. Sé que tiendo hacia un terror sobrenatural, pero sin abandonar ciertas notas de lo que se ha venido en llamar "psicológico"… y me siento tentado a veces a explorar en pequeñas dosis ese otro más visceral y violento. Quizá sea porque siento que cada obra tiene su universo propio, su lenguaje, modos y formas. Cada nueva obra es un ser diferente a los anteriores, con sus necesidades.

 

A través de las charlas que mantenemos, también conozco tu apetencia hacia las casas encantadas, cuyo conocimiento literario demostraste hablando en el Liter de 2010 a raíz de La casa infernal de Richard Matheson. Ya no digo un relato, que seguro los tienes del tema, ¿pero qué te atrae de estas casas y si no te apetece embarcarte en tu propia versión? La anterior pregunta viene un poco a colación con tu estupenda forma de describir y crear ambientes, porque entiendo que estas casas encantadas, serían un escenario ideal.

El mal condensado, focalizado en aquello que se hace más natural para nosotros: nuestro propio hogar, el lugar que ha de ser el más seguro del mundo, a veces se convierte en una puerta al Mal, en una conexión o caja de resonancia. ¿No abre un sin número de posibilidades? No te negaré que siempre me ha fascinado ese trasunto sobrenatural que ahora está de nuevo de moda; fascinación no por el hecho en sí, sino por la forma de convivir que tiene el ser humano con esa parte de sí mismo, la que intenta convencerle de que quizá haya algo más de lo que la ciencia nos muestra: trascendencia, espiritualidad, magia, religión…, en el fondo soy un descreído, un escéptico recalcitrante, pero no dejo de investigar -y sorprenderme, a veces aterrorizarme- de las maneras en las que el hombre común aborda y se deja abordar por esas cosas.

¿Ambientes? Sí, todos quienes me leen coinciden en eso (Aunque donde disfruto y creo que doy el máximo es en los diálogos, sobre todo en mis últimas obras). Me gusta usar esta táctica; lo veo así: de la misma forma que un personaje concreto tiene o puede tener su propia personalidad su idiosincrasia, su talante…, un recipiente conceptual, emocional, moral; la trama ha de tener el suyo propio y yo considero que ese es el papel fundamental del ambiente: es el ropaje que particulariza la trama, que la saca de su anonimato y la dota de un cuerpo propio sujeto a evolución.

 

¿Cuál es tu rutina a la hora de escribir un relato o una novela? ¿O escribes siempre que la ocasión es propicia?

No tengo obsesiones. Más bien limitaciones de tiempo. La literatura es una actividad paralela, pero con poco espacio para expansionarse. Escribo cuando puedo, cuando tengo tiempo y la pereza, esa gran enemiga mía, me lo permite.

Te diré que me es más sencillo "engancharme" a una novela que a una relato. El relato suele ser algo inmediato que requiere de una inspiración, un entorno físico y mental adecuado para hacer que todo lo que hay que contar ocupe ese mínimo espacio de una forma especial. Con una novela la cosa es más calma, no hay agobios ni la necesidad implícita del chispazo creativo, casi se puede decir que se va desarrollando ella sola, sin apenas ayuda, mientras que el cuento requiere estar muy encima, muy concentrado y con las ideas muy claras.

 

¿Cómo ves actualmente el género del fantástico dentro de nuestras fronteras?

Sinceramente… Apenas lo sigo sino es en el círculo dedicado al terror, y más bien a los autores que en algún momento he conocido a través de esa inmersión. Así que te diré que no sé cómo lo veo. SF y fantasía apenas me interesan. Tuve mi momento y se me pasó como unas fiebres cuartanas… es decir, que es posible que me sobrevengan de nuevo cualquier día. Respecto al terror, veo mucho movimiento de fondo, pero sin llegar a cuajar en el gran público. Hay una serie de autores en la sombra con una capacidad literaria y creativa notable, yo diría que lo mejor que nunca hemos tenido en España por su calidad y variedad; cada uno con propuestas muy personales y de calidad, repito: Jasso, Biurrun, Bueso, Marc R. Soto. Joe Álamo, Vilar Bou, David Mateo, Eximeno…, me dejo en el tintero a unos cuantos. Y digo de fondo porque la verdad es que cuando me meto en las librerías, hurgo en los foros, en la red, en los periódicos…, me encuentro dos cosas, tres a lo sumo que lo engullen todo: Zombies, Literatura clásica de terror y literatura por y para el universo Gótico -caso aparte del romántico sobrenatural, claro. Y el problema no es encontrarse eso, es la sensación de que son guettos, que esa gente que le eso no tiene la menor de las ganas de salir de su minúsculo universo.

Yo siempre he concebido la literatura, como lector, como la posibilidad infinita, como el campo de acción más grande con el que un alma curiosa puede encontrase… pero dentro de este género, como supongo que dentro de otros, parece que la tendencia es el enroque, la falta de riesgo, el amiguismo y el peloteo más vergonzante. Esa falta de sentido crítico hace que la mediocre ocupe un espacio en la comunicación que le es negado a lo realmente bueno, que existe y en abundancia. Por supuesto, a eso hemos de unirle la incapacidad de convencer al mundo editorial de que el terror puede ser un género con su toque comercial -calidad ya la hay, más de la que podría parecer-, pero no el convencimiento que desbanque a los tópicos.

 

Has hablado con anterioridad de una serie de proyectos en los que andas en estos momentos, ¿algún dato más concreto?

Además de esperar respuesta de un par de editoriales con trabajos enviados, ando a vueltas con la confección de una novela larga y un par de novelas cortas. Me he dado cuenta de que soy multitarea. La larga se trata de una obra a la que podríamos etiquetar de negra con leves pinceladas sobrenaturales. Está ambientada, cosa extraña en mí, que me gusta moverme en España o en sus trasuntos metafóricos, en una ciudad sin nombre, quizá melliza putativa del Nueva York antes de la Gran Depresión. Las otras dos ahondan y amplían viejas historias, viejos personajes propios que ya han aparecido en otras creaciones; es como si el cuerpo me pidiera un retorno a un par de universos atrayentes o como si esos universos me reclamaran más espacio, una oportunidad de crecer dado su potencial. Y sí, ambas, una más que otra, el terror sigue ahí, bien presente.

 

Así mismo, dentro de tu biografía, apareces como miembro fundador de Nocte, ¿qué es Nocte y que te aporta estar dentro de ella?

La función de Nocte es sencilla, promover la literatura de terror, de calidad, subrayar esto con fluorescente, española. Es una asociación todavía muy joven, con la espalda cargada de ilusiones y proyectos, pero con las típicas falencias de estos proyectos emergentes; falencias que, poco a poco se van solucionando. Todavía tiene mucho espacio que ocupar, pero ya ha comenzado a darse a conocer en ciertos ámbitos muy concretos: Convenciones de género fantástico, publicaciones, actos independientes…, colaboraciones con otras asociaciones.

¿La mejor aportación? El haber podio conocer, tutearme y seguir en contacto con gente increíble, con creadores que admiro, intercambiando ideas, discutiendo airada pero respetuosamente de lo divino y lo humano… del terror.

 

Hasta aquí un pequeño esbozo de lo que José María tiene dentro de su cabeza y personalidad y que no es sino un avance de lo mucho que puede ofrecer al lector y que espero os ayude a conocerle a través de las respuestas. Muchas gracias por tu tiempo, amigo.

 

ver + José María Tamparillas

 

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