Anika entre libros

Entrevista a José Manuel Sánchez del Águila por "Ropa vieja"

"No es cierto que se escriba para sí mismo, se escribe para los demás, para que un solo lector -con uno basta- encuentre algo de su vida en lo que fabulas."

Firma: Anika Lillo / Fotos: autor / Enero 2005

 

José Manuel Sánchez del Águila es abogado de profesión y vocación, el estilo de su literatura es el resultado de "Ropa Vieja", un libro a recomendar.

 

ENTREVISTA

 

"Ropa vieja" no fue el primero título de la novela. Cuéntanos el proceso de la elección del título definitivo.

Como quiera que el material era de muy diversa procedencia y se trataba de relatos, prosas y crónicas que se habían ido quedando aislados desastrosamente por el camino, pensé en titularlo, no sin ironía, Cajón de desastres. Posteriormente, a propuesta de mi mujer, surgió el definitivo título: "Ropa vieja", que definía como ningún otro el variopinto contenido del texto, pues la obra no deja de ser eso, un plato literario hecho de varios guisos y con distintos condimentos.

 

Pero eso no es todo, una vez vas al registro de la propiedad intelectual te enteras de que el título "Ropa vieja" ya estaba usado por un escritor peruano. ¿Cómo acabó la historia?

Sí, una vez que el libro salió del horno, y estando mi editor de vacaciones, me llamó por teléfono para que me cerciorara si, efectivamente, "Ropa vieja" tenía asignado el correspondiente ISBN (ya se sabe, el carnet de identidad del libro). Al entrar en la página web de la Biblioteca Nacional me sorprendió la existencia de una obra de igual título escrita por el escritor limeño Ricardo Palma, fechada en 1889. Esto sería en el mes de agosto. El hecho en sí no suscitaba problemas legales puesto que los títulos de las obras no gozan de protección de propiedad intelectual pero debo de confesar que aquel descubrimiento me produjo una agradable sorpresa y me resultó francamente misterioso compartir el mismo título de un libro con un autor lejano en el tiempo y en el espacio.

Cuando este casual descubrimiento no podía sospechar que el destino muy pronto me acabaría uniendo de algún modo con aquel para mí aún desconocido Ricardo jmsaPalma. En septiembre me propusieron impartir una ponencia profesional en un congreso que se iba a celebrar precisamente en Lima, en la primera semana de octubre. El caso es que mi llegada coincidió con los actos conmemorativos del 75 aniversario del fallecimiento de este escritor limeño, tan venerado en aquel país. A través de casuales e inesperados contactos, estuve presente en todos esos actos, en los que ya se me comenzaba a llamar "el español que escribió la otra Ropa vieja" y, finalmente, un ejemplar de mi "Ropa vieja" quedó, como curiosidad, en una vitrina de la Casa-museo de Ricardo Palma a petición expresa de su director Guillermo Wendell.

Por supuesto que en mi maleta, regresó conmigo hacia España un ejemplar de la "Ropa vieja" de Palma.

 

El libro es un compendio de relatos, según la contraportada, situados en el Barrio de los Remedios, algo que no se sabe sólo por leer el libro. ¿Qué tiene el Barrio de los Remedios para este sevillano?

No es exactamente así. Hay relatos de varios cortes, desde el convencional hasta el que llega a ser crónica fabulada o realidad ficcionalizada, como quiera llamársele. Lo que sí es cierto es que en el libro hay tramos de mucha nostalgia, regreso a la infancia, y allí aparece inevitablemente, como Arcadia perdida, el barrio de Los Remedios de Sevilla, un barrio contradictorio y por eso mismo escenario que ni pintado para una obra literaria, con una vida intensa que alterna desde una burguesía de elevado poder económico hasta una mesocracia desclasada, incluyendo zonas francamente proletarias. Pero es un barrio que ha sabido coger su propia impronta (con sus escritores, poetas, pintores y autores musicales) y convertirse así en un microcosmos dentro de Sevilla que a veces parece mirar con altanería a la ciudad presumida, desde la otra orilla del río.

Los Remedios es un escenario insoslayable en mi mundo literario, como, salvando las distancias, podría serlo el limeño barrio de Miraflores para Vargas Llosa, Rybeiro o Bryce Echenique. Por cierto que en ese viaje a Lima del que te hablé tuve la fortuna de recorrer, de la mano de la cuñada del fallecido Julio Ramón Rybeiro, algunos de los escenarios en el que éste situaba sus bellísimos cuentos.

 

Algunos de los relatos ya han sido publicados en algunos diarios, otros son inéditos ¿cómo fue la selección?

Fue cosa del editor, aunque es cierto que siempre solicitaba mi parecer. Alguno quiso dejar fuera pero gracias a este buen entendimiento fue indultado finalmente, y salió a la luz una de las crónicas que aparecen en el libro: Los que se fueron, con el que quería rendir homenaje a mis colegas de toga ya fallecidos y de los que tanto aprendí.

 

La editorial que acogió tu libro fue El Desembarco, confiésanos ¿lo llevaste a alguna otra editorial o fue la única a la que enviaste tu manuscrito? (porque desde aquí quiero felicitar a la editorial por la decisión de su publicación)

Fue la única a la que llevé el original. Conocía esta nueva y aventurera editorial, de una originalidad llamativa y que deliberadamente huye de lo convencional y apuesta por otras cosas. Por otro lado, el editor, que ya conocía mi obra anterior, me había solicitado una novela de un determinado perfil que no acababa de diseñar (ahora estoy aplicándome en ello) por lo que finalmente se decidió por publicar estos relatos.

Y sí, debe de felicitarse esta iniciativa editorial y no exactamente por decidirse a publicar mi Ropa vieja, sino por apostar por libros distintos, personales, falibles. Como decía el editor recientemente en una entrevista para el diario El Mundo él publica para "la inmensa minoría". Decía Francisco Aranguren en esa entrevista: "Para mí prima el juicio literario sobre el contenido. Mi público busca en el libro algo más que un entretenimiento. Creo que no vamos a estar en esos circuitos". Se trata de un bellísimo proyecto, un desembarco en el mundo de las letras que esperemos llegue con fortuna a esa concurrida y a veces corrompida playa.

 

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Vamos a los relatos. En los primeros vemos cierta relación entre los personajes, nombres que se repiten como Verónica y Román, y en cambio son distintos cuentos… Personalmente me gustó mucho la idea ¿en este caso los habías escrito en distintas fechas, fueron ideas para un libro que se quedó en relato…? Cuéntame.

Efectivamente, se trató de un juego literario con el que me divertí muchísimo. Román Saravia nace en el cuento "Carbones..." y aunque aparentemente pueda parecer un relato erótico (es cierto que el erotismo impregna sus páginas) en realidad es la historia de un hombre común, un hombre vulgar, un perdedor de nuestros tiempos. Posteriormente surgen nuevos relatos en los que reaparece el prototipo y voy cubriendo el personaje con aquel pobre Román Saravia, que, sin perder su identidad, aparecerá en distintas situaciones y va desentrañando al lector misterios que pudieran haber quedado sin resolver en anteriores relatos.

Efectivamente, y como dices, del engarce de todas las historias y un colofón, si acaso, podía haber resultado una novela.

 

Me he fijado -como observadora que soy- que tienes cierto fetichismo con las piernas femeninas :) … las nombras mucho.

Ja, ja, ja, ja. En eso los lectores sois unánimes y pocos con los que he hablado del libro han dejado de lado ese detalle. Yo creo que un escritor tiene derecho a sus caprichos y para mí uno de ellos ha sido poder demorarme, deleitarme en la descripción de una de las piezas de la anatomía de la mujer de mayor belleza. Otra cosa es que haya conseguido transmitir una sugestiva imagen al lector. Lo cierto es que soy feliz cuando consigo encontrar un adjetivo afortunado para tan bello sustantivo. Pero sí, unas bellas piernas de mujer son inigualables, el mejor regalo para la vista... ja, ja, ja.

 

De los relatos hay uno especialmente en el que hablas incluso del IRC aunque casi de largo porque finalmente desvías el tema. ¿Era inevitable hablar del chat? :)

Sí, escribimos sobre lo que vemos, nos cuentan, vivimos; en definitiva intentamos transformar la realidad a partir de ella misma. El chat es una realidad -para mí aún misteriosa- y como tal digna de pasar a la literatura. Sobre ese mundo hace tiempo que tengo un proyecto narrativo que, hoy por hoy, me asusta acometer, quizá por esto esa pequeña pero demoledora aproximación en ese relato que dices; por otro lado, yo creo que tan cierto.

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He notado que tratas con cierta nostalgia unos cuantos de los relatos, hablando de la infancia ¿estabas recordando momentos propios?

Sí, por supuesto y aunque, el escritor, como mentiroso que es, tiende a deformar los hechos y edulcorar la realidad, si regresas a la infancia para contar algo -que no te tiene que haber pasado necesariamente a ti- te viene de golpe tu infancia misma y a partir de allí relatas, aunque lo que vayas a narrar sea pura fábula, o al menos en buena parte. Es la realidad ficcionalizada a la que me refería antes.

 

De entre todos los relatos hay uno muy especial, "El manuscrito del contenedor", un relato, además, premiado. He visto mucho humor camuflado en ese relato…

En ese relato me costó mucho ponerme en la piel de los dos protagonistas porque el humor que se destila en él es sumamente ácido y corrosivo. El que emborronaba con furia manuscritos ajenos existe realmente y a él le dedico el relato aunque transmute su nombre. Ese cuento tiene una curiosa anécdota y es que existen dos versiones: en cada versión se alteran las ideas políticas de los dos protagonistas. Fue presentado deliberadamente a dos premios de ayuntamientos con tal de que las ideas políticas del pobre viejo profesor fueran exactamente las contrarias de las del partido del equipo de gobierno del ayuntamiento convocante. Se trataba de un reto. En uno no hubo suerte. En el otro caso sí, lo que dice mucho de la independencia del Jurado de ese premio.

 

Otro de los que especialmente me han gustado es "Nuestro cantautor", en vez de hablar de mis favoritos ¿por cuál tienes tú especial predilección?

Pues muchos lectores me han ido inclinando por un relato que en realidad ellos han descubierto y al que inicialmente no le di demasiada importancia: "Lágrimas por san Lorenzo". Literariamente, para mi gusto el que más consigue el efecto de asombro en el lector es... A cierta edad.

Por cierto, esta publicación hizo que alguien comenzase a indagar sobre "nuestro cantautor" y diera con él. Y parece ser que muchos de aquellos adolescentes corifeos del artista tenían razón: "... se había marchado de aquel barrio burgués del que renegaba para encontrar, en otros territorios y con otra gente, ese éxito abrumador que nosotros, a pesar de nuestro entusiasmo, no pudimos ofrecerle".

 

Dime una cosa ¿por qué son tan cortos los relatos? Algunos saben a poco…

Hay relatos que rayan en el microrrelato y quizá pretendan eso: esbozar unas pinceladas, unas líneas, una historia que no hace sino comenzar para permitir que sea el lector el que pueda también dejar volar la imaginación y construir él mismo su propio relato.

 

"Lo importante es que alguien haya cogido algo de lo que quieres transmitir" es una de las cosas que me dijiste. ¿Antepones esta situación a la publicación de un libro?

Por supuesto. Yo soy igual como lector que como escritor. Lo que he leído ha influido en mi vida, en mi percepción de las cosas. La infancia que otros me contaban -desde Azorín a Rybeiro- me ha hecho descubrir mi propia infancia. El amor narrado en la obra de otros me ha permitido formar una imagen exacta del amor. En algunas ocasiones de penuria, de apatía, los libros han venido en mi auxilio y me han liberado, me han dejado algo nuevo que posiblemente necesitara.

Como escritor, mi mayor aspiración es conseguir que algo de lo que escribo llegue a alguien -con un lector solo me basta- lo mismo que muchos autores, de distinta índole, han conseguido hacer conmigo.

 

Leyendo uno de los relatos me di cuenta de que hablabas con propiedad de abogacía… Más tarde me he enterado de que además de escritor eres abogado ¿cuánto hay de ti y de tus experiencias en tus cuentos?

Sí, soy abogado vocacional y mi oficio, en el que tienes que atender tantas desgracias, tantos conflictos personales, es un verdadero vivero de inspiración. Porque como decía el escritor sevillano Manuel Halcón, "Para escribir hay que vivir" y la abogacía te hace vivir intensamente mundos ajenos.

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Y hablando de ti ¿es cierto que no ves la televisión?

Es muy difícil que alguien me encuentre frente a ese artilugio. Quizá algún programa literario, algún programa de cocina -arte que adoro-, pero poco más.

 

¿En qué ocupas tu tiempo libre?

Leo, escribo, "navego", hurgo entre libros de viejo, monto en bicicleta para disfrutar de mi ciudad -aunque hace poco me robaron la que tenía, mala pata-, acudo a tertulias. Hace tiempo que por diversas circunstancias no puedo disfrutar de la naturaleza, del senderismo, de la acampada libre, que son mundos que me siguen entusiasmando.

 

¿Sigues ejerciendo la abogacía?

Sí, por supuesto. Como te dije antes, es un oficio que adoro y que me da numerosas satisfacciones. A diferencia de Radbruch prefiero las "trincheras" del Derecho al Estado Mayor. Además, y no recuerdo al autor de la cita, "el abogado sabe mejor que nadie que la verdad es una mezcla sutil de apariencias" y ese conocimiento es importante a la hora de trastear con la pluma en busca de fábulas.

 

¿Te queda tiempo para escribir? Cuéntanos si hay proyectos cercanos o lejanos.

Siempre hay tiempo para escribir. Además, en esto no hay normas. Puedes hacer una novela corta en tres fines de semana y tardar meses en construir un relato breve. Recuerdo haber escrito un relato durante la mañana de un domingo iluminado.

Ahora estoy documentándome sobre una novela de la que ya sé el título: El llanto del héroe. Es la que hace un año me propuso mi editor. Ya he comenzado los primeros trazos, los primeros perfiles, las primeras fábulas. Confío en que llegue a buen puerto con este Desembarco. Bueno, y otras cosas a lo mejor tristes... Tan temprano, nunca se sabe.

 

José Manuel, muchas gracias por tu tiempo y tu libro, ha sido un placer leerlo y conocerte.

Gracias a ti, Anika, por tu lectura, por tu interés por mi obra y por haber acogido con generosidad mi librito en una página cultural tan prestigiosa.

Y sobre todo, enhorabuena por tu labor de acercar la cultura y las letras a tanta gente.

 

ver + José Manuel Sánchez del Águila

 

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